Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.
Pienso en David y Goliat. Pienso en Daniel en la fosa de los leones. Pienso en la élite del ejército egipcio persiguiendo al pueblo de Israel. Pienso en las murallas de Jericó siendo destruidas al sonar los cuernos. Pienso en Jesús siendo señalado por venir de Belén y ser un carpintero. Pienso en que nos llaman ovejas y algunos piensan que es peyorativo. Pero de lo necio y lo débil escogió Dios. No para que seamos humillados sino para que Él sea exaltado.
¡Qué distinto trabaja Dios de nosotros!
¿Sabes por qué es tan diferente? Porque Dios tiene una mejor perspectiva que nosotros. Él puede verlo todo. Él conoce todo. Él controla todo. Aún así, creemos que le podemos ganar o ayudar. Creemos que podemos controlar algunas cosas. La verdad es que no podemos controlar nada. A pesar de nuestras caídas, golpes y rasguños, seguimos levantándonos y buscamos seguir por el mismo camino. ¿Hasta cuándo vamos a parar? ¿Qué necesitas que pase en tu vida para parar y entender que necesitas de Dios y que no eres tan grande ni fuerte como pensabas sino débil y necio?
Si estuviéramos presentes cuando David salió a la batalla contra Goliat con una piedra y una banda en su mano, estoy convencido que hubiéramos pensado que estaba loco y que necesitábamos otro plan. Si hubiéramos visto a Daniel entrar en la fosa de los leones, nos hubiéramos retirado tristes pensando que no lo veríamos más. Si nos hubieran pedido caminar siete veces alrededor de las murallas de una ciudad sumamente fortificada y posteriormente soplar en unas trompetas para que éstas se derrumbaran, seguramente hubiéramos pensado en un plan B porque no hubiéramos confiado en que iba a funcionar. Así son las situaciones que atravesamos hoy en día. Debemos derrumbar murallas caminando 7 veces alrededor de ellas y debemos salir a destruir gigantes con una banda y una piedra en la mano. ¿El problema? Salimos no solo con una banda sino llevamos dos y tres piedras por si acaso. No caminamos 7 veces sino 10 y buscamos más trompetas de las que nos señaló Dios. ¿Te suena familiar? ¡Pensamos que podemos ayudar a Dios! ¡Pensamos que los planes de Dios no son perfectos! Entiende: de lo necio y lo débil escogió Dios para que Él fuera exaltado y no nosotros. Sus planes no tienen sentido para nosotros. Y no lo tienen para que podamos ver su mano trabajando y no pensemos que fueron las circunstancias las que dieron el resultado. Posteriormente todo toma sentido cuando podemos ver el plan completo de nuestro Dios. Hoy te animo a meditar. ¿Realmente crees que eres fuerte y sabio? ¿No prefieres ser débil y necio y dejar a Dios trabajar en tu vida? Exaltemos a Dios dejando que sus planes tomen lugar en nuestra vida. ¡Reconozcámonos débiles y necios para que de Él provenga la sabiduría y la fortaleza!
Oración
Señor: gracias. Te pido perdón por mis pecados y que mi orgullo no me haga pensar que soy fuerte y sabio cuando en realidad soy débil y necio. Te pido que sea tu sabiduría y tu fortaleza las que abunden en mi vida. te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén
Pienso en David y Goliat. Pienso en Daniel en la fosa de los leones. Pienso en la élite del ejército egipcio persiguiendo al pueblo de Israel. Pienso en las murallas de Jericó siendo destruidas al sonar los cuernos. Pienso en Jesús siendo señalado por venir de Belén y ser un carpintero. Pienso en que nos llaman ovejas y algunos piensan que es peyorativo. Pero de lo necio y lo débil escogió Dios. No para que seamos humillados sino para que Él sea exaltado.
¡Qué distinto trabaja Dios de nosotros!
¿Sabes por qué es tan diferente? Porque Dios tiene una mejor perspectiva que nosotros. Él puede verlo todo. Él conoce todo. Él controla todo. Aún así, creemos que le podemos ganar o ayudar. Creemos que podemos controlar algunas cosas. La verdad es que no podemos controlar nada. A pesar de nuestras caídas, golpes y rasguños, seguimos levantándonos y buscamos seguir por el mismo camino. ¿Hasta cuándo vamos a parar? ¿Qué necesitas que pase en tu vida para parar y entender que necesitas de Dios y que no eres tan grande ni fuerte como pensabas sino débil y necio?
Si estuviéramos presentes cuando David salió a la batalla contra Goliat con una piedra y una banda en su mano, estoy convencido que hubiéramos pensado que estaba loco y que necesitábamos otro plan. Si hubiéramos visto a Daniel entrar en la fosa de los leones, nos hubiéramos retirado tristes pensando que no lo veríamos más. Si nos hubieran pedido caminar siete veces alrededor de las murallas de una ciudad sumamente fortificada y posteriormente soplar en unas trompetas para que éstas se derrumbaran, seguramente hubiéramos pensado en un plan B porque no hubiéramos confiado en que iba a funcionar. Así son las situaciones que atravesamos hoy en día. Debemos derrumbar murallas caminando 7 veces alrededor de ellas y debemos salir a destruir gigantes con una banda y una piedra en la mano. ¿El problema? Salimos no solo con una banda sino llevamos dos y tres piedras por si acaso. No caminamos 7 veces sino 10 y buscamos más trompetas de las que nos señaló Dios. ¿Te suena familiar? ¡Pensamos que podemos ayudar a Dios! ¡Pensamos que los planes de Dios no son perfectos! Entiende: de lo necio y lo débil escogió Dios para que Él fuera exaltado y no nosotros. Sus planes no tienen sentido para nosotros. Y no lo tienen para que podamos ver su mano trabajando y no pensemos que fueron las circunstancias las que dieron el resultado. Posteriormente todo toma sentido cuando podemos ver el plan completo de nuestro Dios. Hoy te animo a meditar. ¿Realmente crees que eres fuerte y sabio? ¿No prefieres ser débil y necio y dejar a Dios trabajar en tu vida? Exaltemos a Dios dejando que sus planes tomen lugar en nuestra vida. ¡Reconozcámonos débiles y necios para que de Él provenga la sabiduría y la fortaleza!
Oración
Señor: gracias. Te pido perdón por mis pecados y que mi orgullo no me haga pensar que soy fuerte y sabio cuando en realidad soy débil y necio. Te pido que sea tu sabiduría y tu fortaleza las que abunden en mi vida. te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén
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