El rey
confía en el Señor, en el gran amor del Altísimo; por eso jamás caerá.
Es muy
probable que ya conocieras este versículo o que supieras que, cuando confiamos
en el Señor, nunca caerás. La biblia nos
repite una y otra vez la importancia de confiar en Dios cuando todo está de
cabeza o simplemente cuando nuestra paz se ha ido. Mientras tanto, nuestra carne nos encamina en
otra dirección. Tratamos de resolver las
cosas. Pensamos que no es algo en lo que
debamos involucrar a Dios. Ya sea por
superfluo o por ser tan importante que no quieres que nadie intervenga. Sea una u otra, el punto final es que tú
tienes el control y tú quieres estar dirigiendo el barco. Sin embargo, también sabemos que el Señor
quiere transformar nuestro carácter y hacernos crecer espiritualmente. Por ello permite que haya pruebas en nuestra
vida. Ojo, dije pruebas y no tentaciones
porque Dios no puede tentarnos (Santiago 1:13).
Estas pruebas sirven para purificar tu fe y solidificarla. Ayudan a entender en dónde está tu corazón,
tu esperanza y tus deseos. Personalmente
puedo compartirte que mi vida laboral ha tenido varios momentos difíciles en los
que necesito regresar a las “bases” y recordar que Dios tiene el control y en
Él debo confiar. En estos últimos meses
en específico, se han juntado varias situaciones en las que he tenido que venir
a Dios más y más para poder mantenerme en paz.
¿Sabes? Las pruebas no son
fáciles. A ninguno de nosotros le gusta
la incertidumbre. ¿Por qué nos pasa
esto? Si la biblia nos promete que
confiando en El nunca caeremos, por qué hay momentos en los que seguimos
dudando o simplemente sentimos que nos falta más certeza. La respuesta es simple: Dios quiere que
confíes más. Tan simple y tan complicado
al mismo tiempo. Confiar más. Hay ocasiones en las que confiamos por unas
semanas, meses o años pero hay otras en las que a penas pasan unos minutos y
nuevamente estamos inquietos. Tienes que
confiar más. Las promesas de Dios siguen
igual pero tu corazón no. Tu corazón
comienza a ejercitarse y constantemente empiezas a buscar al Señor para poder
seguir adelante y recordar que en Él, nunca caerás. Pides consejo a alguien que conoce de la
palabra. Buscas versículos en la biblia
que te recuerdan de su gran amor. Oras y
vuelves a orar. Pides que oren por ti y
contigo. Todo este tipo de acciones, van
fortaleciendo tu fe y confianza en el Señor.
Piensa en esto: Dios no trae la misma prueba a todos por igual. Cada uno de nosotros tiene una madurez
distinta y el Señor irá puliendo poco a poco tu fe. Recuerdo que hace muchos años no me gustaba
compartir mis problemas o lo que estuviera atravesando. Hoy en día, sin dudar, suelto todo lo que
traigo en mi corazón y pido que oren conmigo.
Poco a poco el Señor va trabajando con nosotros. Depende de ti y el decidirte y confiar al
cien por ciento. Dios ya ha cumplido con
su parte. Ahora te corresponde a ti
entregarte a El y confiar cada día, cada instante en que en su amor, nunca
caerás.
Oración
Padre:
gracias por recordarme que en Ti puedo confiar y por consecuencia
descansar. Te entrego mis cargas y
preocupaciones. Quiero llevar tu carga
que es ligera y seguirte en todo momento.
Una y otra vez quiero venir a tus pies y pedirte que me llenes de tu
paz, de tu amor, de tu consuelo, de tu gracia y que nunca olvide que puedo
confiar siempre en Ti. Gracias por ser
bueno conmigo aunque no lo merezca. Gracias
por seguir abriendo tus brazos para recibirme a pesar de que yo te he dado la
espalda. Gracias Padre por ser
bueno. En Cristo Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario