Vistas de página en total

12 feb 2013

Filipenses 2:28-30


Así que lo envío (a Epafrodito) urgentemente para que, al verlo de nuevo, ustedes se alegren y yo esté menos preocupado.  Recíbanlo en el Señor con toda alegría y honren a los que son como él, porque estuvo a punto de morir por la obra de Cristo, arriesgando la vida para suplir el servicio que ustedes no podían prestarme.



El día de hoy tuve una plática sumamente interesante.  Duró poco tiempo.  Tal vez cinco minutos.  ¿Con quién?  Con la dueña de la tintorería donde llevo mi ropa.  Ella nació en Corea del Sur.  Allá conoció y aceptó a Cristo como su Salvador.  Me platicó cómo la gente estaba ávida por conocer de Dios y cómo el porcentaje de creyentes aumentó en proporciones increíbles.  Tristemente también me platicó cómo se han transformado algunos “pastores”.  De misioneros, viviendo con lo necesario a millonarios con casas lujosas.  “No son todos y probablemente no son pastores” me dijo.  Ahora, tristemente el porcentaje de creyentes ha disminuido a raíz de estos “testimonios”.  Me quedé pensando...  Al parecer el cristianismo hoy en día se mueve como el ciclo económico.  Tiene un inicio, un desarrollo, un pico y una caída.  Al mismo tiempo, pareciera que nuestra vida se comporta de esa manera también.  Conocemos al Señor.  Nos emocionamos y comenzamos a crecer espiritualmente.  Maduramos.  Y después de un tiempo nos caemos.  Lo importante es qué hacemos después.  
¿Qué tiene que ver esto con Epafrodito y Pablo?  Bien.  Si lees el pasaje, podrás darte cuenta de la calidad de persona que Epafrodito era.  Puedes ver la entrega y devoción al Señor.  Puedes ver que su prioridad era servir y después estaban sus necesidades.  Estuvo a punto de morir por la obra de Cristo, nos dice Pablo.  Seguramente tuvo caídas pero no lo detuvieron.  Él siguió en la obra sin importar lo que viniera en contra.  Hace falta más gente así.  Hace falta más gente entregada.  Más gente que quiera ir a cada esquina con cada persona que se cruza y que comparta la reconciliación con Cristo.  Más gente que quiera perdonar más y juzgar menos, amar más al prójimo y amarse menos a uno mismo.  Hace falta que nos demos cuenta que el “ciclo” espiritual no es un círculo sino una línea que debe ir en constante crecimiento.  No regresamos al mismo lugar después de haber caído.  Eso es lo que Satanás quiere hacerte creer.  Pero no es así.  Una vez que has decidido cambiar, es normal tener caídas y tropiezos.  No te desanimes.  No dejes que el Acusador te desmotive y acabe.  Sigue adelante.  Epafrodito lo hizo.  Casi muere pero siguió adelante.  No lo frenó la enfermedad.  No lo frenó nada.  Sus deseos de servir a la obra del Señor se mantuvieron firmes y lo guiaron día a día.  ¡Hagamos lo mismo!  Vamos a ver muchas personas que se digan cristianas y sus vidas pueden ser totalmente opuestas.  No las critiques ni las juzgues pues no sabes en qué etapa se encuentran.  Mejor pide por ellas y pide que oren por ti también.  Uno nunca sabe cuándo puede caer.  Tampoco pongas tus esperanzas en una persona pues créeme, te vas a decepcionar.  Así sea el pastor más increíble que hayas visto, te vas a decepcionar.  ¡Somos personas!  Por esta razón no debes confiar en nadie más que en Cristo que es Dios y Señor.  
Alegrémonos con los hermanos por el trabajo que hacemos para Cristo.  Consolémonos unos a otros y animémonos en el amor de Dios.  No en el amor humano sino en el de Dios.  “recíbanlo en el Señor” dice Pablo.  Así vivamos.  Amando en el Señor.  Sirviendo con actitud sincera que proviene del Altísimo.

Oración
Padre Santo: tu palabra cada día me sorprende y guía por el camino correcto.  Gracias por permitirme aprender y estudiar libremente tus enseñanzas.  Te pido que pueda imitar el ejemplo de Pablo y Epafrodito y que mi vida te sirva en todo lo que haga.  Te pido perdones mis pecados y me enseñes a perdonar y a dejar de juzgar.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

Filipenses 2:25-27


Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes han enviado para atenderme en mis necesidades.  Él los extraña mucho a todos y está afligido porque ustedes se enteraron de que estaba enfermo.  En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios, se compadeció de él, y no sólo de él sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza.  



Hay una expresión que dice “llueve sobre mojado”.  Si vemos que Pablo estaba atravesando ya varias injusticias, al llegar Epafrodito para ayudarle y termina enfermándose a tal grado que la muerte es una posibilidad, definitivamente le estaba lloviendo sobre mojado a Pablo.   ¿Qué más le podía pasar?  
¿Cuántas veces nos sentimos así?  Estamos atravesando algo difícil y pensamos que las cosas no podrían estar peor solo para darnos cuenta que sí podría ser peor.  ¿Dónde está Dios en estas circunstancias?  ¿Por qué permite esto o aquello?
La respuesta a la primera pregunta es sencilla: Dios está a tu lado con los brazos abiertos y dispuesto a llenarte de su amor, su paz y consolarte.  La segunda pregunta es un poco más complicada pues hay muchas posibles vertientes.  Para tratar de contestar de la manera más acertada y general, me parece que el Señor permite momentos difíciles en nuestra vida para que aprendamos a depender más de Él; que aprendamos a servirle a Él y no a nuestros deseos; que aprendamos a perder nuestra vida para ganarla.  Piensa esto por un momento: cuando te enfrentas a una gran dificultad, tienes dos opciones: voltear a Dios y reconciliarte con Él reconociendo que no hay más que puedas hacer o, seguir luchando y frustrándote porque no hay nada que puedas hacer.  Estoy convencido que Dios quiere que decidamos por la primera opción y por ello utiliza lo material o la salud para recordarnos lo fugaz que es la vida.  
Vuelve a leer el pasaje y pon atención a las actitudes de Epafrodito.  Un hermano que se preocupa por su prójimo (Pablo) y decide ir y asistirle.  Deja su casa.  Deja su comodidad.  Deja a su gente.  Todo por ir y servir a un hermano en necesidad.  Después se enferma.  No cualquier enfermedad.  Puede perder la vida por ella.  Pero el Señor decide que sane.  Ahora se encuentra afligido porque sabe que en su casa están preocupados por él.  No hay teléfono.  No hay correo electrónico.  Hay cartas que tardan varios días o semanas en llegar de un lado a otro y por ello quiere regresar para que dejen de preocuparse por él.  Analiza el corazón de Epafrodito a través de sus acciones.  Si viviera en estos tiempos le diríamos, Epafrodito, tienes que pensar primero en ti.  Pablo está encarcelado, qué sentido tiene que vayas con él.  Epafrodito, ya estuviste sumamente enfermo, deja de preocuparte por los demás.  Epafrodito, debes descansar.  ¿No te parece que así vivimos?  Satanás es sumamente astuto (ojo, no lo sabe todo como Jehová).  Él quiere apartarnos de Dios.  Busca corazones que quieren servir al Señor.  Busca a los Epafroditos del mundo y a través de distintos métodos busca frenarlos.  Uno de ellos es la cultura en la que vivimos.  Medita en ello.  ¿La cultura de hoy en día exalta y promueve a Dios o al hombre?  La cultura y los pensamientos de hoy nos alejan de Dios.  ¿Esto quiere decir que no debes leer o ser culto?  ¡Por supuesto que no!  Significa que debes tener cuidado con lo que lees y precavido con aquello que llenas tu mente y tus pensamientos.  Epafrodito entendió el mensaje de Cristo cuando lava los pies de sus discípulos diciendo que a venido a servir y no a ser servido.  Hagamos lo mismo.  Sirvamos y dejemos de ser servidos.  Que las adversidades no detengan nuestros deseos de servir.  Que las personas no desvíen nuestra atención de amar a nuestro prójimo cuestionando nuestros actos.  Busquemos servir.  Busquemos servir.  Busquemos servir.

