Cansado estoy de sollozar;
toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto! Desfallecen mis ojos por causa del dolor;
desfallecen por culpa de mis enemigos.
El día de hoy tuve una
plática sumamente gratificante e interesante.
¿Qué se hace cuando uno está cansado?
¿Qué se hace cuando uno no sabe qué camino tomar? ¿Qué se hace cuando parece que está lloviendo
sobre mojado? Leyendo el pasaje de hoy,
podemos ver que David se encontraba cansado o mejor dicho, exhausto. No paraba de llorar. No paraba de sufrir. No había a dónde ir por refugio. ¿Te has sentido así? ¿Conoces a alguien que esté así? No son momentos fáciles. Por eso me encanta que la biblia nos plantea
un panorama completo y real de lo que atravesaremos en nuestra vida. No oculta nada. No minimiza las dificultades. Al contrario.
Pone a uno de los principales ejemplos, David, como expositor de lo que
es atravesar por pruebas, angustia, desesperación, enfermedad y llanto. Todos, tarde o temprano, pasaremos por cada
una de estas situaciones. No porque Dios
sea malo. Tampoco por que hayas hecho
algo malo. Simplemente porque es necesario
crecer espiritualmente. ¡Ese es el
sentido de las pruebas! Santiago nos lo
revela al decirnos que debemos gozarnos en ellas pues producen paciencia,
sabiduría y fe. Jesús nos dice en Mateo
11 que entreguemos a Él nuestras cargas y nosotros llevemos la suya. La nuestra no nos deja caminar y nos aplasta
mientras que la de Él es ligera. En el
sermón del monte nos dice: bienaventurados los que lloran porque ellos
recibirán consolación. ¿Pero qué pasa
cuando hemos ido no una ni dos sino cientos de veces a los pies de Jehová y
parece que nada cambia? ¿Qué pasa cuando
estamos como David en este salmo donde nada parece ayudar? La respuesta está en el mismo pasaje: no
separarnos de Dios y esperar en Él orando constantemente. Sí. Yo
sé que te gustaría una respuesta. Yo sé
que te gustaría que se abrieran las puertas y tus incertidumbres y disyuntivas
se aclararan. Sin embargo, la respuesta
correcta es ir mil y un veces con las rodillas dobladas ante el Señor y
esperar. No importa si has orado cientos
de veces. Hazlo miles. Simplemente no pares de hacerlo. No pienses que no está pasando nada pues para
empezar, tú estás aprendiendo a depender más y más de Él. No quieras encontrar respuestas donde no hay
nada. Dios dice que el que permanece en
Él puede dar fruto pues Él es río de agua viva.
Él es la fuente. Él es la única
fuente. Acude a Él. Permanece en Él. Dobla tu rodilla ante Él y no te muevas de ahí. Tu carne querrá decirte que tienes que
moverte. Te dirá que tienes que hacer
algo y que no debes quedarte parado. No hagas
caso. Pide a Dios que te llene de su paz
y de su consuelo y permite que sea Él quien quite la neblina y te permita ver,
en Su momento, las cosas claras.
Oración
Señor: es difícil no
entender lo que pasa sin embargo hoy entiendo que no soy nadie para reclamarte
mi falta de comprensión. Tú eres Dios y
sabes mejor que yo cómo deben ser las cosas.
Te pido que me llenes de tu paz y pueda restablecer mi comunión
contigo. No permitas que me aparte de
Ti. No permitas que dude de Ti. Gracias por amarme y estar al pendiente de
mí. Heme aquí Señor humillado ante Ti
dispuesto a esperar a que Tú guíes. En Cristo
Jesús. Amén
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