Pues conocemos al que dijo: mía es la venganza; yo pagaré; y
también: El Señor juzgará a su pueblo.
¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Es fácil confiar en lo que vemos y desconfiar de lo que no vemos.
Ser cristiano no significa ser un “agachado” o “dejado”. Poner la otra mejilla no es estar carente de
valor. No somos personas sin
personalidad ni tampoco vamos por la vida sin rumbo. La diferencia radica en el pasaje de
hoy. Para aquellos que amamos a Dios y
queremos que Él reine, debemos aprender a entregarle la venganza. Leíste bien.
La venganza le corresponde al Señor.
No a ti. No a mí. A Él.
En el mundo nos movemos conforme a la ley de la selva donde el más
fuerte o poderoso es quien termina “ganando”.
Pues debes saber que Dios es más que cualquier otro. Sí.
Pareciera que las cosas no están a tu favor, pero debes confiar y
entregar tus preocupaciones a Él. ¿El
resultado? Paz. Caminar con la carga de Cristo que es ligera
y fácil de llevar y dejar atrás tu carga que no te dejaba siquiera dormir
tranquilo. Cada día hay injusticias en
este mundo. La gente le reclama a Dios
el por qué las permite y estoy seguro que Él se entristece diciendo: ¿y por
qué me reclaman cuando ni siquiera pasan tiempo conmigo? La culpa no es de Dios sino de nosotros que
nos hemos apartado de Él. ¿Lo puedes
entender?
Lo que quiero que aprendas y recuerdes el día de hoy es la importancia
de no dejarse llevar por lo que sucede en este mundo. Vas a atravesar injusticias. Habrá gente que te lastime. Mientras tanto debes recordar Romanos 12:12
que dice “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en
la oración”. No debemos vivir
buscando una vida color de rosa sino una vida llena de tribulación que nos haga
aumentar nuestro tiempo de oración y comunión con Dios que a su vez, nos llene
de gozo pues vivimos en la esperanza de su venida.
Aquí vivimos en una lucha de egos.
No debemos caer en ese juego.
Dios nos pide que muramos a nosotros mismos para que Él crezca. Mientras más “apagas” tu luz, más brilla la
de Cristo. Por eso el Señor vino a
servir y no a ser servido. Para que
nosotros le imitemos. He escuchado
historias de pleitos que llevan a actos impensables. El orgullo brilla y la razón se apaga. Proverbios 11:12 dice: Cuando viene la soberbia,
viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría. El orgullo no trae nada bueno a tu vida
mientras que la humildad trae sabiduría.
No te dejes llevar por esa marea tan fuerte con la que vivimos en este
mundo. Si lo mejor fuera ser el más
fuerte y el más poderoso, Cristo no hubiera nacido en un pesebre y tener como
profesión la carpintería. Hubiera
llegado al mejor palacio del momento y gobernado como ningún otro rey. ¿Lo puedes ver? ¡Ese no es nuestro objetivo como
creyentes! Servir al Rey de reyes es
nuestro objetivo. Confiar en Él. Entregarle nuestras cargas y vivir confiados
en que Él nos ama y se encarga de nosotros.
No caigas en la desesperación. No
dejes que tu orgullo y coraje reine sobre tus decisiones ni que la injusticia
te haga perder la fe. Entrega todo al
Señor pues la venganza la pertenece a Él.
Él llama a cuentas y terrible cosa es caer en su manos.
Oración
Padre: gracias. Vengo con mi
corazón humillado a entregarte mis cargas.
Hay odio, coraje, impotencia y muchas cosas más que quiero entregarte y
no llevar más conmigo. Hoy aprendí que
Tú eres quien hace justicia y se encarga de todo. Yo quiero confiar en Ti y dejar atrás el
vivir como en la selva. Ayúdame a vivir
humillado y agradecido. Sirviendo y no
buscando ser servido. No permitas que
este mundo me arrastre sino que pueda tener mis pies firmes en Ti. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén.
2 comentarios:
Hermosa reflexión. Hay que vivir en Cristo Jesús
Gracias por tus lindas palabras.
Amen
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