Nos convenía tener un sumo sacerdote así:
santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los
celos. A diferencia de los otros sumos
sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus
propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una
sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo. De hecho, la ley designa como sumos sacerdotes
a hombres débiles; pero el juramento, posterior a la ley, designa al Hijo,
quien ha sido hecho perfecto para siempre.
Me encanta como empieza este pasaje: nos
convenía. Todo lo que dice la biblia nos conviene
escuchar. Nos conviene aprender. Nos conviene cambiar y transformar. ¿El problema?
Nuestro orgullo. Nuestro yo tan
grande que no nos deja rendirnos ante Él y dejar de luchar. Sabemos que Dios quiere nuestro bien pero a
veces olvidamos que nos conviene su camino.
¡Por supuesto que nos conviene!
¡Él es Dios! Imposible que nuestro
camino sea mejor que el de Él. Sé que lo
he escrito mucho pero el capítulo sigue enseñándonos sobre la superioridad de
Cristo. No solo en cuanto a sus planes
versus los nuestros sino también en sus características. Él es santo.
Nosotros no. Sin mancha. Nosotros no.
Apartado de los pecadores.
Nosotros no. Exaltado en el
cielo. Nosotros no. No necesita ser justificado por sus
pecados. Nosotros sí. No podemos seguir luchando contra su
voluntad. Eso debemos dejarlo para los
que no le han reconocido y no entienden la verdad. Pero si tú ya has recibido a Cristo y te
dices seguidor de Él, no tienes pretexto.
Cada característica de Jesús debemos buscar imitarla. Debemos orar para que nuestra vida sea lo más
parecida a la de Él. Recuerda que Él es
el maestro y nosotros los discípulos.
Entonces debes meditar. ¿Quiénes
te rodean? ¿Buscas la santidad? ¿Te esfuerzas por mantenerte puro y sin
mancha?
Por otro lado, nos dice el pasaje que Cristo
ofreció el sacrificio de su vida una sola vez y para siempre. Esto quiere decir que a nosotros no nos
corresponde “ayudarle” con nuestros sacrificios. Al aceptar a Jesús es suficiente para ser
perdonados y perfeccionados. No es
necesario agregar nada más.
Recientemente fue semana santa y justamente observamos lo opuesto a lo
que aprendemos en este día. Personas realizando
distintos tipos de sacrificio porque piensan que eso deben hacer. Error.
Cristo hizo el sacrificio perfecto una vez y para siempre. No necesita de nosotros. Piénsalo.
¿Qué podemos ofrecerle? No tiene
sentido. Lo que pasa es que nos gusta
moldear a Dios a nuestra manera. Sabemos
que hemos hecho cosas mal y ponemos nuestros propios métodos para
justificarnos. Gente deja de comer
ciertas cosas o se restringen de alguna actividad. Mientras tanto, tú debes saber que esto no
tiene sentido porque significaría eliminar el sacrificio que hizo Jesús. Concluyendo, te conviene escuchar lo que dice
Dios y sobre todo aplicarlo a tu vida. Te
conviene imitarlo. Te conviene rendirte
ante Él. Te conviene seguirle. Te conviene dejar de luchar contra su
voluntad. Piénsalo. Te conviene.
Oración
Señor: me rindo ante ti. Hoy entiendo que me conviene seguirte y
entregarme. No quiero luchar más sino
dejarte moldear mi corazón y mi mente. Renuévame. Lléname de Ti y permite que mi vida sea
agradable a Ti. Gracias por el
sacrificio de Cristo y por enseñarme que no debo realizar nada pues fue
perfecto. Gracias por tu misericordia al
ofrecerme este perdón que no merezco. Gracias
en Cristo Jesús. Amén.
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