El verbo que se utiliza: clamar,
dentro del original qara, también
denota un sentimiento de llanto, súplica y grito. Esto nos ayuda a entender un poco más la
desesperación que sentía David. Recuerda
que David no era un personaje de una novela ni mítico sino un hombre como tú y
como yo. Un hombre que su deseo sexual hizo
tomar la mujer de alguien más y asesinar al esposo. Ese mismo David salió al campo de batalla
cuando todos estaban aterrados por el gigante Goliat y proclamó la victoria en
el nombre de Jehová. En este momento
encontramos a un David desesperado. Cansado. Aferrándose a su única razón de vivir y
seguir: Jehová. ¿Sabes? Por más que la biblia nos enseña una y otra
vez la cantidad de altibajos que atravesaremos, cada vez que nos encontramos en
un momento difícil, olvidamos todo y pensamos que se nos acaba el mundo. Se honesto.
Nos angustiamos. Nos aferramos. Nos enojamos.
Todo para finalmente doblar nuestras rodillas, permanecer en el suelo
humillados porque no podemos hacer nada y llorar al Señor para que escuche
nuestras palabras. Le pedimos a Dios que
no guarde silencio. Le decimos que nos
sentimos como muertos cuando no escuchamos sus palabras ni lo vemos
actuar. Abrimos nuestros brazos al cielo
y le rogamos que nos escuche. ¡Qué
momentos tan increíbles aquellos que nos hacen desprendernos de todo y ponernos
en el lugar que realmente nos corresponde suplicando al Rey de reyes y
reconociendo que solamente su voluntad puede hacer que las cosas cambien!
Se dice que en Estados Unidos, el
periodo en el que más personas se volvieron millonarias fue en la peor crisis
que existió en los 1930s. Mientras todos
pensaban que eran tiempos malos, otros cuantos vieron las oportunidades que se
abrían y compraron todo cuanto pudieron mientras que los demás vendían y
vendían. A mi parecer, la vida
espiritual es muy parecida. En las
épocas de crisis es cuando más tesoros hacemos en el cielo. Es cuando más buscamos a Jehová. Es cuando más contacto y comunión tenemos con
Él. Es cuando más dispuestos estamos
para dejarlo moldearnos y transformarnos.
Es justo en ese momento de crisis donde uno decide: dejo que el pánico
tome control sobre mí y “vendo” todo o, por el contrario, entiendo que es
tiempo de gran oportunidad y “compro” todo al mejor precio. ¿Lo puedes entender? El momento de crisis te arrastra a
Cristo. Te lleva al punto donde tus
recursos no son suficientes y no tienes otra opción más que dejar tu vida atrás
y voltear a la esperanza que brinda una vida en Jehová. David lo entendió y lo comparte con nosotros
en estas palabras. Sufriendo. Clamando.
Entendiendo que no hay otro camino que sea mejor que el obedecer al
Señor. Sin importar que las
circunstancias sean adversas, David se mantuvo fiel. ¿Qué vas a hacer tú?
Oración
Señor: quiero tomar tu camino y dejar
el mío atrás. No hay nada más que pueda
hacer y te doy gracias por orillarme a tal punto que entienda cuánta necesidad
tengo de Ti. Gracias por derrumbar mi
soberbia y aplastar mi orgullo. Aunque las
cosas no son fáciles, ahora quiero vivir confiado en Ti. Agradeciendo por lo que Tú permites y
pidiendo porque tu paz abunde en mi corazón.
Gracias padre, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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