El ministerio de Jesús duró aproximadamente tres años. Hizo que la gente volviera a tener esperanza. Imagina la situación en la que estuvieron los discípulos: tres años de convivio continuo, día y noche, aprendiendo del Gran Maestro, viendo con sus propios ojos milagros y hechos inimaginables. Es muy probable que llegaron a pensar que Jesús se convertiría en rey e Israel retomaría su poder sobre las demás naciones. Pero un día, todo terminó. Jesús es tomado preso en la noche. Lo llevan a un juzgado romano, luego a otro y después de cuatro juicios la gente pide su muerte y liberan a Barrabás. ¿Cómo pudieron cambiar TANTO las cosas de un día para otro? Todo iba muy bien con Jesús en la tierra. ¡Por qué se tuvo que “desacomodar” todo!
¿Cuántas veces no te ha pasado algo similar?
Jesús tiene planes y propósitos con los cambios.
Al leer el versículo, muchas veces omitimos el sentimiento que tenían las mujeres pues conocemos el resultado de su visita, pero cuando las mujeres van a ver a Jesús se encontraban tristes y desconsoladas. Haber visto la crucifixión debió ser sumamente doloroso y desalentador, los mismos discípulos no pudieron soportarlo y salieron desanimados y tristes. Pero cuando llegan a la tumba de Jesús se encuentran con una GRAN sorpresa: ¡Jesús NO ESTA! El ángel les dice que no tengan miedo de él (los guardias de la tumba habían caído como muertos por el miedo) y les da la buena nueva de que Cristo ha resucitado.
A veces es necesario llegar a niveles nunca imaginados en nuestra vida para poder darnos cuenta que “Cristo ya resucitó”. Esto quiere decir que, Dios necesita acabar con todas NUESTRAS opciones para que podamos empezar a ver las SUYAS. Cuando cambiamos la mirada a las cosas de Dios nos encontramos con aquél que VENCIO a la muerte, aquél que creó la tierra, aquél que tiene potestad sobre los mares y el viento, aquél que manda al sol y a la luna, aquél que GOBIERNA sobro todo lo existente. ¡Qué pequeños se vuelven nuestros problemas cuando tenemos la mirada en nuestro Señor!
Hoy quiero recordarte que en Cristo tenemos ESPERANZA.
Puede que estés cansado, triste, enfermo, desanimado, golpeado por tantas cosas que han pasado, confundido, solo, perdido, etc.
Grábate estas palabras en tu corazón: ¡Jesús está de tu lado!
¿Qué más podemos pedir? Cambia tu mirada y comienza a vivir volteando al cielo recordando que Jesús “no está en su tumba”…
Oración
Padre: perdona mis pecados. Hoy quiero decirte que no puedo más. Me siento cansado y no sé hacia donde voy. Hoy quiero cambiar mi mirada y verte a Ti, tus promesas y esperanza que tienes para mí. Gracias por acabar con mis ideas y opciones para que al fin pueda empezar a vivir solamente con las tuyas. Gracias en el nombre de Jesús
Amén
1 comentario:
Hermosa reflexion y muy cierta.Dios los bendiga
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