Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el
exterminador de los primogénitos no tocara los de Israel.
Es fácil tener “fe” cuando ya sabemos cómo terminan las cosas. Cuando leemos sobre la pascua no consideramos
lo extraño que resultaría vivir en carne propia lo que sucedería. Simplemente leemos una página, pasamos a la
siguiente y listo, se terminó la pascua y vemos que Dios no tocó a los
israelitas. Si queremos transformar
nuestras vidas y crecer en comunión con el Señor, es importante tomar cada
aspecto en cuenta. Imaginar las
reacciones y los sentimientos de las personas para poder identificarnos con
ellas. En el pasaje de hoy, vemos que
Jehová anuncia a Moisés que irá a Egipto y morirá todo primogénito tanto de los
hombres como de las bestias. Sin
embargo, no tocaría a ningún israelita para que faraón entendiera que Jehová
estaba con ellos. Ahora, ¿sabes cuál era
la señal para que no murieran los primogénitos de Israel? Poner en los dos postes y el dintel de la
puerta la sangre de un animal que habría sido sacrificado. Insisto, hoy leemos y sabemos inmediatamente
que todo salió “bien” y el pueblo de Israel no fue lastimado pero consideremos
por un momento cómo habrán recibido la noticia de lo que acontecería. Ellos no sabían cómo vendría Jehová. ¿Y si mandaba a algún ejército de otro
país? ¿Y si se confundían y no veían la
sangre en el dintel? ¿Y si mejor me
escondo además de poner la sangre en la puerta?
¿No te parece que suena un poco ilógico poner sangre en la puerta y que
eso sirva para que no nos pase nada?
¡Seguramente muchos ejemplos como este pasaron por sus mentes! Sin embargo, obedecieron y vieron cómo Dios
hizo un milagro perfecto al pasar de largo por cada casa de Israel. Ahora, lo interesante y útil es pensar en
cuántas veces reaccionamos igual.
Cuestionamos. Dudamos. ¡Es normal!
Estamos atravesando situaciones nuevas o es la primera vez que quieres
vivirlas ahora en obediencia al Señor.
Tal vez es la primera vez que te quedas sin trabajo. La primera vez que atraviesas una enfermedad
complicada. La primera vez que fallece
un ser querido. La primera vez que te
sientes tan solo y deprimido. No podemos
exigirnos ser perfectos. Lo que sí
podemos y debemos exigirnos es que nuestra fe sea quién dirija sin importar nuestras
preocupaciones. Al momento de querer
caminar entregando tu vida por completo a Dios surgen dudas y
preocupaciones. Has venido viviendo de
tal forma que no sabes qué pasará al hacer este cambio en tu vida. Confía en la palabra de Dios. Así como Moisés celebró la pascua y mandó a
todo Israel a poner sangre en sus puertas y pudo ver la mano de Dios, así
también tú la podrás experimentar en carne propia al dar los primeros pasos de
fe. ¿Por dónde comenzar? Fácil.
Ama al Señor sobre todas las cosas y obedece sus mandamientos. Ama a tu prójimo como a ti mismo. De ahí se desencadena absolutamente
todo. Pide a Dios en oración que abra tu
corazón y tu entendimiento para dar los primeros pasos en tu renovación.
Oración
Señor: definitivamente quiero amarte sobre todas las cosas y caminar
creciendo constantemente mi fe. Hoy aprendí
que debo dejar de cuestionarte y confiar en que cumples tu palabra
siempre. Toma mi vida mi Señor y guía
cada paso que tome. Examina mi corazón y
quita todo aquello que estorbe en mi comunión contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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