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20 sept 2013

1 Juan 2:1-2


Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen.  Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un intercesor, a Jesucristo, el Justo.  Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.



Me gusta escuchar otras opiniones con respecto a Dios o dioses.  Me gusta conocer lo que otras personas piensan y cuáles son los argumentos que tienen para no creer en el Dios de la biblia.  Algo que he aprendido al juntar lo que la gente dice con lo que Dios dice es que el Dios de la biblia es soberano.  Él decide.  Él establece los parámetros.  Él es quien nos creó.  Él es quien quiere tener comunión con nosotros.  Él nos dice cómo sucederán las cosas.  Él nos dice cómo ser perdonados.  No se trata de lo que yo piense.  No se trata de lo que tú pienses.  Se trata de lo que Dios piensa y eso me llena de seguridad.  No estoy siguiendo una religión en la que muchas personas han aportado a ella juntando sus ideales.  No.  Estoy siguiendo los parámetros que el Dios creador estableció.  Sobre esta misma línea, un punto de constante debate es Jesús y su sacrificio.  La gente no comprende el sacrificio que hizo.  Tampoco reconocen la necesidad de ser perdonados.  Por consecuencia, ni siquiera entienden que están mal.  Ahora, no los juzgo, ¡yo estaría igual!  Fue la gracia de Dios la que me permite hoy estar escribiendo acerca de Él y no negándole con mis actos.  Pero nosotros, que estudiamos y conocemos la palabra de Dios, debemos tener claro quién es el Cristo.  Debemos tener claro que Él es Dios y Él ha establecido los parámetros para tener comunión con Él.  Él ha establecido quién va a al cielo y quién no.  No nosotros.  No un grupo de personas ejemplares.  No.  Dios mismo lo decidió. 
El día de hoy, Juan nos dice que Cristo es nuestro intercesor.  A través de Él somos perdonados y reconciliados.  No a través de buenas obras.  No a través de confesarnos con alguien más.  No.  A través del sacrificio que realizó una sola vez y para siempre es la única manera en la que nuestros pecados pueden ser perdonados.  Ahora, el mensaje de Juan es de esperanza y no de juicio.  No seamos pesimistas y busquemos pretextos para no creer en la biblia.  La gente critica el hecho de que debemos pedir perdón en lugar de gozarse el hecho de tener a un Dios amoroso que quiere llenarnos de bendiciones.  Prefieren señalar en lugar de auto examinarse.  No nos contagiemos de esas malas costumbres.  Hoy Juan nos está recordando que el Cristo intercede por nuestros pecados.  Nos recuerda que debemos buscar ser diferentes y estar en constante transformación para parecernos más a nuestro Dios.  Nos recuerda que Su mensaje es de esperanza.  El sacrificio de Cristo cubre mis pecados y también cubre los tuyos.  Lo único que debes hacer es pedir perdón por tus pecados. 

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados.  Gracias por haber mandado a Jesús para morir por mí y poder ser mi intercesor.  Te pido que mi vida pueda estar alineada conforme a tus principios y tu voluntad.  Gracias por el mensaje de Juan y la esperanza que conlleva.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén 

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