Ahora
bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el
cielo, el que sirve en el santuario, es decir, en el verdadero tabernáculo
levantado por el Señor y no por ningún ser humano.
Por un
lado, estamos nosotros tratando de sobrevivir.
Por el otro, está Dios buscándonos todos los días para que nos
reconciliemos con Él. Por un lado
estamos buscando sentido a nuestra vida.
Por el otro está Dios con sus manos abiertas esperando a que lo veamos y
abramos nuestros brazos para recibirlas.
Por un lado estamos aferrados a lo que tenemos. Por el otro, no tenemos idea de cuánto nos
estamos perdiendo por no voltear al Señor.
Por un lado nos sorprendemos de los templos u otro tipo de arquitectura
mientras que por el otro no podemos comprender lo que significa leer que hay un
tabernáculo levantado por el Señor y por ningún ser humano.
Hay una
línea que divide lo espiritual de lo carnal.
Es importante encontrarla. Es
importante respetarla y aprender a mantenernos del lado correcto en todo lo que
hacemos. No podemos traspasarla para
algunas cosas y al mismo tiempo permanecer en la espiritual. O se está de un lado o se está del otro.
¿Por qué
escribo esto y qué tiene que ver con el pasaje de hoy? Al leer los versículos me doy cuenta de lo poco
que entendemos a Dios y lo mucho que lo limitamos. Confiamos más en lo que podemos oír y tocar
en lugar de la palabra de Aquél que es alabado en el cielo. Tenemos a un sacerdote que intercede por
nosotros y está sentado a la diestra de Dios.
¡Nos ama! Quiere llenarnos de
bendiciones. Sin embargo nosotros no le
entregamos nuestra vida. ¿Por qué? ¿Por qué cuesta tanto trabajo dejar atrás
todo y perseguir una vida entregada al Señor?
Sé que no soy el único que se ha cuestionado esto. Espero tú también te lo hayas preguntado pues
es señal de nuestro deseo de seguirle y romper con tantas cosas que estorban en
nuestra comunión con Él. El pasaje nos
dice que Cristo está a la derecha del Padre (Majestad). Nos dice que habita en donde ningún ser
humano ha construido. ¿No te parece
increíble? ¿Qué más podemos pedir? Cristo murió por nosotros. Resucitó para estar con el Padre e interceder
por nosotros. Quiere ser nuestro
sacerdote. No necesitamos realizar
ningún sacrificio. Él ya hizo todo. Insisto.
¿Qué más podemos pedir? Sin
embargo nos cuesta trabajo morir a nosotros y tomar su cruz. Nos cuesta trabajo compartir de Él en el trabajo
o con nuestros vecinos. Nos cuesta
trabajo creer que pueda hacer algún milagro en nuestra vida. No tiene sentido. Si realmente creemos en la biblia no podemos
seguir así. Si realmente somos
seguidores de Él, nuestra vida, nuestras acciones, deben de confirmar esa
creencia y convicción. De lo contrario
nos estamos engañando. Estamos en un
juego de apariencias donde tristemente nosotros somos los únicos
perjudicados. Piénsalo. ¿En dónde estás parado?
Oración
Señor y
Padre mío: alabado seas. Has hecho todo
por mí y yo no merezco tanto. Te pido
perdón por mis pecados. Te pido perdón
por ignorarte y no dejarte reinar en mi vida.
Quiero tomar tu cruz y seguirte.
Quiero dejar atrás todo lo que estorba en mi comunión contigo. Quiero mirar a la meta que es a tu lado y
caminar confiado en que Tú alumbras mis pasos.
Gracias mi Señor. Gracias por
tanto que me das. En Cristo Jesús. Amén.
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