Después de separarnos de ellos, zarpamos y navegamos directamente a Cos. Al siguiente día fuimos a Rodas, y de allí a Pátara. Como encontramos un barco que iba para Fenicia, subimos a bordo y zarpamos. Después de avistar Chipre y de pasar al sur de la isla, navegamos hacia Siria y llegamos a Tiro, donde el barco tenía que descargar. Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, por medio del Espíritu, exhortaron a Pablo a que no subiera a Jerusalén. Pero al cabo de algunos días, partimos y continuamos nuestro viaje. Todos los discípulos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad y allí en la playa nos arrodillamos y oramos. Luego de despedirnos, subimos a bordo y ellos regresaron a sus hogares.
Hoy en día vivimos muy distinto a la época de Pablo. Tenemos carreteras que conectan ciudades y vehículos que nos llevan entre una y otra sumamente rápido y fácil. Si tenemos que ir a un lugar que esté más lejos, podemos tomar un avión y en unas horas hemos recorrido miles de kilómetros. En el estado de California, se construyeron misiones que estaban separadas por un día de camino. Estas misiones hoy en día las separan unos cuantos minutos en automóvil. Ahora viajar por un día entero es prácticamente darle la vuelta al mundo. Por el contrario, vemos a los discípulos tomar un barco y cambiar a otro barco, pasar tiempo en una ciudad, embarcarse nuevamente y así su viaje continúa. No tenían un coche para poder ir directamente a Jerusalén. No había un vuelo directo que los llevara rápidamente a su destino. Mi pregunta es la siguiente: si ellos que tenían menos facilidades que nosotros pudieron lograr semejante impacto, ¿Qué estamos haciendo nosotros? Nosotros sí podemos cruzar ciudades en minutos, ir a Jerusalén en unas horas (dependiendo de dónde salgamos) pero probablemente con una escala llegaríamos. Si ahora tenemos más tiempo para hacer más cosas, ¿Por qué no estamos produciendo el doble de resultados? ¿Por qué por el contrario parece que estamos reduciendo nuestros frutos? ¡Tenemos tantas cosas que facilitan nuestra vida y nos ahorran tiempo! ¿Por qué no lo estamos aprovechando? Simplemente lee nuevamente todo lo que los discípulos tenían que hacer para llegar a otra ciudad. Ahora nos podemos enterar que hubo un sismo a miles de kilómetros de distancia en tan solo unos cuantos segundos. Con las redes sociales, nos enteramos de lo que pasa en un lugar determinado al instante que está ocurriendo el suceso. Con la red y el correo electrónico podemos accesar a muchas ciudades y países al mismo tiempo sin tener siquiera que moverse. Esto que estás leyendo, es probable que lo haya escrito bastante lejos del lugar en el que vives. En el blog puedo ver los países de donde visitan y te puedo decir que hay personas en Europa, Sudamérica, Norteamérica y a veces Asia. ¿Lo puedes creer? Mientras tanto ¿qué estás haciendo para aprovechar todo esto? ¡Nos cuesta trabajo compartir a Dios con nuestro vecino o nuestra familia! El día de hoy quiero animarte a meditar en tu día a día. ¿Qué haces con tu tiempo? ¿Qué haces con todas las bendiciones que Dios te da? ¿Qué haces con todas las herramientas que tienes a tus pies para poder dar gloria y servir al Señor? Puedes empezar a trabajar compartiendo esto que escribo. Comparte la dirección del blog o reenvía por correo electrónico. Sea lo que sea, ¡Has algo! ¡Aprovecha el tiempo y sirve al Señor!
Oración
Señor y Padre: Tú que estás en los cielos y eres Santo, quiero pedirte porque pueda entender tu palabra y dejarte transformar mi vida a través de ella. Te pido perdón porque he desperdiciado mi tiempo y no he buscado servirte. Te pido que pueda abrir los ojos y entender todos los recursos que hay frente mi para poder servirte y llevar tu nombre a más lugares. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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