No dejarás que mi vida
termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
Es más fácil dejarnos
llevar por lo que vemos que por aquello que no vemos. Todos sabemos que no podemos caminar sobre el
agua y necesitamos tener fe en Dios para aceptar que Pedro lo hizo. También sabemos que nadie puede decirle a los
vientos que paren mientras que la biblia nos dice cómo Jesús habló y la
tormenta cesó inmediatamente. Resulta
imposible crear vino a partir de agua o multiplicar panes y peces infinitamente
hasta que miles de personas queden saciadas y queden 12 canastas de comida pero
Jesús lo hizo sin ningún esfuerzo. ¿Por
qué no podemos entenderlo? ¿Por qué nos
cuesta tanto trabajo aceptar al Dios tan Poderoso que tenemos? ¿Por qué seguir cuestionando, dudando y
poniendo pretextos? ¿Qué necesitas que
pase para cambiar? ¿Qué necesita hacer
Dios para realmente abrir tus ojos?
Tristemente hubo mucha gente que presenció los milagros de Cristo y no
quisieron creer. El pueblo de Israel vio
cómo el mar se dividía en dos, cómo una nube los protegía del calor, cómo
aparecía el maná cada mañana, cómo salió agua de las piedras entre otros
milagros y de todas formas pecaron adorando a un becerro de oro. Pedro fue advertido sobre su negación y aún
así lo hizo. ¿A dónde quiero ir con todo
esto? A que el día de hoy se nos
recuerda con este salmo que Dios nos ha dado vida eterna y tiene cuidado de
nosotros. Las circunstancias pueden ser
difíciles y hacernos pensar que no hay esperanza mientras que Jehová nos
recuerda lo contrario. Medita sobre
aquellos momentos en los que las dificultades no te dejaban dormir ni estar
tranquilo. Tal vez hoy te encuentras
así. Es tiempo de preguntarte ¿quién es
tu Dios? Si realmente creemos en Jehová,
en el Dios de la biblia, debemos estar convencidos que Él nos ha hecho sus
hijos, que nos ama, que nos perdona, que nos cuida, que es celoso de nosotros y
no quiere que nos apartemos de Él.
¿Entonces por qué dudar tanto? Es
tu necedad y falta de fe.
Aceptémoslo. Somos nosotros
mismos. Nuestro orgullo. Nuestra carne que dejamos tome control. No sigas por el mismo camino. Dios tiene cuidado de ti. No lo olvides.
Oración
Señor: gracias. Tu palabra trae aliento a mi vida. Trae dirección. Trae esperanza. Gracias por amarme y no apartarte de mi a
pesar de mis pecados. Te pido limpies mi
corazón y guíes mis pasos. Creo en
Ti. Confío en Ti. Toma mi vida Padre. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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