Oración
Padre: quiero servirte.  Quiero dejar de pensar en mí.  Quiero aprender a amar y servir a mi prójimo.  Quiero dejar de quejarme por lo que me sucede.  Señor, perdona mis pecados.  Gracias por amarme y fijarte en mí.  Te pido que tu amor me llene y pueda transmitirlo a los que me rodean.  No quiero seguir viviendo así y por ello te pido me renueves y me muestres cómo caminar conforme a tu voluntad.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

5 feb 2013

Filipenses 2:22-24


Pero ustedes conocen bien la entereza de carácter de Timoteo, que ha servido conmigo en la obra del evangelio, como un hijo junto a su padre.  Así que espero enviárselo tan pronto como se aclaren mis asuntos.  Y confío en el Señor que yo mismo iré pronto.  



En el mundo corporativo, es muy común realizar evaluaciones de desempeño.  Hay empresas que buscan que sus empleados crezcan y se desarrollen basándose únicamente en su desempeño: meritocracia.  No porque conocen a alguien ni porque son familiares del jefe tendrán los puestos importantes.  Por su trabajo son reconocidos y exaltados.  Es también común tener metas e incluso bonos por llegar a esas metas.  Se busca medir lo mejor posible lo que un empleado está haciendo.  Cuánto produce.  Qué tan efectivo es.  Entre otras cosas.  De la misma forma debemos tener ciertas metas y evaluaciones dentro de nuestra vida espiritual.  Lee con detenimiento la descripción de Timoteo: un hombre con entereza de carácter y servidor como un hijo con su padre.  La versión reina valera dice: ya conocen los méritos de él.  Otra versión dice: ya saben de su buen comportamiento.  ¿Y qué hay de nuestro comportamiento?  ¿Cómo te describe la gente?  ¿Cómo te describes? 
Recuerdo una persona en mi trabajo que solamente conocí a través de correos electrónicos y por teléfono.  Era sumamente amable y paciente.  Cada correo que contestaba tenía palabras de bendición.  La verdad nunca le pregunté si era seguidor de Jesús, pero por su forma de ser, imagino que lo es.  No era el único que notaba su gran carácter.  Otras personas dentro de la oficina que tenían que trabajar con él, tenían los mismos comentarios.  ¡Cómo es posible transmitir tanto por teléfono o por correo electrónico!  Habla de un carácter extremadamente bien formado.  No tuve que conocerlo en persona para darme cuenta que vivía en paz.  La verdad dudo que mis correos y mi forma de ser expresen lo mismo.  Es triste.  ¿Por qué nuestra vida no derrama paz y amor?  ¿Porque estamos cansados?  ¿Ocupados?  ¿Enojados?  Si conocemos al Señor, nuestro día a día debe demostrarlo.  Nuestra personalidad debe ser semejante a la de Timoteo, a la de Pablo y por consecuencia a la de Jesús.  Nuestras actitudes deben de estar llenas de amor.  Nuestra vida debe proyectar paz y gozo sin importar las circunstancias.  Si no es así, algo estamos haciendo mal.  Personalmente creo que nuestro orgullo y falta de amor a nuestro prójimo nos estorba para vivir así.  Si pusiéramos a nuestro prójimo en el mismo escalón que nosotros, estoy seguro que seríamos mucho más delicados y amorosos en nuestra manera de ser.
Espero que a partir de hoy, busques alcanzar nuevas metas espirituales.  Espero sea una costumbre el analizar y evaluar tu crecimiento.  No dejes que la apatía entre en ti sino constantemente busca crecer espiritualmente.  También espero que cada día busques amar al Señor y obedecerle amando a tu prójimo como a ti mismo.  Que aquellos que te rodean noten que hay algo distinto en ti.  Que los que te odian y deseen mal, reciban una sonrisa honesta de tu parte.  Busca que tu vida sea de impacto y gloria para el Señor.  De esta manera, podrán decir: qué entereza de carácter, qué méritos y qué forma de comportarse tiene esta persona.  Piénsalo.  Todo este comportamiento apunta a la transformación que el Señor hace en tu vida.

Oración
Padre: mi orgullo estorba en mi crecimiento espiritual.  Mi falta de amor a mi prójimo no puede seguir así.  Hoy entiendo que Timoteo era especial porque buscaba obedecerte primero que cualquier otra cosa.  Te pido que así sea en mi vida.  Quiero que mi vida emane tu amor y tu paz.  Quiero que mi carácter sea de entereza, paciencia y la gente pueda sentirse amada por el amor tan grande que Tú das.  Permite que sea un vocero de tu amor y no una barrera.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

4 feb 2013

Filipenses 2:19-21


Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, para que también yo cobre ánimo al recibir noticias de ustedes.  No tengo a nadie más que , como él, se preocupe de veras por el bienestar de ustedes, pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.  



¿Alguna vez has pensado en cómo sería tu vida si pudieras tener a Cristo en vida?  ¿O qué tal a alguno de los apóstoles?  Poder convivir con ellos.  Escuchar sus enseñanzas.  Presenciar los milagros.  Ver sus vidas entregadas y comprometidas.  Yo pensaba que mi vida probablemente sería distinta.  Pensaba que tendría un mayor compromiso y que estaría más entregado.  Pero conforme voy aprendiendo de la biblia y soy honesto conmigo mismo, me doy cuenta que probablemente no hubiera sido muy distinta a lo que es ahora.  No porque no ame a Dios y quiera seguirle sino porque cada  día descubro lo arraigado que está el egoísmo y el egocentrismo en mí.  Por supuesto que me gusta servir al Señor.  Me encanta poder compartir estos pensamientos a tanta gente.  Disfruto poder dar un consejo con la perspectiva de Cristo.  Mi punto es el entender que nuestro compromiso con el Señor no debe estar basado en las circunstancias.  Nuestro deber de servir al Señor no se lo podemos dejar a otras personas.  Así como Pablo nos dice que solamente confiaba en Timoteo para realizar una tarea, hoy en día hay pocas personas en las iglesias que pueden ser consideradas para alguna misión necesaria.  Piénsalo.  ¿En qué estás sirviendo a tu iglesia?  ¿Por qué crees que no te necesitan?  ¿Porque ves a mucha gente?  Creo que pensamos que no nos necesitan porque es mejor seguir con nuestro camino, nuestra vida y nuestras costumbres en lugar de cambiar y dejar de vivir tanto para nosotros.  El mismo Pablo, un excelentísimo ejemplo de una vida entregada al Señor, tenía problemas para encontrar gente comprometida de corazón.  Hoy en día existe esa misma necesidad.  Hacen falta personas que den ese paso y suban al siguiente escalón.  Que busquen servir.  Que deseen amar a Dios y amar a su prójimo.  Necesitas cambiar.  Debes ser parte del cuerpo de Cristo.  Si bien la iglesia es un solo cuerpo, tiene distintos órganos.  Cada uno de nosotros está creado para ayudar en labores únicas y específicas.  Créeme, hay mucho que puedes hacer por la iglesia.  Es cuestión de decirle al Señor: aquí estoy, dime qué hacer y cómo puedo servirte.  Está mal que haya unos cuantos comprometidos.  Está mal que dejemos que “los de allá” sean los que sirven mientras “los de acá” escuchamos.  Abre los ojos.  Cristo solamente tuvo 12 discípulos de los cuales uno lo traicionó.  Pablo tenía a Timoteo.  Necesitamos entregarnos.  Necesitamos de más personas comprometidas y tú debes ser una de ellas.  No tu pareja, no tus hijos, no tus padres, no tus vecinos, no tu pastor.  Tú.  Tú debes tomar acción.  Tú debes servir.  Somos una iglesia que trabaja en conjunto.  Que depende uno del otro.  No es perfecta pues somos imperfectos.  Pero trabajamos para la gloria del Señor y no hay mejor recompensa.  ¡Decídete!  No dejes que pase mas tiempo.  Eso significa que seguirá habiendo un solo Timoteo.

Oración
Padre: gracias.  Tu palabra es maravillosa y entra a lo más profundo de mi corazón.  Perdona mi egoísmo y mi falta de entrega.  He querido vivir conforme a mi voluntad y he dejado que otros te sirvan engañándome al pensar que no es necesario que yo haga algo.  Hoy entiendo que mi deber es servir y comprometerme contigo.  Aquí estoy Señor.  Aquí está mi vida y te pido que me muestres cómo servirte y cómo alabarte.  En Cristo Jesús.  Amén.

1 feb 2013

Filipenses 2:16b-18


Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano.  Y aunque mi vida fuera derramada sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría.  Así también ustedes, alégrense y compartan su alegría conmigo.



El sentimiento de completar algo es increíble.  Terminar de leer un libro.  Arreglar algo que no funcionaba.  Completar un trabajo o asignación.  Terminar una carrera.  Nos llena de satisfacción el sentimiento de haber trabajado y ver el resultado.  Debemos tener esto presente en nuestra vida espiritual.  El trabajo terminará.  Habrá un día que serás llamado y podrás ver el resultado de toda una vida de trabajo.  No te desanimes por lo que estás atravesando hoy.  No frenes ni te eches para atrás.  Sigue adelante.  Confía en el Señor.  Él te está preparando y moldeando conforme al corazón de Cristo.  Sé que es difícil.  Sé que no entiendes el por qué de las cosas.  Créeme.  Él sí sabe el por qué.  Ahora, no siempre tenemos que esperar a la muerte para poder gozarnos en el trabajo que Dios hizo en nosotros aquí.  Nos dice Pablo: así también ustedes alégrense y compartan su alegría conmigo.  Debemos aprender a disfrutar lo que Dios hace hoy aquí.  Piensa en dónde estarías hoy si no fuera por Jesús.  Ahora, comparte tu testimonio y alégrate de lo que el Señor ha hecho en tu vida.  Conviértete en un canal que lleve alegría a los demás al abrir tu corazón y tus experiencias sobre lo que Jehová ha hecho en ti.  
No todas nuestras experiencias tienen que tener “final feliz”.  Hay personas que han perdido seres queridos y su relación con el Señor se fortaleció.  Claro que extrañan a esa persona, pero hoy entienden lo que ayer no entendían, hoy consuelan a los que ayer no consolaban y hoy aman a los que antes no amaban.  ¿Lo puedes ver?  Cada “trabajo completado” en Cristo es motivo para alegrarnos y gozarnos.  Cada escalón que subimos.  Cada prueba.  Cada momento de incertidumbre que decidimos seguir por el camino del Señor.  Toda esa preparación tendrá un momento en el que termine y podrás disfrutar los resultados.  Gócense en las pruebas nos dice el evangelio.  ¡Alégrense cuando las cosas están bien o mal!  ¿Cómo es posible esto?  Porque la alegría no proviene de lo que hay o no hay sino de Dios.  Proviene de la fe y la esperanza que tenemos en que todo lo que sucede es para nuestro bien.  Proviene de la certeza que tenemos que el Señor es con nosotros y por consecuencia quién contra nosotros.
No sé cómo te sientes el día de hoy.  Tal vez ha sido una semana difícil o incluso llevas algunos meses así.  ¡Alégrate!  No porque las cosas vayan a cambiar ni se vaya a solucionar todo.  Alégrate porque al seguir al Señor ya has ganado.  Recuerda que nuestro Dios tiene que transformarnos y muchas veces es necesario que nos den ciertos “martillazos” para tomar la forma correcta.  Pide sabiduría a Aquél que la da en abundancia.  Analiza tu vida.  Se humilde.  Reconoce tus errores y sobre todo, entiende que es normal equivocarse.  Pide perdón por tus pecados.  Después, alégrate.  ¡Gózate en el Señor!  Que los problemas no definan tu día a día sino tu deseo de servir al Señor y el saber que te ama incondicionalmente.

Oración
Padre: gracias.  Gracias por darme alegría en medio de incertidumbre.  Gracias por darme alegría en medio de tristezas.  Gracias por enseñarme que Tú me amas y me llenas de consuelo.  Gracias por cuidarme y tener tu mirada fija en mí.  Hoy te pido que aprenda a gozarme y a alegrarme en ti.  Te pido que pueda compartir lo que has hecho en mi vida y que otros puedan alegrarse también.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

30 ene 2013

Filipenses 2:14-16a


Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada.  En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida.  



