Gracias
a Dios por permitirme terminar un año más.
Se acabó el 2013 y ahora a comenzar el 2014. No pasó mucho tiempo sin que el Señor me
recordara un principio fundamental que encontramos en la carta de Santiago
capítulo 4 versículos 13 al 15.
!Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y
estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no
sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina
que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el
Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
¿Por
qué lo digo? Porque ya estaba planeado
mi principio de año por mi parte mientras que Dios tenía otros planes. Simplemente caí enfermo y no me podía mover
de la cama. ¡Ciertamente somos neblina! No podía hacer nada al respecto. Tomar medicinas. Sí. De
todas maneras no podía moverme. Dos días
en los que no pude salir de cama y el tercero ya estoy mejor pero lejos de
saludable. ¿Debo reclamarle a Dios por
esto? ¿Debo decir qué forma es esta de
empezar el año? Claro que podría
quejarme. Claro que podría reclamarle a
Dios. Pero ¿dónde está el crecimiento
espiritual en estas actitudes? Mejor
pongo mi vida en oración y pido al Señor que me enseñe lo que debo aprender de
esta situación. ¿Sabes qué aprendí? Que soy orgulloso. Me empecé a sentir mal y no pensé en ningún
momento en orar. Sufrí toda la noche con
malestar y en ningún momento oré. Al día
siguiente, tomé medicina y tampoco oré.
No fue hasta la noche que me empecé a preocupar porque mi enfermedad no
bajaba que me di cuenta que tenía que acudir al Señor. Ojo, no para que me curara sino para estar en
línea con Él. ¿Por qué dejé pasar tanto
tiempo? Porque pensaba que podía
solo. Pensaba que no era algo
importante. Pensaba que yo sabría cómo
salir adelante. ¿La realidad? No pude.
Recordé las palabras de Santiago al decirnos que debemos decir: si el
Señor quiere, haremos esto o aquello.
¡Gran verdad! Tan fácil que las
olvidamos.
Hoy
que escribo mi primer mensaje del año deseo que en lugar de estar buscando lo
que todos buscan (salud, dinero y amor) busques mejorar tu comunión con
Dios. que tu principal objetivo sea
conocerle más y transformar tu vida conforme a su voluntad. No esperes, como yo lo hice, a no poder más
con tus propias fuerzas. Dobla tus
rodillas hoy y deja que Jehová tome el trono de tu vida. Es el lugar que le corresponde.
No
sé cuál será tu propósito de año nuevo, pero espero que pueda animarte a que
uno de esos propósitos sea el recordar las palabras de Santiago al hacer planes
y decir: si el Señor quiere, haremos esto o aquello. Por mi parte, así quiero empezar el año. No haciendo planes ni pensando que yo decido
sino poniendo a Dios primero y reconociendo que es Él quien decide.
Oración
Padre:
Gracias. Me has permitido terminar un
año más. Gracias por todo lo vivido y
aprendido. Gracias por los momentos
difíciles y fáciles. Pero sobre todo,
gracias por nunca dejarme solo. Gracias por
siempre estar ahí. Gracias por tu
perdón, tu gracia y tu amor incomparable.
Te pido que este año que empieza pueda aprender a ponerte siempre en el
primer lugar de mi vida y nunca haga planes sin ponerlos a tu disposición. En el nombre de Cristo Jesús. Amén
1 comentario:
Amen.
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