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30 mar 2015

Salmos 6:6-7

Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!  Desfallecen mis ojos por causa del dolor; desfallecen por culpa de mis enemigos.



El día de hoy tuve una plática sumamente gratificante e interesante.  ¿Qué se hace cuando uno está cansado?  ¿Qué se hace cuando uno no sabe qué camino tomar?  ¿Qué se hace cuando parece que está lloviendo sobre mojado?  Leyendo el pasaje de hoy, podemos ver que David se encontraba cansado o mejor dicho, exhausto.  No paraba de llorar.  No paraba de sufrir.  No había a dónde ir por refugio.  ¿Te has sentido así?  ¿Conoces a alguien que esté así?  No son momentos fáciles.  Por eso me encanta que la biblia nos plantea un panorama completo y real de lo que atravesaremos en nuestra vida.  No oculta nada.  No minimiza las dificultades.  Al contrario.  Pone a uno de los principales ejemplos, David, como expositor de lo que es atravesar por pruebas, angustia, desesperación, enfermedad y llanto.  Todos, tarde o temprano, pasaremos por cada una de estas situaciones.  No porque Dios sea malo.  Tampoco por que hayas hecho algo malo.  Simplemente porque es necesario crecer espiritualmente.  ¡Ese es el sentido de las pruebas!  Santiago nos lo revela al decirnos que debemos gozarnos en ellas pues producen paciencia, sabiduría y fe.  Jesús nos dice en Mateo 11 que entreguemos a Él nuestras cargas y nosotros llevemos la suya.  La nuestra no nos deja caminar y nos aplasta mientras que la de Él es ligera.  En el sermón del monte nos dice: bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación.  ¿Pero qué pasa cuando hemos ido no una ni dos sino cientos de veces a los pies de Jehová y parece que nada cambia?  ¿Qué pasa cuando estamos como David en este salmo donde nada parece ayudar?  La respuesta está en el mismo pasaje: no separarnos de Dios y esperar en Él orando constantemente.  Sí.  Yo sé que te gustaría una respuesta.  Yo sé que te gustaría que se abrieran las puertas y tus incertidumbres y disyuntivas se aclararan.  Sin embargo, la respuesta correcta es ir mil y un veces con las rodillas dobladas ante el Señor y esperar.  No importa si has orado cientos de veces.  Hazlo miles.  Simplemente no pares de hacerlo.  No pienses que no está pasando nada pues para empezar, tú estás aprendiendo a depender más y más de Él.  No quieras encontrar respuestas donde no hay nada.  Dios dice que el que permanece en Él puede dar fruto pues Él es río de agua viva.  Él es la fuente.  Él es la única fuente.  Acude a Él.  Permanece en Él.  Dobla tu rodilla ante Él y no te muevas de ahí.  Tu carne querrá decirte que tienes que moverte.  Te dirá que tienes que hacer algo y que no debes quedarte parado.  No hagas caso.  Pide a Dios que te llene de su paz y de su consuelo y permite que sea Él quien quite la neblina y te permita ver, en Su momento, las cosas claras.

Oración

Señor: es difícil no entender lo que pasa sin embargo hoy entiendo que no soy nadie para reclamarte mi falta de comprensión.  Tú eres Dios y sabes mejor que yo cómo deben ser las cosas.  Te pido que me llenes de tu paz y pueda restablecer mi comunión contigo.  No permitas que me aparte de Ti.  No permitas que dude de Ti.  Gracias por amarme y estar al pendiente de mí.  Heme aquí Señor humillado ante Ti dispuesto a esperar a que Tú guíes.  En Cristo Jesús.  Amén

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