El bien o el mal no se definen por la cantidad de personas que realizan o no una actividad.  Si la mayoría de las personas que conozco abusan del alcohol, no quiere decir que sea bueno.  Si la mayoría de las personas que me rodean, acostumbran mentir, tampoco quiere decir que sea bueno.  Pero por algún motivo, aunque sabemos esto, nos gusta escondernos dentro de lo que los demás hacen y, de cierta manera, nos camuflajeamos dentro de la sociedad.  Pensamos que pasamos desapercibidos.  Pensamos que podemos mezclamos.  El problema es que Dios tiene otros planes para nosotros.  Él quiere que seamos luz en medio de las tinieblas.  Él quiere que brillemos como las estrellas.  Ahora, el ser luz o brillar significa sobresalir.  Significa ser diferente.  Significa no ir junto con la corriente.  Por esta razón, nos dice Pablo que debemos mantenernos intachables y puros en medio de una generación torcida y perversa.  ¡Hacia allá va el mundo!  Hacia lo perverso y torcido.  Hacia allá vamos cuando no queremos obedecer al Señor.  Nos gusta pensar que no es tan grave hacer nuestra voluntad, pero la realidad es muy distinta.  El mundo está lleno de problemas e injusticias por la falta de Dios en la vida de muchos.  No necesitamos más o menos leyes.  No necesitamos gobiernos distintos.  Necesitamos más de Cristo y su renovación en nuestros corazones.  Necesitamos de Jesús que nos enseñe a buscar lo bueno, lo justo, lo puro y lo intachable.  Necesitamos del Señor que nos muestre cómo brillar en medio de tanta perversión.  
Como seguidores de Jesús debemos ser cuidadosos de nuestros actos.  Debemos estar alerta de que nuestras acciones no sean con quejas ni con contiendas.  Si esto no fuera algo importante no aparecería en la biblia.  Pero ahí está.  Llevemos a cabo nuestra vida en Cristo sin estar peleando ni quejándonos.  Por el contrario, es realmente importante entender el impacto que podemos tener al brillar en una sociedad torcida.  Has una pausa y medita en cuánta necesidad hay del Señor.  Es fácil verlo.  Yo veo gente que busca dinero y poder.  Veo familias disfuncionales.  Veo adictos que no saben hacia dónde ir.  Veo soledad.  Veo tristezas.  Lo triste es que lo veo tanto en cristianos como no cristianos.
Espero puedas entender lo importante que es tu testimonio.  Lo importante que es ir en contra de la corriente.  Lo importante que es brillar y dejar de esconderte.  La gente necesita dirección.  Necesita esperanza.  Necesita consuelo.  Necesita paz.  Necesita perdonar y ser perdonada.  Nada de esto llega con meditaciones, con retiros, cursos o algún otro método.  Solamente llega cuando Jesús renueva un corazón y su Espíritu mora en esa vida.  ¿De qué lado estás?  ¿Qué tipo de luz eres?  Espero que en tu corazón nazca el deseo de brillar como las estrellas y que tu vida anuncie a Aquél que amó y ama al mundo incondicionalmente.  Espero que en tu mente haya entendimiento de cuánto impacto puedes causar a los que te rodean simplemente por decidir brillar para Dios.  Espero que guardes estas palabras y medites en ellas pero sobre todo que permitas que el Señor te utilice y te haga brillar en medio de una generación torcida y depravada.

Oración
Padre: perdona mis pecados.  Perdona que quiera llevar una doble vida.  Hoy entiendo que no puedo seguir así.  Hoy entiendo que quieres que brille y de ejemplo de lo que es una vida entregada a Ti.  Hoy entiendo que puedo llevar bendiciones a los que me rodean y traer luz en donde hay oscuridad.  Perdona mi egoísmo.  Renuévame mi Señor.  Permite que sea sensible a las necesidades que me rodean.  Permite que mi vida pueda llevar bendiciones en lugar de buscar recibirlas.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

28 ene 2013

Filipenses 2:12-13


Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre (no solo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia) lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.



Cuando lees en 1Corintios 1:18 que la palabra de la cruz es locura a los que se pierden , pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios, toma sentido cuando lo juntamos con Filipenses 2:12-13.  Lee los versículos nuevamente considerando lo escrito en Corintios.  ¿Cómo poder entender el que Dios produzca el querer como el hacer?  ¿Acaso no decido yo?  Suena un tanto loco ¿No crees?  Por esta razón junté corintios con filipenses.  Para recordar que, la fe, muchas veces juega un papel importantísimo en nuestra comunión con Dios y en la lectura y comprensión de su palabra.  Si no has dado ese primer paso de fe, definitivamente será locura el leer que Dios produce el querer como el hacer.  Por el contrario, si ya has entregado tu vida al Señor y quieres crecer espiritualmente, puedes entender que estas palabras se transforman en poder.  Poder para ser renovados.  Poder para transformar tu mente y tu corazón.  Poder para caminar el camino que parecía imposible.  Poder para poder reaccionar diferente.  Poder para perdonar lo imperdonable.  Poder para amar lo detestable.  Poder para deshacerte de tus cargas y amarguras y llevar una carga ligera.  ¿Te das cuenta?  Para algunos, el que nuestro Señor produzca el querer y el hacer en nosotros no tiene sentido y causa confusión mientras que para nosotros, son palabras que producen gozo y poder.  No se trata más de nosotros y nuestros problemas sino del Señor y de cómo entregar nuestra vida a Él.  No se trata de obedecer mientras somos observados sino de obedecer con gozo y agradecimiento porque nos amaron y perdonaron sin merecerlo.
No tienes pretexto para cambiar.  No puedes seguir diciendo: es que no puedo.  De hecho, ese es el primer escalón: reconocer que no puedes y pedir al Señor que sea Él quien produzca el cambio en ti.  El cambio es interior y la manifestación es con tu testimonio exterior (tus obras).  Reconoces tu necesidad de Cristo y posteriormente pides que Él gobierne y reine en tu vida.  Imagina que el asesino puede pedir porque su corazón sea renovado.  Aquél que tiene problemas de fidelidad, de adicciones, de autoestima, de rencor, de soledad, de explosividad y agresividad, cada uno de nosotros puede ser transformado por el cambio que produce Dios en nosotros.  Por esta razón debemos entender que Él nos ama tal y como somos sin importar lo que hayamos hecho y lo “enfermos” que podamos estar.  Él nos ama incondicionalmente y sabe que puede renovar nuestras vidas sin importar lo destrozadas y gastadas que estén.  ¿No te gustaría empezar de nuevo?  ¿No te gustaría corregir tus pasos y el rumbo que estás tomando?  Hoy Dios te ofrece esa oportunidad.  No importa cómo estás llegando.  Lo que importa es que hoy quieras caminar distinto.  Lo que importa es que reconozcas que necesitas a Jesús para poder deshacerte de todo lo que te está aplastando e impidiendo tener paz y gozo.  Toma tu decisión.  No esperes más.

Oración
Señor: no entendía por qué produces el querer como el hacer hasta hoy que reconozco que no puedo seguir más.  Hoy entiendo que mi camino no me lleva a un final de bendición y quiero corregir mi destino.  Te necesito.  Te pido perdón.  Te pido que produzcas en mí lo que nunca podría existir sin tu Espíritu.  Te pido que renueves mi corazón.  Te pido renueves mi mente.  Te pido que renueves mis actitudes.  Dame dirección.  Quiero caminar en tu dirección y siempre seguir tu voz.  En Cristo Jesús.  Amén 

Filipenses 2:9-11


Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.



