Tú destruyes a los
mentirosos y aborreces a los tramposos y asesinos. Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu
casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo.
En algunas ocasiones me han
pedido que ore por una u otra situación.
Con gusto lo hago. Lo que me da
tristeza es cuando piensan que yo tengo “mejor” comunión con Dios que ellos. Piensan que yo he sido “bueno” o que algo he
hecho para tener una “línea directa” al cielo.
Es como si uno habla a un centro de atención a clientes y hay una espera
de 100 personas pero yo, como tengo “acceso directo” puedo brincarme esa
espera. La comunión con Dios no funciona
así. Te voy a pedir que vuelvas a leer
el pasaje con detenimiento en la segunda parte.
¿Listo? La razón por la cual,
cualquiera de nosotros puede tener comunión con Jehová es, escúchalo bien, por
Su gran amor. No por algo que
hicimos. No porque lo merecemos. No porque somos menos malos que otros. Solamente por Su gran amor, podemos tener
comunión con Él. ¡Por eso me da tristeza
que la gente siga dándole la espalda a Dios y pidiendo que alguien más ore por
ellos! Simplemente se están perdiendo la
mejor bendición de su vida: la reconciliación y comunión con Jehová. ¿Sabes?
La realidad es que tú y yo somos mentirosos, tramposos y asesinos. Leíste bien.
Para los estándares que Jesús dejó en su sermón del monte (Mateo 5), nos
dice que al enojarnos con nuestros hermanos nos hace similares a los asesinos;
que el mirar a otra mujer y codiciarla nos hace adúlteros y por último, cuando
hablamos y nuestro sí no es siempre sí, nos volvemos mentirosos. ¿Lo puedes entender? ¡Somos pecadores! Tú y yo.
No hay uno más pecador que el otro.
Se es pecador y punto. La gran
diferencia es que podemos ser hechos sin mancha por aceptar el sacrificio de
Cristo y confesar su nombre como nuestro Señor y Redentor. Es así como podemos tener ese “acceso
directo” que la gente piensa como algo místico y fuera de su alcance.
En conclusión, espero
transformes tu forma de pensar con el pasaje de hoy y comiences a vivir
agradecido por el gran amor de Dios que nos permite tener comunión con Él y
perdona nuestros pecados. Espero puedas
decirle a cada persona que ellos también pueden recibir este amor y tener su
“línea directa” sin importar lo que hayan hecho pues Cristo ya pagó por sus
pecados.
Oración
Señor: perdóname. No he querido aceptar mi necesidad de Ti y
hoy entiendo que tu gran amor me recibe con todas mis faltas. Te pido perdones mis pecados y me guíes para
vivir distinto y conforme a tu voluntad.
Gracias por enseñarme que no tengo que hacer nada para merecer tu
amor. Gracias por derramar tu
misericordia sobre mí sin yo merecerla.
Te pido que seas el rey de mi vida y mi Salvador. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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