Tú Señor eres mi porción y
mi copa; eres Tú quien ha afirmado mi suerte.
Bellos lugares me han tocado en suerte.
¡Preciosa herencia me ha correspondido!
Siempre podemos tener más
de algo material. Piensa en lo que
sea. Siempre hay una casa más grande, un
puesto más alto, un sueldo más grande, un coche más lujoso, en fin, cualquier
bien material tiene siempre algo más.
Probablemente estés pensando, ¿y esto qué? Ya lo sabía.
Bien. Lo triste resulta que, al
saberlo, seguimos queriendo algo más y no valoramos lo que tenemos. Personalmente, cada noche doy gracias al
Señor por la casa que me ha dado. ¡Y lo
agradezco con todo mi corazón! Sin
embargo, hay momentos en los que volteo en otras direcciones y empiezo a pensar
que me gustaría tener una más grande.
Ojo, no está mal desear algo. Lo
que está mal es dejar que esos deseos nos hagan perder la perspectiva. ¿Cuál es la perspectiva? ¡Que el día de hoy, Dios me ha bendecido con
una casa! Eso merece vivir agradecido y
no quejándome por no tener una más grande.
¿Lo estás entendiendo? Bien. Pues ahora vuelve a leer el pasaje y entiende
que, cuando habla de mi porción y mi copa, se refiere a el sustento diario y
cuando dice mi suerte, no se refiere al azar sino a las circunstancias o
situaciones en las que Dios nos ha puesto.
Parafraseando, David dice: después de analizar lo que el Señor me ha
dado, concluyo que mi herencia ha sido preciosa. ¿Qué dices tú? ¿Vives agradecido o vives pensando que serás
feliz cuando pase esto o cuando tengas aquello?
Se honesto. No sirve de nada que
intentes ocultar lo que realmente hay en tu corazón. Esto es entre Dios y tú. Medita en tu actitud hacia los bienes
materiales. Reflexiona si eres una
persona que agradece constantemente o por el contrario, se queja de lo que no
tiene. Insisto, se honesto. David estaba pasando por un momento difícil y
empieza el salmo pidiendo a Dios por refugio.
Sin embargo, no olvida en ningún instante que Él no solamente nos protege
sino también nos provee. Hagamos lo
mismo y vivamos agradecidos sin importar las circunstancias.
Oración
Padre: gracias. Me has dado mucho más de lo que
necesito. Eres bueno conmigo. Te pido perdón porque en ocasiones olvido tus
bendiciones y me quejo queriendo más. Hoy
quiero vivir agradecido y gozoso reconociendo que Tú provees y proteges. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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