Haciendo un poco de memoria, Cristo se humilló hasta la muerte y ¡Muerte de cruz!  La peor forma de morir que existía en su tiempo.  Pero ese sufrimiento y esa humillación tuvieron su recompensa: Dios lo exaltó hasta lo sumo y su nombre está sobre todo nombre.  Toda rodilla se dobla ante Él y toda lengua lo confiesa.
¿Por qué murió Jesús de esa manera?  ¿Por qué vivió así?  ¿Por qué nació donde nació?  ¿Por qué su vida fue así?  A veces leemos la biblia y, como una novela  histórica, simplemente nos enteramos de lo que pasó.  Debes cuestionarte el por qué de los eventos.  Todo tiene una razón de ser pero sobretodo una enseñanza.  ¿Por qué Dios no vino como rey?  ¿Por qué no vino con riquezas?  ¿Por qué no vino con fama?  ¿Por qué?  Suficiente tenía con haber dejado de ser Dios como para humillarse más.  Actualmente hay empresas que pagan mucho dinero a aquellos que van a trabajar a lugares problemáticos como Irak.  Pues si nosotros damos “bonos” por ir a sufrir, cómo es posible que nuestro Señor no recibió ningún trato especial por venir al mundo y hacerse hombre.  ¿La respuesta?  Justamente para enseñarnos lo que es y lo que no es.  Para que aprendamos a distinguir entre aquello que tiene valor y lo que no.  Aquello que brilla y parece oro contra el verdadero oro: la recompensa en el cielo, la reconciliación y comunión con Dios Padre y la renovación del Espíritu entre otras cosas.  Este mundo nos confunde.  Nos engaña.  Nos seduce.  Nos hace pensar que necesitamos esto o aquello.  Nos hace perseguir sueños que finalmente nos destruyen.   Nos hace valorar aquello que no sirve o es efímero y fugaz mientras que al mismo tiempo nos dice que debemos desechar la vida de un hombre que se humilló hasta la muerte y que después fue exaltado.  Un gran hombre, le llaman.  Un gran ejemplo.  Error.  Es Dios hecho hombre y se llama Señor, Salvador, El Creador y El Todopoderoso.  Jesús nació, vivió y murió así para que entiendas que esta vida es pasajera y no tiene sentido dedicarse a buscar bienestar y placer para la carne sino todo lo contrario, debemos buscar crecer en el espíritu y glorificar al Señor con nuestras obras.  Por eso nos dice Jesús que debemos negarnos a nosotros mismos y tomar su cruz.  Deja de pensar en ti.  Deja de pensar que necesitas esto o aquello.  Deja de querer que todo gire alrededor de ti.  Deja de quejarte.  Deja de criticar.  Deja de juzgar.  Mejor aprende a humillarte como lo hizo Cristo.  ¿Hasta dónde?  Hasta la muerte.  Aprende a amar y a perdonar.  ¿Hasta dónde?  Con tu vida entera en servicio al Señor.  Es difícil.  Mejor dicho, es muy difícil.  Sin embargo, Cristo nos dejó el ejemplo.  No para que suframos ni pasemos un mal rato, ¡Al contrario!  Nos dejó la enseñanza no solo para que tengamos recompensa en el cielo sino para que vivamos mejor en la tierra.  
La vida no termina en este mundo.  Tenemos recompensa en el cielo y en lugar de crecerla tal vez estás buscando ese “bono” que esta vida te puede ofrecer.  La verdad es que es momento de aprender que el orgullo entorpece nuestra comunión con el Señor.  Es tiempo de madurar y reconocer que la recompensa de Dios es la mejor  recompensa.  Es tiempo de decidir si realmente quieres obedecer al Señor o quieres hacer tu voluntad.  La humillación solamente llega cuando entiendes que tu vida es para servir y dar gloria a Dios sabiendo que Él será quien se encargue de cuidarte y darte lo que necesites.  ¿Qué piensas?  ¿En quién y en qué vas a confiar?  

Oración
Padre: gracias por tu sacrificio y tu humillación hasta la muerte.  No la merezco y sin embargo tu amor fue tan grande que hoy me permites reconciliarme contigo.  Gracias.  Te pido me perdones y sobre todo que transformes mi vida.  Quiero aprender a vivir conforme el ejemplo de Cristo.  Quiero hacer recompensas en el cielo y servirte aquí en la tierra.  Quiero dejar mi orgullo atrás y aprender a humillarme hasta la muerte sabiendo que esto te da gloria.  Ayúdame a entender tus prioridades pues quiero que sean siempre mis prioridades.  Mis deseos quiero que sean tus deseos.  Te lo pido Padre en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

18 ene 2013

Filipenses 2:5-7


La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.  Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡Y muerte de cruz!



¡Qué gran ejemplo el de Cristo!  Nosotros nos aferramos a un trabajo, a una pareja, a un estilo de vida, a una ciudad o país, a la salud, a la vida o alguna otra cosa que consideramos de alto valor.  Mientras tanto, Cristo, siendo Dios, no se aferró a a esa naturaleza sino que en obediencia se hizo hombre.  ¡Siendo Dios!  ¿Hay algo más arriba que ser Dios?  No.  ¿Hay algo mejor?  ¡No!  Él realmente lo tenía todo.  ¡Era Dios!  ¿Por qué se hizo hombre?  Por amor.  De tal manera amó Dios al mundo que envió a su Unigénito para que todos los que creemos en Él no nos perdamos mas tengamos vida eterna.  Dios es amor.  Nadie puede amar sino conoce a Dios.  Piensa en cuánto valoras tu vida.  ¿Qué estás dispuesto a hacer por tu familia?  ¿Qué tal por un desconocido?  ¿Qué tal por un adicto?  ¿Qué tal por un asesino?  ¿Qué tal por un mentiroso?  La verdad es que no estamos dispuestos a hacer gran cosa por ellos.  Pero gracias a Dios que nosotros no somos quien decide sino Jehová.  Él decidió, en amor, mandar a nuestro Salvador quien en obediencia, no se aferró a seguir siendo Dios.  Se hizo hombre.  Se humilló a sí mismo.  Vivió por nosotros y sobre todo, murió en la cruz por ti y por mí.  La peor muerte.  Esa es la que atravesó Jesús.  Por amor.  Amor a ti y a mí.  Dejó todo.  Se despojó de lo que era.  Abandonó los cielos y la gloria en las alturas para venir y servir.  ¡Cuánto trabajo nos cuesta servir!  ¡Cuánto trabajo nos cuesta darnos a los demás!  Imagina dejar tu trabajo o simplemente que te bajaran de puesto para que ayudes a muchos otros.  Estoy seguro que te costaría mucho trabajo y lo dudarías bastante.  ¿Por qué habrían que quitarte tu puesto?  Ha sido arduo tu desempeño para que ahora te regresen.  Eso se llama aferrarse.  Eso se llama amarse a sí mismo por encima de todo.  No estoy diciendo que Dios quiere bajarte de puesto ni que seas más pobre o alguna otra condición similar.  Lo que estoy diciendo es que el Señor, a través de la venida de Cristo, nos muestra el orden correcto para nuestras prioridades: amar a Dios, amar a nuestro prójimo y servir.  ¿Qué involucra?  Despojarnos de nuestra vida.  No aferrarnos a lo que somos o tenemos.  Leíste bien.  Significa dejar de pensar en ti.  Significa dejar de trabajar para ti y comenzar a trabajar para la gloria de Dios.  Insisto, no es que debas cambiar de ocupación o vender tus propiedades.  Es un cambio mucho más profundo.  Significa una transformación en tu pensamiento y en tu corazón.  Ahora cuando te levantes, da gracias al Señor y busca cómo servirle en el camino a tu trabajo, mientras estás en tu oficina o realizando tus actividades diarias.  Levántate más temprano y lee la biblia.  Ve a estudios bíblicos entre semana.  Ayuda a tu prójimo los fines de semana.  Todo esto te ayudará a seguir por el camino correcto.
Si quieres saber qué tan aferrado estás a las cosas, simplemente imagina cómo reaccionarías si te quitaran todo lo que tienes.  Evalúa qué te costaría más trabajo dejar.  Se honesto.  Ahora pide al Señor que no te aferres a ello y entrégaselo.  Cristo no solo se hizo hombre sino que obedeció hasta la muerte.  Sufrió por nosotros.  En amor.  Para darnos vida eterna.  Para dar gloria al Padre.  Para mostrarnos cómo vivir en abundancia.  Nada hizo para su propio beneficio.  Aprendamos a vivir así.  

