La biblia es sumamente clara en que
tenemos dos caminos a escoger: nuestro camino y el camino de Dios. No importa lo que yo crea. Así lo estableció Dios. Cada vez que yo intento hacer algo que Dios
quiere, estoy buscando el camino de Dios.
Cuando hago lo que yo quiero, estoy buscando mi camino. Parece obvio ¿no crees? Aunque debiera serlo, al momento de tomar
decisiones lo obvio parece volverse complicado.
Si eres honesto y transparente, puedes reconocer que no siempre actuamos
como Dios quiere. David lo entendió y
por eso vemos estas oraciones y salmos a Dios: Guíame en tu camino. No dejes
que las circunstancias me abrumen y me hagan pensar que no puedo confiar en
Ti. Mientras que la cultura nos enseña a
esconder nuestras debilidades, nos enseña que no debemos ser vulnerables y
mucho menos abrir lo que hay en nuestra mente o corazón, Dios nos pide que le
digamos todo lo que está pasando con nosotros.
Nos pide que estemos en contacto constante con Él. Sin importar que parezca insignificante o de
suma gravedad. Dios quiere que estés
orando en todo momento y le digas lo que piensas, lo que sientes y lo que quieres
hacer. Pide a Dios sin restricción. Si lo piensas, David escribe los Salmos
llenos de peticiones. ¿Por qué no
hacemos lo mismo? ¿Por qué no llenamos nuestro
día de oraciones a Dios pidiendo por aquello que nos preocupa, agradeciendo por
las bendiciones que recibimos y buscando entregar nuestros pecados para ser
transformados? El Salmo de David es
claro: Dios, no quiero tomar malas decisiones, no quiero tomar otro camino que
no sea el tuyo; hay circunstancias adversas e injusticias en mi vida por lo que
te pido que me rescates y levantes para que nadie dude de tu grandeza. ¿Cómo es tu oración? ¿Cuántas oraciones haces al día? Tristemente hay gente que piensa que Dios
está muy lejos de nosotros y sumamente ocupado como para interesarse en
nuestras “trivialidades”. Esto no es
bíblico y puedo asegurarte que por el contrario, es Satanás queriendo apartarte
de cualquier comunión con Dios. Te
aplasta haciéndote sentir que no le importas a Dios cuando la realidad es
totalmente opuesta. Jesús nos enseña que
si nosotros siendo pecadores e imperfectos damos lo bueno cuando nuestros hijos
nos piden algo, cuánto más nuestro Padre Celestial. No dudes.
Pide. Habla. Confiesa.
Abre tu vida. No te limites. La humildad es tu mejor aliado. ¿Para qué aparentar fortaleza cuando Dios es
quien nos libra? ¿Te das cuenta del gran
ejemplo de David? Sus palabras están
llenas de pasión y entrega. Sin restricciones. Sin importar lo que los demás piensen. Un libro abierto de una vida que busca
constantemente permanecer en el camino de Dios.
¡Hagamos lo mismo!
Oración
Padre: gracias. Tu amor es incomprensible e inconmensurable. Abro mi corazón a Ti. Mis pensamientos. Mi vida entera. Quiero permanecer en tu camino y no apartarme nunca de Ti. Guíame Padre y no permitas que las circunstancias me hagan dudar. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
Padre: gracias. Tu amor es incomprensible e inconmensurable. Abro mi corazón a Ti. Mis pensamientos. Mi vida entera. Quiero permanecer en tu camino y no apartarme nunca de Ti. Guíame Padre y no permitas que las circunstancias me hagan dudar. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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