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10 oct 2013

1 Juan 2:24-27

Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre.  Ésta es la promesa que Él nos dio: la vida eterna.  Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos.  En cuanto a ustedes, la unción que de Él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe.  Esa unción es auténtica, no es falsa, y les enseña todas las cosas.  Permanezcan en Él, tal y como Él les enseñó.



A lo largo de la biblia, podemos ver, una y otra vez a los autores pasando a segundo plano y recordándonos que la mirada debe estar siempre puesta en el Señor.  El mismo Pablo que dice: sigan mi ejemplo, se refiere a su manera de buscar y servir al Señor.  Lo mismo vemos en estas palabras de Juan: permanezcan en Él.  Tu comunión es con Dios.  Las cuentas que rendirás serán con Él.  No hay intermediarios fuera de Cristo.  Como hemos estudiado a lo largo del capítulo 2, existen personas que utilizan el nombre de Dios pero realmente no tienen comunión con Él.  aprendimos que hay hipocresía dentro de las congregaciones y esto nos ayuda a diferenciar entre aquellos que tienen a Cristo de los que no.  Hay algunos a los que les gusta recibir la atención y los reflectores.  Quieren compartir esa atención con Dios.  Pero Juan nos dice: la unción que hemos recibido nos enseña todas las cosas.  Esto quiere decir que el Señor nos da discernimiento.  Nos ayuda a tomar mejores decisiones y a entender quién es quién.  Ahora, debemos tener mucho cuidado.  Esto nos puede llevar a juzgar y criticar a nuestros hermanos.  Recuerda: todos somos pecadores.  El hecho de que alguien tenga algún tropiezo no quiere decir que debemos acabarlo y pensar que no tiene a Cristo.  ¡Por supuesto que no!  Donde tenemos que tener cuidado es en nuestros líderes y aquellos en quienes depositamos nuestra confianza y pedimos consejo.
Una y otra vez la palabra de Dios nos anima a permanecer pegados a Él.  así como la rama no puede vivir sin estar sujeta al tronco, nosotros tampoco podemos andar sin estar sujetos al Padre.  ¡No te apartes!  ¡No te distraigas!  Hay muchos “ruidos” que te confundirán.  Hay muchas “luces” que te van a atraer.  ¡No te apartes!  ¡Permanece!  A pesar de que sea difícil.  A pesar de que no entiendas bien el por qué Dios te pide que hagas esto o aquello.  ¡Confía!  ¡Permanece!  Él te dará entendimiento y podrás ver que su camino siempre ha sido mejor que el tuyo.  Aquellos que hemos recibido a Cristo, tenemos al Espíritu Santo viviendo en nosotros.  Él nos guía.  Él abre nuestros ojos.  Él nos da una conciencia.  Te has preguntado ¿por qué ahora te das cuenta de cosas que antes no?  La respuesta es el Espíritu Santo.
Juan quiere que entendamos lo importante que es creer en que nuestro Dios tiene una promesa de vida eterna para nosotros.  Quiere que no dejemos de sujetarnos a Él.  Quiere que no nos distraigamos y dejemos su camino.  Nos recuerda que habrá quienes quieran engañarnos pero debemos aprender a permanecer y confiar que Dios es real.  Medita en esto.  Lee el pasaje varias veces si no te queda claro.

Oración
Padre: no quiero apartarme de Ti.  Sin importar las circunstancias mi corazón está a tus pies.  No permitas que nada me distraiga y mi vista siempre apunte a Ti.  Te entrego mi vida y confío en que Tu me guiarás por el mejor camino.  Gracias por tu amor e increíble misericordia.  En Cristo Jesús.  Amén.

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