Mientras Pablo los esperaba en Atenas, le dolió en el alma ver que la ciudad estaba llena de ídolos. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los griegos que adoraban a Dios y a diario hablaba en la plaza con los que se encontraban por allí.
Lo que Pablo tenía frente a sus ojos era uno de los centros más importantes del mundo. Había tenido encuentros con judíos y gentiles, pero ahora tenía frente a si un grupo de intelectuales y religiosos como jamás vio. Atenas era un lugar al que acudían las personas para aprender lo nuevo en arte y lo intelectual. Asimismo, las distintas religiones y creencias eran bien recibidas. ¿Qué pudo ver Pablo para que le doliera en el alma? ¿Qué tan insensibles somos para que a nosotros no nos duela nada? Si analizamos lo que Pablo pudo haber visto, la verdad es que resulta difícil entender el por qué se afligió. Atenas era una ciudad totalmente próspera y hermosa. Comercio. Letras. Cultura. Se encontraba la Acrópolis y el Partenón como muestra de la arquitectura vanguardista y bella. En resumen, Pablo se encuentra en una ciudad que parece imponente y sorprendente. Pero él se entristece. ¿Por qué? Porque Pablo pudo ver más allá de lo que a todos nos sorprende. Pudo ver una sociedad apartada de Jehová. Nos dice la biblia que Atenas estaba llena de ídolos. Lo que a muchos visitantes sorprendía y llenaba sus ojos, a Pablo le entristecía su corazón. Así nos pasa muchas veces. Nos dejamos sorprender por lo que vemos y lo que tenemos en frente mientras que en realidad deberíamos estar preocupados y entristecidos. Un ejemplo de esto es lo que pasa con los artistas de música o televisión. La gente les grita, les llora y los ve como personas perfectas y grandiosas anhelando conocerlas o ser como ellas, mientras que la mayoría (insisto que no todas), por dentro están totalmente apartadas de Dios. Nos enteramos que tienen problemas de alcoholismo, drogas, medicamentos para el dolor, depresiones. Normalmente atraviesan varios divorcios y su vida dista mucho de lo que los demás piensan e idolatran. ¿Por qué no tenemos esa sensibilidad de Pablo para ver más allá?
Debemos ser más inteligentes y analizar lo que tenemos en frente. Debemos preocuparnos porque las personas conozcan a Jesús. Nos dice el pasaje que Pablo inmediatamente que llegó a Atenas y vio la gran cantidad de ídolos que habían, se fue a las sinagogas y a las plazas para poder anunciar a Cristo. No se dio de golpes ni criticó al gobierno o a sus ciudadanos. Comenzó a predicar el evangelio. ¿Qué haces tú? Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de hablar y anunciar al Mesías. ¿Qué estás haciendo? Esta pregunta es entre Dios y tú. No te justifiques ni te escondas. Se honesto y dale cuentas al Señor.
Mira a tu alrededor. Cierra tus ojos y pide a Dios porque ponga sensibilidad en tu corazón. Abre tus ojos y observa de nuevo. Estoy seguro que encontrarás mucha necesidad de Cristo. Ahora ve y trabaja para Él predicando y anunciando su deseo de tener comunión con nosotros. Empieza hoy. No dejes pasar más tiempo.
Oración
Padre nuestro: Cuán equivocado estaba idolatrando tantas vidas y tantos lugares sin entender que estaban vacíos y totalmente apartados de Ti. Te pido que pueda ser sensible y, como Pablo, ver más allá de lo que tengo frente a mi. Quiero pedirte que mi vida sea de testimonio y que pongas el deseo en mi corazón de anunciar tu nombre. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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