Pero los judíos, llenos de envidia, reclutaron a unos maleantes callejeros, con los que armaron una turba y empezaron a alborotar a la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas, con el fin de procesarlos públicamente.
Si no tenemos cuidado, podríamos caer en un error al pensar que los malos de la historia son los judíos al perseguir a los discípulos y quererlos meter a la cárcel cuando en realidad los malos de esta historia somos todos aquellos que no queremos aceptar a Cristo para corregir nuestro camino. Todos aquellos que nos dejamos seducir y pensamos que esto o aquello será mejor que el camino de Jesús. Por esta razón nos llenamos de envidia y de coraje. Realizamos actos que pensamos están bien y son justificables, pero la realidad es otra. Nos dice la biblia que el grupo de judíos estaba lleno de envidia y por ello comenzaron a alborotar a la ciudad e incluso entraron en la casa de Jasón para sacar a los hermanos. Prácticamente estaban cometiendo un delito al asaltar la casa de Jasón pero no se preocupaban por esto pues su principal objetivo los tenía cegados.
Cuando tus principios no los tienes bien claros, en momentos de alboroto, tienes gran probabilidad de realizar actos que después te arrepentirás. ¿Recuerdas que Pablo y Silas permanecieron en la cárcel a pesar de que las celdas se abrieron? Pues esto se dio gracias a que se mantuvieron firmes en sus principios. ¿No crees que tuvieron ganas de salir? Finalmente estaban atravesando una injusticia. Si lo ponemos en nuestra perspectiva, tendrían cierta validez al salir de la cárcel y seguir su camino. Pero ellos decidieron quedarse. Así, tú y yo debemos mantenernos pegados a Cristo. Siguiendo detenidamente sus pasos. No volteando ni dejando de poner atención a su palabra. Los judíos cometieron un gran error al dejar que la envidia se apoderara de su voluntad. Nosotros no debemos caer en lo mismo. ¿Cuántas relaciones son destruidas por este tipo de reacciones? ¿Cuánto daño causa el no pensar lo que estamos haciendo y dar rienda suelta a nuestras emociones? Nos dice la biblia que los judíos asaltaron la casa de un hombre que no había hecho nada. ¿Hasta dónde llegamos nosotros con el afán de seguir nuestro propio criterio? ¿Qué necesitamos para darnos cuenta que estamos cometiendo un error?
Seguir a Cristo significa renunciar a nuestra voluntad. No es fácil. Va en contra de lo que nos enseñaron desde pequeños y totalmente en contra de lo que se promueve hoy en día. Yo he cometido muchos errores por no entender que la palabra de Dios busca mi bienestar. He cometido errores por pensar que yo tengo un mejor camino o por lo menos uno más interesante. La realidad es que no fue así. Creo que debemos ser valientes y admitir que nos equivocamos. La probabilidad de que hagamos algo como los judíos es alta si seguimos pensando que nuestro camino es mejor que el de Cristo. ¡Piénsalo!
Oración
Señor: reconozco que he pecado y te pido perdón. Entiendo que me he empeñado en seguir mi camino y hoy me doy cuenta que no me ha llevado a ningún lugar. Te pido que me guíes y renueves mi corazón para poder caminar en tu dirección. En Cristo Jesús te lo pido. Amén
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