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14 jul 2016

Salmos 28:3 No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo pero en su corazón albergan maldad.

Algunos sinónimos de iniquidad son: corrupción, inmoralidad, depravación y maldad.  ¿Quiénes son estas personas?  Muchas veces platico con gente que me dice creer en un dios que perdona a todos.  Un dios que ellos consideran amoroso e incluso lo mezclan con el Dios de la biblia pero no está basado en lo que dice la biblia sino en lo que ellos quieren creer.  “Yo me voy al cielo porque no he sido malo” me dicen.  “No he matado a nadie, no robo y en general trato de hacer bien a la gente”.  ¡Cuántas veces lo he escuchado!  Lo único que me hace pensar cuando lo vuelvo a escuchar es lo sabio que es Satanás para engañar a tantos con la misma frase.  Por alguna razón, nuestro orgullo nos hace pensar que no estamos en esa lista de sinónimos.  Que nosotros no somos los malvados, corruptos, inmorales o depravados.  ¿Basado en qué?  Nuestras propias ideas obviamente.  Sin embargo, las cosas no funcionan así.  Creamos o no en Dios, Él es Dios y Él reina.  Él va a traer juicio y habrá quienes sean salvados y vayan al cielo con Él y habrá quienes sean enviados al infierno.  A mí no me preguntaron si me parece justo o injusto ni si estoy o no de acuerdo.  Simplemente el Señor así lo decidió y, en su perfección, estoy convencido que debe ser lo más justo que pudo haber sucedido.  Por esa razón, David le dice al Señor en este salmo: ¡no me lleves junto con ellos!  Él sabe que hay un castigo para todos los que desobedecen y no reconocen a Jehová y no quiere mezclarse entre ellos.  ¿Te das cuenta cómo David no discute sobre la soberanía del Señor?  La entiende y la acepta buscando redención.  Por el contrario, la cultura de hoy nos hace cuestionar constantemente la soberanía de Dios.  ¿Por qué permite esto o aquello?  ¿Por qué no actúa de esta manera?  ¿Por qué a mí?  ¿Por qué a nosotros?  Estoy convencido que alguna vez has hecho estas preguntas.  Es probable que nunca habías cuestionado su validez.  Pero cuando uno estudia la palabra de Dios, ya no puede comportarse igual.  Ahora debes entender que no tenemos autoridad para cuestionar al Señor.  Piénsalo por un momento.  ¿Quién eres tú para cuestionar al Creador del universo?  ¿Realmente crees que tus planes e ideas pueden ser mejores que las de Él?  David nos deja un ejemplo excelente en sus salmos.  Clama.  Grita.  Llora.  Reclama.  Sin embargo, nunca se olvida que Dios es Dios ni le quita del trono de todo lo que ve y no ve.  Hoy debes entender que Jehová pone los parámetros de cómo va uno al cielo y qué significa realmente ser bueno.  No tú.  No yo.  Dios.  El salmo de hoy nos dice que habrá gente que hable paz mientras su corazón está lleno de maldad, gente que hará lo inmoral y corrupto.  También nos dice que Dios será quien los lleve al castigo correspondiente y no nosotros.  Cuestiona de qué lado estás.  Medita en esto.  ¿Cómo saber si realmente te vas a ir al cielo?  ¿Cómo saber si realmente eres bueno? 

Oración

Padre: vengo humillado ante Ti reconociéndote como mi Señor y mi Salvador.  Perdona mis pecados.  Límpiame y permite que pueda comenzar de nuevo por tus caminos pues quiero dejar los míos atrás.  No quiero ser de los que son llevados al infierno sino a tu presencia al morir.  Te pido en el nombre de Jesús todo esto.  Amén

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