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23 jul 2013

2 Pedro 1:1-2


Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra.  Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.



Cuando leemos: que abunden en ustedes la gracia y la paz, debemos de cuestionarnos, qué es lo que abunda en nosotros.  Piénsalo por un momento.  ¿Qué hay en tu corazón?  ¿Quieres un poco de ayuda?  Pon atención a tus conversaciones.  ¿De qué hablas?  ¿Qué sale de tu boca?  ¿Hay enojos?  ¿Hay resentimientos?  ¿Hay tristeza?  ¿Hay amargura?  ¿Hay soledad?  ¿Hay desesperación?  ¿Qué abunda en tu vida?  No lo tomes a la ligera.  Al contrario.  Toma tu tiempo y medita en esto.  Hace tiempo, platicaba con una persona sobre un aumento de sueldo.  Todo apuntaba a su favor.  Debería recibirlo.  Recuerdo que mis palabras fueron: pase lo que pase, lo más importante es que en tu corazón haya paz.  ¿Puedes entender hacia dónde va Pedro cuando nos dice que abunden la gracia y la paz en nuestro corazón?  Nosotros podemos envolvernos en tantas cosas en este mundo que, sin darnos cuenta, la paz ha quedado totalmente olvidada y ajena a nuestras vidas.  El perder la paz no es algo fácil de percibir.  Regresando al ejemplo del sueldo ¿A quién no le gustaría un aumento?  ¡A todos nosotros!  El problema es que comenzamos a cambiar la dirección de nuestra mirada lentamente y terminamos poniendo toda nuestra atención a esa situación en específico.  Mientras tanto, dejamos de ver el camino que Dios muestra y le damos la espalda.  ¿Quiere decir que no debemos desear crecimiento laboral?  ¡Por supuesto que no!  Una no excluye a la otra.  Lo que debemos eliminar es el sustituir a Dios por aquello que nos sucede.  Por eso Pedro dice: que abunden la gracia y la paz en sus vidas.  Y esto se logra solamente a través del conocimiento de Jesús.  Estudia la biblia.  Aprende de ella.  Medita en ella.  Memoriza sus pasajes.  Como dice en Josué: que no se aparte de tu boca este libro de la ley, de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.  Habla con Dios.  Dile lo que hay en tu corazón.  Pide porque puedas dejar atrás todo aquello que entorpece tu comunión con Él y no te permite vivir su gracia y su paz.  Pasa tiempo con Dios.  Pasa tiempo en oración.  Abre tu corazón.  Abre tus sentimientos e incluye los que nunca has querido compartir.  Deja que salga todo lo que has guardado por tanto tiempo.  Sí.  Deja que caigan esas murallas que has levantado para que nada te “lastime”.  Es tiempo de que permitas que Dios te llene de su paz.  Es tiempo de que en tu vida abunda la gracia y la paz y dejes atrás todo lo demás.  Ven a los pies del Señor y dobla tus rodillas.  La paz de Dios es única.  No hay nada en el mundo que la pueda dar como Él.  Deja que el Señor examine todo tu ser y entrégate a Él.

Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados.  He puesto mis deseos y mi voluntad por encima de Ti y hoy veo dónde he terminado.  Padre, te pido que pueda vivir lleno de tu gracia y tu paz.  Te pido que transformes mi vida y no me dejes seguir igual.  Te entrego mis miedos, mis angustias, mis enojos, mi todo.  Toma mi vida y dame dirección.  Quiero servirte y vivir para Ti.  En el nombre de Jesús.  Amén 

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