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4 ago 2015

Salmos 16:5-6

Tú Señor eres mi porción y mi copa; eres Tú quien ha afirmado mi suerte.  Bellos lugares me han tocado en suerte.  ¡Preciosa herencia me ha correspondido!



Siempre podemos tener más de algo material.  Piensa en lo que sea.  Siempre hay una casa más grande, un puesto más alto, un sueldo más grande, un coche más lujoso, en fin, cualquier bien material tiene siempre algo más.  Probablemente estés pensando, ¿y esto qué?  Ya lo sabía.  Bien.  Lo triste resulta que, al saberlo, seguimos queriendo algo más y no valoramos lo que tenemos.  Personalmente, cada noche doy gracias al Señor por la casa que me ha dado.  ¡Y lo agradezco con todo mi corazón!  Sin embargo, hay momentos en los que volteo en otras direcciones y empiezo a pensar que me gustaría tener una más grande.  Ojo, no está mal desear algo.  Lo que está mal es dejar que esos deseos nos hagan perder la perspectiva.  ¿Cuál es la perspectiva?  ¡Que el día de hoy, Dios me ha bendecido con una casa!  Eso merece vivir agradecido y no quejándome por no tener una más grande.  ¿Lo estás entendiendo?  Bien.  Pues ahora vuelve a leer el pasaje y entiende que, cuando habla de mi porción y mi copa, se refiere a el sustento diario y cuando dice mi suerte, no se refiere al azar sino a las circunstancias o situaciones en las que Dios nos ha puesto.  Parafraseando, David dice: después de analizar lo que el Señor me ha dado, concluyo que mi herencia ha sido preciosa.  ¿Qué dices tú?  ¿Vives agradecido o vives pensando que serás feliz cuando pase esto o cuando tengas aquello?  Se honesto.  No sirve de nada que intentes ocultar lo que realmente hay en tu corazón.  Esto es entre Dios y tú.  Medita en tu actitud hacia los bienes materiales.  Reflexiona si eres una persona que agradece constantemente o por el contrario, se queja de lo que no tiene.  Insisto, se honesto.  David estaba pasando por un momento difícil y empieza el salmo pidiendo a Dios por refugio.  Sin embargo, no olvida en ningún instante que Él no solamente nos protege sino también nos provee.  Hagamos lo mismo y vivamos agradecidos sin importar las circunstancias.

Oración

Padre: gracias.  Me has dado mucho más de lo que necesito.  Eres bueno conmigo.  Te pido perdón porque en ocasiones olvido tus bendiciones y me quejo queriendo más.  Hoy quiero vivir agradecido y gozoso reconociendo que Tú provees y proteges.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

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