Oración
Señor: cuántas gracias te doy por Cristo y por el amor tan grande que derramó sobre mí.  Te pido que transformes mis pensamientos y actitudes, que aprenda a no aferrarme a las cosas y a vivir en amor y obediencia a Ti.  Gracias por ese regalo que no merezco.  En el nombre de Jesús.  Amén 


17 ene 2013

Filipenses 2:3-4


No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.  Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.



Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.  Así es como la Real Academia define la palabra egoísmo mientras que vanidad significa arrogancia, presunción y envanecimiento.  Estas actitudes van totalmente en contra de lo que debemos hacer.  Jesús nos dijo que debemos aprender a negarnos a nosotros mismos y tomar su cruz.  También nos dijo que debemos estar dispuestos a perder nuestra vida por su causa para poder hallarla (Mateo 16:25).  Esto no lo decía de broma ni para algunos cuantos.  Las palabras de Jesús, junto con éstas de Pablo son para ti y para mí.  Tú y yo debemos tener como objetivo desprendernos de nuestra vida para dejar que el Señor sea quien tome las riendas.  Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los de los demás.  Vuelve a leer el pasaje con detenimiento.  Pienso que la palabra egoísmo y vanidad se han utilizado tantas veces que ya no nos causa ninguna impresión.  Pero si leemos la definición, puedes darte cuenta que habla de una persona que no está en “balance”.  Nos dice que hay un inmoderado y excesivo amor a si mismo.  No es amor ni un poco de amor a si mismo.  No es un poco arriba de lo moderado.  Es inmoderado.  Por encima de lo normal.  ¿Pero qué es lo normal?  Es necesario entender de dónde partimos y el parámetro lo puso el Señor: ama al Señor por sobre todas las cosas; ama a tu prójimo como a ti mismo.  Entonces, cada vez que hagas algo que no vaya en línea con los principios de Dios y que sabes perjudicaría a tu prójimo, quiere decir que estás actuando con egoísmo.  Quiere decir que estás amándote en sobremanera.  El trono de tu vida lo tienes y has hecho a un lado a Dios.  “Ahora no”.  “En esto, yo tomo la decisión”.  “No soy un fanático”.  “¿Qué van a pensar de mí?”  “¡A mí nadie me trata así!”.  “Lo que me hicieron es imperdonable”.  
Cuando uno actúa de manera egoísta, la vanidad va de la mano.  Si el amor a mi mismo es excesivo, la siguiente etapa es que la arrogancia y la presunción comiencen a florecer.  “A mí no me va a pasar”  puedes pensar.  Pero la realidad es contraria.  Poco a poco.  Sin darte cuenta.  Cada día que caminas alejado de los principios de Dios, se va formando un callo y te dificulta escuchar su voz y el corregir tu camino.  Se va volviendo más difícil y va involucrando mayores sacrificios.  El egoísmo se apodera de ti.  Abre los ojos.  La bendición está en dar y no en recibir.  Cuando el Señor nos dice que derramará bendiciones sobre nosotros, va de la mano con aquellos que han entendido en cómo utilizarlas: compartiéndolas.
El egoísmo y la vanidad no se deben tomar a la ligera.  Sus consecuencias son devastadoras.  Hay matrimonios destrozados.  Padres desesperados.  Hijos abandonados.  Amistades rotas.  Y la lista no termina ahí.  Fraudes.  Mentiras.  Engaños.  Adicciones.  Todo se deriva del egoísmo.  Pienso en mí.  Me amo a mí y después a los demás.  Primero están mis intereses.  ¿Sabes algo?  Está de moda que la gente diga que primero tienes que estar bien contigo mismo y amarte a ti mismo para poder estar bien y amar a los demás.  La verdad es que con Cristo no funciona así.  Al venir a Él me doy cuenta de lo mal que estoy y sobre todo, que nunca voy a estar “bien”.  ¡Es imposible!  Por eso Jesús vino por los enfermos y no los sanos.  Por eso vino a rescatar a los perdidos y no a los encontrados.  Porque el trabajo no empieza cuando estamos “bien”.  El trabajo empieza cuando reconocemos lo mal que estamos separados de Él.  A través de Dios podrás tener amor para ti mismo y para los demás.  No porque las cosas cambien ni te hayas “compuesto”.  Simplemente porque el Señor acomoda tu vida empezando por las prioridades correctas.  ¡Cuídate del egoísmo y la vanidad!  Es sutil.  Es tentador.  Es agradable a la vista y al pensamiento.  Es seductor.  Trae muchos beneficios inmediatos.  Pero, como aprendimos hoy, sus resultados son devastadores.  Por eso Pablo nos advierte sobre el cuidado que debemos tener en nuestras acciones.

Oración
Señor: te pido perdón pues me he dejado seducir por el egoísmo y la vanidad.  Pensé que tenían mucho que ofrecer y que traerían alegría a mi vida.  Hoy entiendo que solo me han dejado más vacío.  Hoy quiero voltear a Ti y pedirte que seas Tú quien llene mi corazón.  Te pido que seas Tú quien llene mi vida.  Gracias por recibirme con todas mis fallas y defectos y por amarme incondicionalmente.  Te entrego mi vida y te pido que me utilices conforme a tu voluntad.  En Cristo Jesús.  Amén 

16 ene 2013

Filipenses 2:1-2


Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito.  



