Por la fe Abraham cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde
recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la
tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos
también de la misma promesa porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de
la cual Dios es arquitecto y constructor.
Génesis 12 narra esta historia de Abraham. El versículo 1 dice: Jehová dijo a Abram:
vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que
te mostraré. No le pidió algo
fácil. Mucha gente ni siquiera se cambia
de trabajo por miedo al cambio, mucho menos de ciudad o país. Dice una canción que la costumbre es más
fuerte que el amor y yo le agregaría que las ganas de mejorar o siquiera de
tener fe para hacer las cosas de manera distinta. Es increíble lo arraigados que podemos estar
a las cosas materiales e incluso interpersonales como la familia o
amistades. No quiere decir que esté mal
tener buena comunión con tus seres queridos.
El problema llega cuando no dejamos que Dios haga de nosotros conforme a
su voluntad. Ponemos trabas y
pretextos. He escuchado testimonios de
pastores que dejaron atrás grandes iglesias y amistades por seguir el camino
que Dios les mostró en otro lado. ¡Por
supuesto que fue difícil! Conforme pasó
el tiempo vieron la mano de Dios haciendo cosas increíbles y confirmando que
habían hecho lo correcto. Me gusta
pensar que todo lo que tenemos Dios lo pone en nuestras manos. Nosotros debemos dejar esas manos abiertas
para que Él decida poner o quitar conforme a su voluntad. Por el contrario, cuando las cerramos, nos
cuesta más trabajo dejar que Él haga cualquier cambio. Ojo, de todas formas lo va a hacer.
Dios no quiere que todos cambiemos de ciudad o país. Lo que sí debes saber es que es necesario
hacer cambios en tu vida. Dejar atrás lo
que tanto estorba en tu comunión con Dios.
En ocasiones, hay personas que queremos mucho pero simplemente nos
alejan de Dios. Tal vez debes dejar de
ir a ciertos lugares. Así como Dios
llamó a Abram y le pidió que dejara todo, hoy Dios te llama y te pide
exactamente lo mismo. Deja todo y
sígueme. Abram salió de su tierra y
no reclamó ni cuestionó al Señor.
Simplemente obedeció. ¡Por eso es
nuestro ejemplo de fe el día de hoy!
Cuando Dios habla, nosotros debemos escuchar e inmediatamente después,
obedecer. Eso es fe. Eso es ser un verdadero hijo de Dios. Alguien que escucha y no hace nada, no puede
sentirse parte con Dios. Tal vez te has
estado engañando pensando que es posible llevar una doble vida. No se puede.
Dios quiere todo tu ser. Quiere
que le entregues tu corazón. Tus
pensamientos. Tus deseos. Tus miedos.
Todo. No tengas miedo ni dejes
que el mundo a tu alrededor frene ese llamado que Dios te hace. Sabes perfectamente cuando Dios te
habla. Esas palabras tocan tu
corazón. Remueven lo que pensabas nunca
podría ser removido. Abren todo lo que
quieres esconder. Simplemente sacuden
todo tu piso. No le des la espalda a
esas palabras. Ten fe y deja que Él se
encargue de dirigir tu vida. Así como
Abram, toma tus cosas y deja de vivir conforme a tu voluntad y comienza a vivir
conforme a Cristo.
Oración
Padre: quiero vivir con mi fe puesta en Ti. Quiero escucharte y obedecerte como lo hizo
Abram. Quiero dejar de dudar y
cuestionar. Te entrego mi vida. Te entrego todo para que pueda vivir conforme
a tu voluntad. Guíame y no permitas que
me aparte de Ti. En el nombre de Cristo
Jesús. Amén
4 comentarios:
Tremenda palabra!! Y muy buena enseñanza! Todo lo tenemos que hacer conforme a la voluntad de Dios. Y si el enemigo se levanta es porque estamos haciendo las cosas como EL señor quiere!! Dios los bendiga
¡Amén!
Gloria a Dios!! Tremenda palabra. Que lindo es cuando el señor te habla. Hay que seguir a Cristo sin mirar atrás
Gloria a Dios!
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