¿Cómo
sabemos si hemos llegado a conocer a Dios?
Si obedecemos sus mandamientos.
El que afirma: lo conozco, pero no obedece sus mandamientos, es un
mentiroso y no tiene la verdad. En
cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su
palabra. De este modo sabemos que
estamos unidos a Él: el que afirma que permanece en Él, debe vivir como Él
vivió.
Uno
de los principios que considero de suma importancia al seguir a Dios, es el no
agregar ni quitar nada a Su palabra. El
día de hoy, Juan nos enseña cómo saber de qué lado estamos. Ahora, no nos dice (como mucha gente cree y
predica) que debemos de cumplir con una serie de acciones o requisitos para
decir que conocemos a Dios (y por consecuencia ir al cielo). ¿Por qué digo esto? Porque cada uno de nosotros tiene un camino
distinto con el Señor. Algunos somos más
necios que otros. Algunos dudamos
más. Mientras que a otros nos cuesta
trabajo entregar ciertas áreas de nuestra vida.
Esto se traduce en tener acciones que simplemente van en contra de
Dios. ¿Esto quiere decir que no le
conocemos y mentimos? ¡Por supuesto que
no! Leíste bien. No podemos pensar que de un momento a otro
seremos perfectos en todo lo que hacemos.
Vuelve a leer el pasaje y pon atención a las palabras de Juan y la
diferencia que hace entre no conocerle y conocerle. Los primeros, son aquellos que simplemente
creen poder tener conocimiento o tal vez algo de comunión con Dios, pero cada
día sus actos y su mente simplemente están apartados de lo que Él quiere. A este grupo de personas, no le interesa
obedecer ni cambiar para seguir sus mandamientos. Pero con el segundo grupo, las cosas son
distintas. No dice: el que conoce a Dios
obedece en todo lo que hace. No. Dice: el amor de Dios se manifiesta
plenamente en la vida del que obedece su palabra. ¡Maravilloso!
¿Lo puedes entender? Insisto, no
significa que todas tus acciones serán perfectas. Por esta razón expliqué que debemos estudiar
la biblia con detalle y no agregar ni quitar nada. Lo que Juan nos está diciendo es: no puedes
decir que crees en Dios y no obedecer sus mandamientos. ¿Quiénes conocen a Dios? Aquellos que sus vidas manifiestan Su
amor. ¿Y cómo funciona? Honestamente, por mi experiencia, esto es
realmente un milagro. Al aceptar a
Cristo en tu vida, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de ti. Esto hace que ahora puedas tener un
discernimiento que antes simplemente no tenías.
Es como si te abrieran los ojos a un mundo distinto. Como si de un momento a otro, te presentaran
a tu consciencia y comienzas a darte cuenta de cuántas cosas haces que están en
contra de la voluntad de Dios. Ahora
quieres obedecer a Dios porque tu fe te ayuda a entender que es la mejor
decisión. Ya no haces algo o dejas de
hacerlo por compromiso o por lo que pueda decir la gente. Ahora, en tu corazón, está el deseo de
agradar y servir a Dios. Es algo que
surge de manera natural. Ese deseo se
enciende dentro de ti y busca imitar a Cristo en todo lo que haces.
El
día de hoy, las palabras de Juan nos tienen que ayudar a encontrarnos
espiritualmente. ¿dónde estás
parado? ¿Estás siendo mentiroso al decir
que crees en Dios pero en realidad no te interesa obedecerle? ¿Crees en Él pero no te has decidido a
entregarle tu vida y dejar de dudar?
¿Crees en Él y buscas imitarle en todo momento? Sin importar en dónde te encuentres hoy,
debes saber que Dios te ama y quiere tener comunión contigo. Pide perdón por tus pecados y empieza de
nuevo. No te desanimes ni pienses que no
se puede hacer nada al respecto. Dios
puede con cualquier situación que le pongas.
Por último, si ya estás buscando imitar a Cristo constantemente,
¡felicidades! Estoy seguro que tu vida
está llena de bendiciones y es plena. ¡Ánimo
y no te detengas!
Oración
Señor:
hoy entiendo que para decir que te conozco debo obedecerte. Entiendo las palabras de Juan al decir que si
te sigo, tu amor debe manifestarse en mi vida y debo buscar imitar a Cristo en
todo lo que hago. Te pido perdón porque
no he hecho las cosas así. Te pido me
perdones y pueda tener comunión contigo para empezar una nueva vida. Una vida en la que busque obedecerte y tenga
la convicción de ser tu hijo. Yo quiero seguirte. Yo quiero obedecerte. Toma mi vida mi Dios. En Cristo Jesús. Amén
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