Con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano fiel, les he escrito brevemente, para animarlos y confirmarles que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manténganse firmes en ella. Saludos de parte de la que está en Babilonia, escogida como ustedes, y también de mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal. Paz a todos ustedes que están en Cristo.
Necesitamos a más Silvanos en este mundo. Claro que más Pedros, Pablos, Danieles y Juanes sería también muy bueno, pero los Silvanos no saben lo importantes que son y por ello creo que estamos limitados en su número. Medita en esto por un momento. ¿Si te tuvieras que colocar como un personaje de la biblia, en dónde encajarías? La mayoría piensa que solamente los nombres de aquellos que escribieron cartas o son “actores principales” tienen toda la responsabilidad. Fuera de ellos, no hay nada más que hacer. ¡Falso! Hoy quiero que entiendas que cada uno de nosotros somos de suma importancia en el cuerpo de Dios. Leíste bien. Tú eres una parte importante. Ahora, depende de ti, el querer realizar lo que te corresponde y servir al Señor. Tal vez te has dedicado a escuchar y escuchar predicaciones. Tal vez tienes cierto conocimiento de Dios pero nunca has tomado la decisión de salir de tu zona de confort y dejar que Él te muestre cómo caminar. La biblia nos dice que somos un cuerpo y que cada órgano es igual de importante y cumple con una función específica. El hecho de que Silvano, no haya escrito una carta a los Gálatas, no quiere decir que su trabajo en la iglesia no era importante. ¿Lo puedes ver? Dios nos ha creado de una manera única. Nadie es como tú. ¡Nadie! Tú puedes realizar labores específicas como nadie puede. Estas labores no son solamente ir de misionero a algún país. Puede ser algo como ayudar en tu congregación con lo que se necesite. Recibir a la gente. Ayudar a arreglar. Hay muchas oportunidades donde puedes servir. Lo importante es que en tu corazón exista ese deseo de dejar de estar “apagado” y ponerte a servir al Señor.
Si vuelves a leer estos últimos versículos con atención, te darás cuenta de cómo la iglesia funciona en unidad. Encontramos a Silvano quien ayudó a Pedro a escribir esta epístola. Tenemos a Marcos quien ayudaba y acompañaba a Pedro en cada viaje misionero. Por último, tenemos a toda la iglesia que se encontraba en Babilonia. ¿Te das cuenta que Pedro no trabajaba solo? ¿Te das cuenta que puedes hacer mucho para Dios si solamente te decides a hacerlo? Pedro, junto con Silvano, vieron la necesidad de escribir a todos los creyentes que estaban dispersos a los cuales, seguramente les habían ya predicado y compartido tiempo con ellos. Hoy quiero animarte a que medites en tu vida espiritual y sobre todo en tus acciones espirituales. No dejes el trabajo a los que predican. No dejes el trabajo a los demás. Entrega tu vida al Señor y deja que Él te muestre cómo puedes poner a su servicio los dones que se te han dado.
Amémonos unos a otros y promovamos la paz de Cristo.
Oración
Señor: es tiempo que deje la apatía. Es tiempo que deje atrás el recibir y no dar. Hoy quiero pedirte que me muestres cómo servirte. Hoy te pido que abras mi mente y corazón para que pueda ver dónde y cómo trabajar para Ti. Aquí estoy mi Señor. Listo para servirte. Listo para no seguir apagado. Guíame en Ti. En Cristo Jesús. Amén
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