Éste
es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo mediante agua, sino
mediante agua y sangre. El Espíritu es
quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad. Tres son los que dan testimonio, y los tres
están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre. Aceptamos
el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más, precisamente
porque es el testimonio de Dios, que Él ha dado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios acepta este
testimonio. El que no cree a Dios lo
hace pasar por mentiroso, por no haber creído el testimonio que Dios ha dado
acerca de su Hijo.
Un
gran error que cometemos frecuentemente como seguidores de Jesús es darle a
Dios la dimensión que nosotros pensamos que tiene. ¿Qué quiere decir esto? Que tratamos de poner a Dios dentro de
nuestra comprensión. ¡Obviamente esto es
imposible! Pero de todas formas lo
hacemos una y otra vez. No es
fácil. Estamos acostumbrados a vivir y
actuar conforme lo que vemos y recibimos.
Poco podemos hacer cuando nos piden voltear a nuestro lado espiritual y
tratar de mantener el mismo control. Se
llama fe. Convicción. Certeza.
Entrega. Juan nos ha dicho una y
otra vez que al creer y confesar a Cristo nos volvemos parte de Él y con
Él. Nos ha enseñado que al conocerle,
conocemos lo que es el amor. También
hemos aprendido que el amar solamente proviene de Dios. Además, el día de hoy, Juan nos llama a tener
fe y entender algo que nuestra mente, o por lo menos la mía, no puede
comprender fácilmente. Nos dice Juan que
el Espíritu da testimonio de Jesús pero cómo creer en el testimonio de Jesús si
no creemos en el Espíritu y quién ha visto al Espíritu. ¿Lo puedo explicar? No. Lo
que sí puedo decirte es que Dios no es mentiroso ni tampoco nos está
engañando. Estoy convencido que Él
existe. Estoy convencido que la biblia
es su palabra que fue inspirada en los hombres que la escribieron. Por lo tanto, aquello que no puedo
comprender, no necesariamente significa que no exista o que está mal. Simplemente va más allá de mi
comprensión.
La
biblia nos dice que cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, Pedro se
negó. La respuesta de Jesús fue: si
quieres tener parte conmigo, es necesario que lave tus pies. También, cuando leemos Juan 19:34, nos dice
que Jesús, al ser atravesado con una lanza por un soldado, no solo salió sangre
sino también agua de su cuerpo.
Insisto. No lo puedo
entender. Pero lo que sabemos es que Cristo
vino a limpiar nuestros pecados, el agua, y para el perdón, tuvo que entregar
su vida, la sangre. Juan presenció esa
crucifixión. Él fue testigo del momento
en el que el agua y la sangre salieron del cuerpo de Jesús. No quiso pasar esa oportunidad al escribir lo
que vivió y con sus propios ojos presenció.
Sabemos que el agua limpia.
Sabemos también que la biblia nos dice que la paga de los pecados es la
muerte. Por lo tanto, aunque vaya más
allá de lo que podemos comprender, es necesario aceptar que Cristo vino a dar
testimonio de agua y sangre, o en otras palabras, de limpieza y perdón. Ahora, nos dice Juan que el Espíritu es quien
da testimonio de que esto es cierto. Si
Jesús nos dijo que cuando él se fuera, nos enviaría al Espíritu para que more
en nosotros, entonces podemos juntar todos los puntos. Al reconocer a Dios y ser parte de Él, su
espíritu mora en nosotros dando entendimiento a aquello que no podemos
comprender por nosotros mismos. Es el
Espíritu quien nos confirma que Cristo nos limpia y perdona a través del
sacrificio que hizo. No es mi
inteligencia ni mis ganas de creer sino el Espíritu mismo revelándolo. Así se lo reveló a Pedro y así hoy te lo
revela a ti y a mí. Sé que ha sido muy teórico
el devocional de hoy, pero debemos aprender cada aspecto del Dios en el que
creemos y no dejar que aquello que resulta un tanto complicado nos detenga a
conocer más de Él. Concluyendo, Juan nos
dice: así que el no que cree en el testimonio, hace a Dios mentiroso. El Espíritu es el que da el conocimiento y la
comprensión. De tal forma que aquellos
que lo niegan es porque no tienen al Espíritu.
¿Tú dónde estás?
Oración
Señor
y Padre: es difícil entender lo que no he visto. Es difícil entender si no me das
entendimiento. Hoy reconozco que Cristo
da testimonio de agua y sangre. Testimonio
de limpieza y perdón de pecados. Reconozco
que se sacrificó por mis pecados sin merecer tanto amor y tanta
misericordia. Te pido me perdones. Te pido tu Espíritu venga a morar en mi
corazón y pueda darme entendimiento y testimonio de lo que Jesús hizo es válido
y cierto. Te pido que no limite tu
capacidad y tu magnificencia por lo que mi mente y pensamientos puedan
crear. Hoy entiendo que eres muy
superior. En el nombre de Jesús. Amén
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