Muchos son los que dicen:
¿Quién puede mostrarnos algún bien? ¡Haz
Señor que sobre nosotros brille la luz de tu rostro!
Satanás ha logrado algo
extraordinario. ¿Qué es? Te preguntas.
Nos ha convencido que necesitamos tener ciertas características para
llevar el evangelio y cumplir con lo que Dios nos pide. Nos ha hecho pensar que la iglesia es como
una empresa en la que solamente los más adecuados pueden lograr muchas cosas y
el resto nos quedamos observándolos.
¡Increíble logro! Mientras tanto,
la biblia nos enseña cómo 11 personas (no cuento a Judas) totalmente ordinarias
revolucionaron el mundo y lograron establecer los fundamentos de lo que hoy
conocemos como cristianismo. Ninguno
tenía títulos nobiliarios ni educación privilegiada. Nadie tomó cursos de alta dirección ni
planeación estratégica. Tampoco
estuvieron en las filas del gobierno desde temprana edad. Nada.
Absolutamente nada de lo que nosotros pensamos necesario para lograr lo
que ellos lograron lo tenían. ¿Entonces
qué hicieron? Dejar que la luz del Señor
brillara sobre su rostro. Cada
lugar. Cada momento. Cada acción.
Su testimonio hacía brillar a Cristo en medio de toda la oscuridad. La gente hoy grita ¿Quién puede mostrarnos
algún bien? Si no lo has escuchado no sé
en qué mundo estás viviendo. Allá afuera
hay soledad, tristeza, resentimientos, frustraciones, desesperanza y vacío. Mientras tanto, ¿quién puede mostrarnos algún
bien? La respuesta no le corresponde a
los líderes de la iglesia. No le
corresponde a un grupo selecto de personas con gran conocimiento de la
palabra. No. Tú y yo somos los responsables de mostrar el
bien en este mundo. ¡¿Quién más?! No dejes que Satanás te engañe al pensar que
no puedes hacerlo. No te dejes engañar
pensando que necesitas esto o aquello.
No necesitas nada más que dejar que Jehová haga todo el trabajo. Recuerda cuando Cristo sanó al ciego y le
pide que vaya a su familia y amigos y cuente lo que había sucedido. ¡No tenía ninguna preparación! ¡No conocía del antiguo testamento! Solamente sabía que Cristo había transformado
su vida. Ojo. No estoy diciendo que la biblia no sea
importante. ¡Por supuesto que lo
es! Es la palabra de Dios. Sin embargo, no es el único elemento para
poder ir y mostrar al mundo de que el bien existe a través de Cristo. Tu testimonio es también causa de
impacto. Tu vida transformada es el
mejor método para impresionar a alguien y mostrar esa luz que la gente tanto
necesita. No necesitas tampoco tener una
vida impecable. ¡Nadie la tiene! Todos seguimos siendo pecadores. La única diferencia es que el pecado ya no
reina en ti. Ahora buscas ser
diferente. Buscas acabar con todas esas
malas influencias y tomar mejores decisiones.
Has cambiado de dirección y sabes hacia dónde te diriges. ¡Eso es lo que debes compartir! ¡Esa es la forma en la que Dios brilla en
nosotros! Cuando le decimos al mundo: Dios me ha transformado. Tengo mucho que cambiar pero Él se encargará
de todo. No eres el único con
problemas. No eres el único que
lucha. Por lo tanto, no vayas a ser el
único que no comparte lo que Dios ha hecho en su vida.
Oración
Padre: Gracias. Gracias por hacerme sentir especial y
amado. Gracias por mostrarme que todo
está en tus manos y debo dejarte trabajar.
Te pido perdón por mis pecados y sobre todo que ahora mi vida lleve tu
luz y muestre a los que me rodean el bien que Tú traes. Te pido que quites cualquier duda o pretexto
de mi mente y pueda ser una persona que constantemente busca compartir lo que
has hecho en mí. Te lo pido en Cristo
Jesús. Amén.
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