A todo
sumo sacerdote se le nombra para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual
es necesario que también tenga algo que ofrecer. Si Jesús estuviera en la tierra, no sería
sacerdote, pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas en
conformidad con la ley. Estos sacerdotes
sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo, tal como
se le advirtió a Moisés cuando estaba a punto de construir el tabernáculo:
“Asegúrate de hacerlo todo según el modelo que se te ha mostrado en la
montaña.” Pero el servicio sacerdotal
que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es
mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas.
En ese
entonces estaban los sacerdotes que intercedían por el pueblo realizando los
sacrificios. El día de hoy tenemos a
Jesús sentado a la diestra del Padre intercediendo a través del sacrificio que
Él mismo realizó. No es fácil entender
la enorme dimensión y profundidad que tiene el sacrificio de Jesús y por esta
razón el autor de hebreos, nos repite una y otra vez, las características de
nuestro Dios y cómo vino a establecer una nueva esperanza. Irónicamente, esta esperanza llega con la
misma muerte de Cristo. Lo que muchos
hubieran pensado que era la derrota, hoy nosotros sabemos que era necesario que
muriera y sobre todo que resucitara al tercer día cumpliendo con las
escrituras. Esto debe llenarte de
emoción. Debe llenar tu corazón e
inundar tu comprensión. Piénsalo. No hiciste nada para merecerlo y sin embargo
Dios lo hizo ya.
El pasaje
de hoy nos deja muy claro la distinción entre la vida carnal y la vida
espiritual. Hay un cielo donde habita
Dios y un mundo donde estamos nosotros. Jesús
viene del cielo. Él es Dios. No es como nosotros aunque fue hecho como
nosotros. Fue hombre y al mismo tiempo
Dios. ¿Cómo es posible? No lo sé.
Lo que sí sé es que hoy es nuestro sumo sacerdote y no necesita estar
ofreciendo sacrificios por sus pecados y nosotros tampoco tenemos que hacerlo
puesto que su sacrificio fue perfecto y para terminar con la esclavitud al
pecado. Hoy, gracias a esa entrega,
podemos ser libres. Por esta razón
resulta triste el que personas reduzcan el sacrificio y la vida de Cristo en
general a la de una “gran persona” o un “gran ejemplo a seguir”. ¡No!
Es el mejor y único ejemplo. Es
la esencia del amor. Su sacrificio nos
da esperanza. Su sacrificio nos
redime. Su sacrificio nos permite tener
vida. ¿Qué otra persona ha hecho algo
así? ¡Nadie! Ninguna otra religión tiene el ejemplo que
tenemos con Cristo. Ninguna otra
religión tiene a un líder que haya vencido a la muerte. Ninguna otra religión tiene a su líder
sentado a la diestra del Creador.
Así como
en ese entonces tenían el tabernáculo que les daba cierta idea de lo que eran
las cosas en el cielo, hoy tenemos el ejemplo de Jesús quien, en todo momento,
se mantuvo en obediencia al Padre y nos enseñó Su voluntad. Cristo vino a enseñarnos a ver y a seguir al
Padre así como el tabernáculo funcionaba para que la gente pudiera entender lo
que el pecado tiene como consecuencia.
Oración
Padre: te
pido perdón por mis pecados. Te pido
pueda entender tu palabra y utilizarla para guiar mis pasos. Gracias por el sacrificio de Cristo y la oportunidad
para reconciliarme contigo. Gracias por
tu palabra y por enseñarme cómo obedecerte y agradarte. Toma mi vida Señor. En el nombre de Jesús. Amén.
2 comentarios:
Muy Buena Palabra... Gracias por compartir.
Hola y gracias por tu comentario. Por favor no dudes en compartir el blog.
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