Porque Tú no eres un Dios
que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a Ti. Los insensatos no estarán delante de tus
ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad.
Durante el invierno, no es
necesario ver la temperatura para saber que hace frío. Tampoco es necesario ir a una de las zonas
más peligrosas de tu ciudad para corroborar que serás asaltado. Aunque parezca un poco tonto, cuando Dios
está de por medio, nos comportamos totalmente opuestos a esto que parece tan
sencillo. De alguna manera pensamos que
dejar de obedecerle en un detalle no es tan grave. Pensamos que decir una mentira “pequeña” no
está tan mal. Pensamos que podemos creer
en Dios, confiar en Él y al mismo tiempo hacer nuestra voluntad. ¿La realidad?
Las cosas no funcionan así. Dios
no se complace en la maldad y aborrece a los que hacen el mal. Tus actos, sin importar que seas o no
creyente, son aprobados o reprobados por el Señor. Te lo repito: tus actos siguen estando bajo
la lupa del Señor y serán aprobados o reprobados. Normalmente, cuando leemos este tipo de
versículos pensamos en aquellos que no conocen a Dios. Que hacen lo que quieren como si no
existieran consecuencias y juegan a la “selva” donde el más fuerte es el que
domina. Sin embargo, me parece que no
debemos dejar el pasaje ahí sino darle mayor profundidad y
autoexaminarnos. Sería bueno pensar si
realmente estamos buscando obedecer a Jehová en todo lo que hacemos o si, como
el ejemplo del principio, escogemos qué hacer y qué no hacer. Lo importante es entender que para Dios no
hay medias tintas. Estamos de un lado o
del otro. Somos hacedores de su palabra
o de maldad pero no podemos estar a la mitad.
Somos un gozo ante sus ojos o una forma de aborrecimiento por nuestros
actos. Sí. Por la sangre de Cristo somos
perdonados. Sí. Podemos venir al Señor, pedir perdón y
recibir ese amor y misericordia que tiene para nosotros. Sin embargo, esto no quiere decir que tenemos
“licencia” para hacer todo mal y posteriormente buscar ese “arrepentimiento”. ¡Al contrario! Debemos entender que nuestra responsabilidad
es buscar actuar de manera opuesta a las características del pasaje de
hoy. Medita y se honesto contigo mismo. No puedes engañar a Dios y hoy aprendiste que
tus actos, cuando no están en línea con Él, simplemente no son bien
recibidos. Sin importar que sea algo que
parece relevante o no, cada uno de tus actos y pensamientos deben ser evaluados
con la vara de Dios y no con la tuya. Solamente
así puedes realmente entender cuánto necesitas de la gracia y sacrificio de
Cristo y buscarás no fallarle.
Oración
Padre: no puedo seguir
pensando que los hacedores de mal son los demás. Hoy entiendo que también puedo caer en esa
categoría cuando no busco hacer tu voluntad y entregarte mi vida
completamente. Guíame Padre para poder
vivir en obediencia y llevando testimonio de tu palabra. Ayúdame a dejar de juzgar a los demás y
pensar que ellos son los que están mal y yo bien. Abre mis ojos y mi entendimiento para que
pueda discernir entre lo que te agrada y lo que no. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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