Un poco de historia siempre ayuda a entender mejor los pasajes. Recordemos que antes de Jesús, se tenían que
realizar sacrificios con animales de ciertas características para expiación de
pecados. Esto se hacía constantemente
hasta que Cristo viene y se consuma el sacrificio perfecto. ¿Quién más podría morir mejor que Él? ¿Qué más se podría sacrificar que sea
superior a Él? No hay nada ni nadie que
pueda superarle. Él es perfecto y sin
mancha. Totalmente justo. Por esta razón, hoy en día no hacemos ni
necesitamos ningún tipo de sacrificio.
Ojo, hay personas que siguen queriendo realizar “mini” sacrificios para
“mejorar” su comunión con Dios. Le dicen
a Dios que van a dejar de hacer esto o aquello.
Es nuestro deber informar, en el amor del Señor, que Él no necesita
ningún sacrificio de nuestra parte sino que Jesús ya ha hecho el sacrificio
perfecto y nuestra parte es reconocer la necesidad de Él. Entonces, si entendemos cómo funcionaban las
cosas, es muy importante entender el pasaje de hoy. Lo que nos está enseñando es la confirmación,
de lo que hemos venido aprendiendo, puesta en práctica. Quiere decir que, un hombre no puede llevarnos
a la perfección. No hay obra alguna que
pueda llevar a una persona a reconciliarse con Él. ¡Por eso Cristo viene de otra tribu! Para que la gente no pensara que la
genealogía seguía siendo importante.
Para que dejaran atrás muchos errores en su entendimiento de Dios. Para que entendamos hoy en día que Dios no
está en un santuario ni tiene comunión con unos cuantos que son “santos”. Cristo vino y murió para derramar su amor y
permitirnos llegar a la perfección. La
santidad no puede llegar con nada que hagamos como humanos. No hay ningún sacrificio que pueda llevarnos
al mismo lugar como lo hace el sacrificio de Jesús. ¿Lo puedes entender? Por eso Cristo viene de otra tribu. Era necesario separar lo que el hombre hacía
de lo que nuestro Señor venía a demostrar.
Hoy en día es igual de importante entender la diferencia entre lo que
nosotros podemos hacer para perfeccionarnos y lo que Jesús hace. La gente piensa que puede ser buena. La gente piensa que al no hacerle daño a
nadie ya están haciendo bien las cosas.
La gente se justifica con cualquier idea que escucha o que considera
buena. Tristemente las cosas no
funcionan así y por eso escribo estos devocionales y trato de que lleguen al
mayor número de personas. Porque
nosotros no ponemos las reglas sino Jehová.
Porque nosotros no decidimos sino El Creador. Cristo proviene de otra tribu para enseñarnos
que, como hombres, nada, absolutamente nada podemos hacer para llegar a esa
perfección o santidad. Ningún
sacerdote. Ni el mismo Aarón. Solamente a través de Cristo podemos
lograrlo. Mientras tanto, la gente se
pierde. Hoy te animo a que compartas
este mensaje. Pon en tu corazón la carga
de anunciar a Cristo y nuestra necesidad de reconocerle. No dejes que la gente siga en el camino
equivocado. Anunciemos el
evangelio. Cristo ya hizo lo más
importante y doloroso. ¡Ya entregó su
vida y pagó por nuestros pecados! ¿Cómo
vamos a desaprovechar este gran regalo?
¿Cómo no vamos a compartirlo? Él
ya hizo todo.
Oración
Señor: Gracias. Tú has mandado a
tu Hijo para que yo pueda tener vida. Permitiste
que sufriera sin merecerlo y pagó por lo que yo debía. Gracias por tanto amor. Hoy entiendo que no hay nada que pueda hacer
para ser santo sino que solo a través de Cristo puedo ser reconciliado contigo
y alcanzar la perfección. Padre, que
Cristo reine en mi vida y transforma mi ser para que mis acciones sean
agradables a Ti. Perdona mis pecados y
gracias por hablar a mi corazón y darme entendimiento para cambiar y comenzar a
caminar por el camino correcto. En Cristo
Jesús. Amén
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