Cada día que pasa me convenzo más sobre la finalidad de nuestras pruebas o situaciones difíciles.  Aprender a servir.  Si has perdido a un ser querido, Dios te quiere llenar de su amor y consuelo para que vayas y consueles a otros.  Si tienes problemas de salud, Dios te quiere utilizar con aquellos que te rodean para que vean tu forma de vivir gozosa y agradecida entendiendo que lo importante no es el cuerpo sino el espíritu.  Si has perdido tu trabajo, Dios quiere recordarte que no solo de pan vive el hombre sino de cada palabra que sale de la boca de Jehová (Deut 8:3).  No es fácil.  Crecimos sin darnos cuenta de cuánto dependemos de lo material y cuánto nos aferramos a las cosas.  Piénsalo.  Qué pasaría si el día de hoy todo cambiara en tu vida.  ¿Estás dispuesto a entregar tu casa?  ¿Tu salud?  ¿Tus seres queridos?  ¿Tu dinero?  Debemos aprender que todo, absolutamente todo le pertenece a Jehová.  Nosotros estamos aquí solamente para administrar o cuidar temporalmente lo que, en su soberanía, ha decidido darnos.  Por esta razón, Pablo nos recuerda lo que es realmente importante: el animar en Cristo, el consolar a otros en amor, en tener compasión y en tratar de llevar este mismo sentir como iglesia en el Señor.  Así debería ser siempre pero la realidad es otra.  Por eso debemos estar en comunión constante con nuestro Dios.  Para no separarnos ni un solo momento y dejarnos transformar conforme a su voluntad.
Ahora, ¿por qué resulta difícil vivir conforme a estos principios si son excelentes valores?  Piénsalo.  Si el animar, amar, consolar y ayudar son excelentes prácticas, ¿Por qué no son llevadas a cabo todos los días?  La respuesta es muy sencilla y la veremos con mayor detalle mañana: egoísmo.  Tú eres tu peor enemigo.  Tú eres la principal barrera para que el Señor trabaje en tu vida.  Tu egoísmo es quien no te deja abrir tu corazón.  ¿Por qué no compartes de Cristo en tu oficina?  Cualquier pretexto que pongas proviene de tu egoísmo.  ¿Egoísmo a qué?  A no querer dar de tu tiempo y esfuerzo para que otras personas puedan recibir la enorme bendición del evangelio.  ¿Estás cansado y te sientes mal por tu enfermedad y por eso solamente piensas en ti?  Se llama egoísmo.  El Señor fue apaleado injustamente para darte la vida eterna y perdón de pecados.  Te llena cada día de su amor y paz.  Y tú le das la espalda porque tienes una enfermedad.  Tienes problemas de dinero y por esta razón no puedes ayudar a otros.  Recuerda que tu tiempo en este mundo es limitado.  Todo lo material se queda aquí mientras que tú irás a la presencia de Dios.  ¿Qué sentido tiene aferrarse tanto a lo material?  Si Dios está probando tu corazón, mejor pide porque puedas aprender a utilizar tu situación para ayudar a otros a confiar en Jehová y no en su cuenta bancaria.  
Lo que Pablo escribe no es para aquellos que “están bien”.  Es para cada uno de nosotros que está luchando con algo.  Quiere que entendamos el enfoque del cristianismo: servir al Señor y a nuestro prójimo sin importar las circunstancias.  Insisto, el que amemos, animemos, consolemos, ayudemos y seamos compasivos, no está destinado para aquellos que “no tienen problemas”.  ¡Por supuesto que no!  Son instrucciones para ti y para mí.  Sin pretextos.  ¡Deja de escudarte en tus excusas!  El Señor está probando tu corazón y quiere saber si cuenta contigo.  ¿Estás dispuesto a trabajar para Él o prefieres seguir con tu egoísmo concentrado solamente en lo que te sucede?  
Definitivamente el mundo sería mejor si cada uno de nosotros se dedicara a cumplir con los principios de estos versículos.  Espero que estas palabras se queden en tu corazón y busques la manera de incorporar el amor, el consuelo, el ánimo y la compasión en tu vida.  No esperes a que las cosas “estén mejor”.  Nunca llegará ese momento.  Es ahora.  Debes actuar y transformar tu vida entregándola al Señor.

Oración
Padre: tu palabra es maravillosa y te doy gracias por hablarme tan claramente.  Hoy entiendo que he sido egoísta y que he utilizado muchos pretextos para posponer mi entrega a Ti y dejarte que transformes mi vida.  Hoy entiendo que debo ser un canal para que tus bendiciones lleguen a los demás y te pido que mi testimonio esté lleno de amor, consuelo, perdón y compasión hacia mi prójimo independientemente de lo que esté atravesando.  Quiero servirte mi Señor.  Quiero darte la gloria y el reconocimiento siempre a Ti.  En Cristo Jesús.  Amén 

15 ene 2013

Filipenses 1:29-30


Porque a ustedes se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino también sufrir por él, pues sostienen la misma lucha que antes me vieron sostener y que ahora saben que sigo sosteniendo.



Hay una frase en inglés que se utiliza para el deporte y dice: sin dolor no hay ganancia (no pain, no gain).  Si tu entrenamiento duele, si te levantas al día siguiente adolorido, si estás pensando en parar porque tu cuerpo está cansado y en esos momentos recuerdas que sin dolor no habrá ganancia, te motiva a seguir.  Te recuerda que el camino y la preparación para una carrera, una prueba o simplemente vivir más sano, cuesta trabajo y el cambio no se realiza milagrosamente.  Duele.  Es difícil.  Involucra sacrificios.  Recuerdo cuando era niño que competía en natación.  Me encantaba nadar.  Creo que mis entrenamientos eran de dos horas y luego aumentaron con una hora afuera de la alberca.  También recuerdo que en algún momento querían que fuéramos en la mañana y en las tardes.  Además, las competencias eran jueves,  viernes, sábado y domingo.  Esto hacía que no pudiera ir a las fiestas de mis amigos o a donde fuera que me invitaran ese fin de semana.  Tenía que sacrificar algo.  Tenía que haber dolor.  Tenía que haber sufrimiento.  Pero ese sacrificio llevaba a un buen resultado.  De la misma manera sucede con nuestra vida espiritual.  Sin dolor, no hay ganancia.  Debemos aprender a entregar nuestra vida al Señor y muchas veces cuesta más trabajo del que nos imaginamos.  Duele más allá de lo que estábamos preparados.  Nos dice Pablo que no solamente se nos ha concedido creer y ser hijos de Él sino también vamos a sufrir por Él así como él ha venido sufriendo.  
¿Pero cuál es ese sufrimiento?  ¿Lleva algún beneficio o logro?  A veces el Señor decide ponerte un jefe que simplemente no puedes tolerar.  Tiene todo aquello que no debería tener un jefe y sin embargo tiene un mejor puesto que tú y le tienes que rendir cuentas.  Cada día que te levantas, te pesa el ir a tu trabajo.  Sufres pues necesitas el dinero y no sabes qué más podrías hacer.  Si quieres aprender a sufrir por el Señor, entonces debes aprender a humillarte y reconocer que Él tiene la autoridad para que tengas el jefe que sea y que es el jefe que necesitas para transformar tu carácter.  ¿Lo puedes ver?  Lo que parece un sufrimiento, con la mira espiritual se transforma en ganancia.  Pablo no era un tonto que le gustaba sufrir.  Mantenía esa lucha por el Señor porque conocía los resultados.  Asimismo nosotros debemos experimentar el sufrimiento de entregar esa parte de nosotros que tanto trabajo nos cuesta y dejar que el Señor haga el resto (estoy seguro que si eres honesto, sabes perfectamente lo que Dios quiere trabajar en tu corazón)  Solamente así podremos llegar a una ganancia a través del sufrimiento.  El sufrimiento es una buena señal de tu entrega y servicio al Señor.  Mientras más sufres obedeciendo, más transformación está sucediendo en tu vida.  Mantente pegado a su palabra, no desmayes ni te desesperes.  Tal vez no lo veas ahora tan claro pero el Señor está trabajando en ti y en los que te rodean.  La gente que está a tu alrededor te está viendo reaccionar ante lo que te sucede.  Están analizando cada respuesta que tienes.  Aprovecha cada evento, por difícil que sea, para entender que ese sufrimiento servirá para dar gloria al Señor y además traerá bendición a tu vida.  Pablo nos dice que se nos ha concedido creer y sufrir por el Señor.  Esto quiere decir que sufrir es bueno.  Nuestro Padre nos ama como nunca podremos entenderlo.  No lo olvides.  Es probable que te estés ahogando en un vaso con agua.  No te desanimes.  Pon tu mirada en el Señor y pide porque puedas aprovechar cada instante, por más difícil que parezca, para servir y dar gloria a Cristo.  Aprendamos a sufrir en obediencia y en entrega para que el evangelio sea anunciado no solo con palabras sino con ejemplo de carne y hueso en nuestra propia vida.

