Nosotros
tenemos un altar del cual no tienen derecho a comer los que ofician en el tabernáculo. Porque el sumo sacerdote introduce la sangre
de los animales en el Lugar Santísimo como sacrificio por el pecado, pero los
cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento. Por eso también Jesús, para santificar al
pueblo mediante su propia sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad.
El
pueblo judío tenía el altar donde se adoraba a Jehová en una posición
equivocada y lo utilizan como pretexto para juzgar las personas que estaban
siguiendo las enseñanzas de Cristo. Por
esta razón leemos el pasaje de hoy que nos explica que no tenemos un altar como
el que los judíos tenían. Sin embargo,
sí tenemos un altar especial y único.
Uno donde aquellos que se consideraban los más “santos” en el
tabernáculo, no pueden tener derecho a comer.
Esto puede parecerte sencillo y sin mucha trascendencia pero la realidad
es todo lo contrario. ¡Es un cambio
radical al entendimiento de la religión contra la comunión con Dios! El lugar no tiene nada de especial. El animal sufría afuera para perdón de los
pecados y no adentro. Jesús vino a
revolucionar nuestro entendimiento y fortalecer lo que se anunció antes de su
venida. ¿Sabes? Estoy convencido que muchos que estaban
convirtiéndose a Cristo en esos tiempos, escuchaban sobre la falta de altar y
comenzaban a dudar sobre el cambio que estaban realizando. Pero Dios, que es bueno, les habla, y nos
habla, con estas palabras para poder abrir los ojos y discernir entre lo
religioso y lo espiritual. ¡El
tabernáculo es religioso! Tu comunión
con Dios es espiritual. ¿Lo puedes
entender? Hoy en día caemos en los
mismos errores. Pensamos que estamos
dejando mucho en el mundo por seguir a Cristo.
Pensamos que habrán cosas o actividades que nos harán falta cuando la
realidad es que Dios llena absolutamente toda nuestra vida. ¡Abre los ojos! Dios sabe exactamente lo que necesitas, lo
que trae bendición a tu vida y lo que trae destrucción. ¿Por qué preferir lo que tu cuerpo quiere si
busca todo lo contrario? El altar físico
parecía una pérdida para aquellos que no entendían lo que Cristo
representaba. Era una “falla” dentro del
cristianismo. Pero cuando se escriben
estas palabras y se enseña que nosotros tenemos algo mejor que lo que se tenía
antes podemos entonces darle la dimensión correcta a las cosas. ¿Por qué crees que Pablo nos dice que
aprendió a discernir entre lo que vale y lo que no al confesar que antes
consideraba muchas cosas como buenas y ahora las considera como basura? ¡Porque la religión hace eso! Nos hace pensar que un ritual es
importante. Te confunde pensando que una
costumbre es más poderosa que la oración.
Cristo vino y murió por aquellos que le hemos recibido y reconocido como
Señor y Salvador. Vino a enseñarnos cómo
tener comunión con el Padre y cómo dirigirnos conforme a su voluntad. Vino a liberarnos de la esclavitud al pecado
y del reino de Satanás. Hoy te animo a
que medites en todo aquello que no quieres dejar de hacer (tu ritual o altar) y
que piensas que al dejarlo sería una pérdida en lugar de bendición. Pregúntate si estás confiando en Dios como
debes y le estás obedeciendo como te pide.
Oración
Padre:
perdóname. Quiero dejar todo atrás y
seguirte con mi vida entera. Te pido me
des fuerzas para deshacerme de todo aquello que no te agrada y pueda caminar a
tu lado. Gracias por querer tener
comunión conmigo y mostrarme la diferencia entre la religión y la comunión viva
y eficaz contigo. Toma mi vida
Padre. En el nombre de Jesús. Amén.
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