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18 mar 2015

Salmos 5:6-7

Tú destruyes a los mentirosos y aborreces a los tramposos y asesinos.  Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo. 



En algunas ocasiones me han pedido que ore por una u otra situación.  Con gusto lo hago.  Lo que me da tristeza es cuando piensan que yo tengo “mejor” comunión con Dios que ellos.  Piensan que yo he sido “bueno” o que algo he hecho para tener una “línea directa” al cielo.  Es como si uno habla a un centro de atención a clientes y hay una espera de 100 personas pero yo, como tengo “acceso directo” puedo brincarme esa espera.  La comunión con Dios no funciona así.  Te voy a pedir que vuelvas a leer el pasaje con detenimiento en la segunda parte.  ¿Listo?  La razón por la cual, cualquiera de nosotros puede tener comunión con Jehová es, escúchalo bien, por Su gran amor.  No por algo que hicimos.  No porque lo merecemos.  No porque somos menos malos que otros.  Solamente por Su gran amor, podemos tener comunión con Él.  ¡Por eso me da tristeza que la gente siga dándole la espalda a Dios y pidiendo que alguien más ore por ellos!  Simplemente se están perdiendo la mejor bendición de su vida: la reconciliación y comunión con Jehová.  ¿Sabes?  La realidad es que tú y yo somos mentirosos, tramposos y asesinos.  Leíste bien.  Para los estándares que Jesús dejó en su sermón del monte (Mateo 5), nos dice que al enojarnos con nuestros hermanos nos hace similares a los asesinos; que el mirar a otra mujer y codiciarla nos hace adúlteros y por último, cuando hablamos y nuestro sí no es siempre sí, nos volvemos mentirosos.  ¿Lo puedes entender?  ¡Somos pecadores!  Tú y yo.  No hay uno más pecador que el otro.  Se es pecador y punto.  La gran diferencia es que podemos ser hechos sin mancha por aceptar el sacrificio de Cristo y confesar su nombre como nuestro Señor y Redentor.  Es así como podemos tener ese “acceso directo” que la gente piensa como algo místico y fuera de su alcance. 
En conclusión, espero transformes tu forma de pensar con el pasaje de hoy y comiences a vivir agradecido por el gran amor de Dios que nos permite tener comunión con Él y perdona nuestros pecados.  Espero puedas decirle a cada persona que ellos también pueden recibir este amor y tener su “línea directa” sin importar lo que hayan hecho pues Cristo ya pagó por sus pecados.

Oración

Señor: perdóname.  No he querido aceptar mi necesidad de Ti y hoy entiendo que tu gran amor me recibe con todas mis faltas.  Te pido perdones mis pecados y me guíes para vivir distinto y conforme a tu voluntad.  Gracias por enseñarme que no tengo que hacer nada para merecer tu amor.  Gracias por derramar tu misericordia sobre mí sin yo merecerla.  Te pido que seas el rey de mi vida y mi Salvador.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén

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