La bondad
y el amor me seguirán todos los días de mi vida y en la casa del Señor habitaré
para siempre.
Como dice
el dicho: si algo tenemos seguro es la muerte.
No hay forma de evitarla ni cambiar la fecha ni la hora. Un instante y todo termina. Y ¿qué sigue?
¿Qué pasa cuando uno muere? ¿Cómo
saber a dónde vamos? Ahora que está tan
de moda la tolerancia, que irónicamente es todo menos tolerante, la gente
piensa que puede crear su propia creencia y eso sucederá. “Yo creo que me voy a un lugar lleno de paz”;
“Yo creo que todo se acaba”; “Yo creo que si fuimos buenos vamos al cielo y
algunos que han sido malos no”. ¿Cómo
sustentar la veracidad de cada uno de estos pensamientos? ¿Qué validez tiene que yo piense esto y tú aquello? ¿Cómo poder decidir sobre quién está
bien? Por más que la cultura quiera
motivarnos a una aceptación total, resulta imposible. Si yo estoy bien, forzosamente alguien más
tiene que estar mal. No podemos estar todos
bien. ¿Lo puedes entender? No te dejes confundir por la cultura. Cuestiona.
Medita. Piensa. No podemos pensar que cada uno de nosotros
está bien y que cada uno de nuestras ideas sobre lo que sucede cuando morimos
ocurrirá tal cual. ¡Es imposible! Por pura lógica matemática mis ideas son
excluyentes de las tuyas. Dicho todo
esto, ¿a dónde quiero llegar? A que
personalmente encuentro la biblia como la mejor referencia para creer en lo que
ha sucedido, sucede y sucederá. Así como
estoy convencido de que no provengo de un chango que evolucionó, estoy
convencido que, al morir, iré a la presencia de Dios por el sacrificio que
realizó Cristo por mí. También estoy
convencido de que el versículo de hoy aplica diariamente a mi vida: la bondad y
el amor me seguirán todos los días y al morir, iré a la casa de Jehová. ¿En qué crees tú? ¿Cómo puedes validar tu creencia? Personalmente no dejo de sorprenderme de la
perfección de la biblia y de la transformación que trae a mi vida cuando la leo
y pongo por práctica sus principios. Como
seguidores de Cristo, no debemos dejar que la cultura actual se robe nuestro
derecho a creer firmemente en que nuestra vida siempre tendrá bondad y amor y
que, al morir, estaremos con el Padre. No
se trata de mi pensamiento contra tu pensamiento. Es el libro que milagrosamente se escribió
hace miles de años y que es el más vendido en la historia contra tus
ideas. Pero no nos quedemos en discordia
sino promovamos lo que Dios nos quiere dar: amor, bondad y la esperanza de que
al morir, estaremos en su presencia.
Oración
Padre:
aquí estoy. Doblando mi orgullo para
darte el lugar que te corresponde. Tú
eres Dios. Tú creaste todo lo que veo y
yo no soy nadie para pensar que puedo cambiar las cosas porque simplemente lo
imagino de otra manera. Hoy entiendo
quién eres realmente y te pido perdón. Te
pido que traigas amor y bondad a mi vida y que nunca olvide que siempre tendrás
cuidado de mi hasta mi muerte cuando me llames a casa. Gracias Padre. En Cristo Jesús. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario