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22 abr 2016

Salmos 25:2 Mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí.

Cuando ves una película por primera vez, todo te sorprende y puedes estar inquieto y especulando sobre el final.  No más de dos horas después, llega el desenlace y todas esas dudas han sido resueltas.  Si vuelves a ver esa película, dejas de pensar en qué pasará y comienzas a fijarte en otras cosas.  De cierta manera la puedes disfrutar más.  Te das cuenta de algunos detalles que no habías notado la primera vez y gozas cada momento.  ¿Cómo puedo aplicar esto a mi vida?  Simple.  Yo conozco el final de mi vida.  Yo conozco el final de tu vida.  ¿Quieres saber cuál es?  Dios triunfa.  La victoria es de Jehová.  Satanás no puede hacer ni una pequeña lucha mientras es aprehendido y lanzado al infierno.  La biblia nos dice en 1Corintios 15:57, mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de Jesucristo.  En 1Juan5:4 dice: porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.  Juan 16:33 dice: yo les digo esto para que en mí tengan paz.  En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense!  Yo he vencido al mundo.
A veces leemos un pasaje como el de hoy donde nos anima a estar confiados en el Señor.  Nos alegramos por un momento pero pronto se nos olvida cuando las circunstancias nos abruman nuevamente.  Por esto debemos acudir a la palabra y tomar la perspectiva correcta y completa.  ¿Cómo puedo descansar y confiar en Dios?  Sabiendo que él ha vencido.  Sabiendo que me advierte que vendrá dificultad pero no debo temer.  Sabiendo que la victoria, sea lo que sea que atraviese, la ha dado Jehová.  ¡Así es como llega la confianza y la paz!  Con hechos.  Con la palabra de Dios reafirmando y enseñándonos a caminar en su voluntad.
Cuando David escribe: no permitas que sea humillado y que mis enemigos no se burlen de mí, se refiere principalmente a que su obediencia al Señor no sea vista como algo de lo cual los demás se burlen sino que sirva de testimonio.  Lo que David está pidiendo es que la gente no piense que por su situación, Dios sea minimizado.  Tristemente es muy común que pase algo así.  Cuando nos equivocamos, cuando las cosas no van bien, la gente es rápida para señalar y cuestionar nuestra fe.  Por ello David pide al señor que no sea avergonzado ni que sus enemigos piensen que han logrado vencer a Jehová.  ¿Te das cuenta de lo profundo de este versículo?  Primero ponemos en orden nuestros principios recordando que nuestra confianza está en Aquél que venció.  Posteriormente buscamos que su reino sea manifestado.  Lo que sea que nos abruma no debe ser prioridad en nuestras oraciones sino el entender quién es Dios y cómo podemos servirle.  Piénsalo.  No estoy diciendo que no traigas tus problemas al Señor.  Al contrario.  Siempre trae todas tus cargas a él.  Sin embargo, lo que estoy diciendo es que debemos tener perspectiva espiritual de las circunstancias carnales.  ¿Qué urgencia hay de lo que nos sucede en el cuerpo cuando nuestro espíritu debe darle primero la gloria al que nos rescató?  ¿Qué urgencia tiene nuestro problema cuando Dios nos dice que no temamos pues él venció?  ¿Qué urgencia puede robar nuestra paz cuando él nos dice que nos gocemos en las pruebas?  Dios revoluciona nuestra manera de pensar y de vivir.  Abre tu mente.  Abre tu entendimiento.  Aprende a separar lo espiritual de lo carnal para que encuentres la increíble sabiduría de Jehová y puedas vivir confiado.

Oración

Padre: perdóname.  Sé que he pecado y vengo a pedirte perdón.  Vengo a entregarte mi vida y pedirte que me renueves.  Transforma mi corazón y mi mente para que pueda entender tu palabra y vivirla diariamente.  No permitas que mis errores confundan a la gente sobre tu grandeza ni que sea tropiezo para los demás.  Gracias por tu amor y cuidado; gracias por haber vencido.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén

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