Oración
Señor: creo en ti y quiero sufrir por ti.  Quiero vivir en tu voluntad y que mi vida pueda servir de ejemplo para otros de lo increíble que es vivir sirviéndote.  Te pido que mi ejemplo ayude a que otros se acerquen a ti y no sea al revés.  Te pido también que me fortalezcas y me llenes de tu paz pues a veces las pruebas me confunden y el sufrimiento no me deja ver claramente.  Hoy pongo mi mirada y mis fuerzas en Ti para que seas tú quien decida y dirija.  Gracias en el nombre de mi Señor Jesucristo.  Amén 

14 ene 2013

Filipenses 1:27-28


Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo.  De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio y sin temor alguno a sus adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción.  Para ustedes, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios.




Congruencia.  Fácil de decir, difícil de llevar a cabo.  Debería ser algo simple pero la realidad es que no lo es.  La presión social, los ritos, las costumbres, las tradiciones son tan fuertes que decidir por Cristo no es siempre el resultado.  Por eso, Pablo nos dice: pase lo que pase.  ¿Qué quiere decir?  Que sin importar las circunstancias, debemos buscar el comportamiento conforme a la voluntad y las enseñanzas de Cristo.  Esto quiere decir que, no importa si tienes o no tienes la razón.  Quiere decir que no importa si te lastimaron o estás sufriendo una injusticia.  Quiere decir que no hay pretextos.  Pase lo que pase, debes comportarte de una manera digna del evangelio.  Ahora, esto no es para agradar a los hombres sino a Jehová.  Por esta razón, debes tener cuidado de no caer en hipocresías.  No tiene sentido que trates de engañarnos.  Probablemente lo logres.  Pero al Señor no lo vas a engañar y por consecuencia tú solo terminas engañándote.  
Como escribí hace algún tiempo, por causa de una pelea de mi perro con otro perro, recibimos una demanda de manera injusta pues involucraba mentiras de mi contraparte.  El día de ayer vi a esa persona.  Gracias a Dios que mis sentimientos de furia y coraje se han disminuido enormemente.  Sin embargo, no estoy al cien.  Mi mente empezó a rondar en algunas palabras que le pudiera decir para compartirle de Dios pero al mismo tiempo mi ego comenzó a entrometerse.  ¿Cómo me di cuenta?  No fue fácil.  Pero hay una manera de hacerlo sencillo: me detuve y cuestioné si cada palabra que dijera o escribiera daría gloria al Señor.  Por esta razón pude darme cuenta que, dentro de las palabras que estaba pensando, podía esconder mi coraje y rencor y buscaba hacerla sentir mal de una forma muy delicada y sutil.  Probablemente engañaría a los hombres, pero sé que a mi Señor, a quien le rindo cuentas, no lo engañaría.  Pedí a Dios que me llenara de su paz y su perdón y preparara mi corazón para poder compartirle de su palabra a esta persona a Su forma y con Su amor.  ¿Qué es lo que busco?  Busco comportarme, pase lo que pase, como es digno del evangelio.  Esto es lo que debes buscar no solo cada día sino cada instante.  ¿Cómo lograrlo?  Los siguientes versículos nos dan la respuesta: manteniéndonos firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio y sin temor a nuestros adversarios, entendiendo así que esto es señal de salvación.  No va a ser fácil, sin embargo, no quiere decir que sea imposible.  Lo que se necesita es determinación y congruencia.  Si crees en el Dios de la biblia, ahora sabes lo que pide de ti.  No puedes esconderte.  No puedes engañarlo.  Pase lo que pase, busca comportarte como es digno del evangelio.  Busca seguir los pasos de Cristo.  ¿Cuáles pasos?  Él amó a los que todos rechazaban.  Mientras lo crucificaban injustamente, oraba al Señor intercediendo por ellos.  Sí, ¡Por los mismos que lo estaban asesinando!  Ayudó al necesitado.  Pidió que nos amemos los unos a los otros.  Que no dejemos que pase un día sin perdonar o pedir perdón.  Que cuidemos las palabras que salen de nuestra boca.  Estos son solo unos cuantos ejemplos de cómo puedes corregir tu vida y, sin importar lo que estés atravesando, buscar comportarte como es digno de un seguidor de Jesús.

Oración
Padre: te pido perdón pues no me he comportado conforme a tu voluntad.  Pensaba que podía tener pretextos e incluso he aprendido a engañar a los demás comportándome bien.  Hoy entiendo que no te puedo engañar y que Tú ves mi corazón tal cual.  Te pido me perdones y limpies mi corazón.  Te pido me muestres tu voluntad y pongas la determinación y la fuerza para actuar en todo momento conforme a ella.  En Cristo Jesús.  Amén 

11 ene 2013

Filipenses 1:22-26


Ahora bien, si seguir viviendo en este mundo representa para mí un trabajo fructífero, ¿Qué escogeré?  ¡No lo sé!  Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo.  Convencido de esto, se que permaneceré y continuaré con todos ustedes para contribuir a su jubiloso avance en la fe.  Así, cuando yo vuelva, su satisfacción en Cristo Jesús abundará por causa mía.



La mayoría de nosotros encuentra disyuntivas como: qué trabajo debo tomar, qué carrera estudiar, qué pareja es la que me conviene, debo cambiar de casa o ciudad, cómo puedo dejar tal adicción, cómo evitar tal o cual cosa.  Pero Pablo tiene un disyuntiva que nos debe llevar a meditar sobre nuestras preocupaciones.  No sé que escoger.  Dice.  Quiero estar con Cristo pero también sé que hay necesidad del evangelio.  Las dos decisiones son buenas.  La diferencia es que una es mejor que la otra.  La primera busca agradarse a si mismo mientras que la segunda busca agradar a Dios.  ¿Puedes ver lo profundo de su dilema?  Hay que desear tener esa convicción y entrega en nuestra vida para poder llegar ahí.  Mientras tanto, a la luz de este parámetro, nuestras incertidumbres ¡se vuelven tan poco relevantes y materiales!  Temas de dinero, de enojo, de rencores, de amargura, de enfermedades, todo tipo de situaciones que se te puedan ocurrir, pasan a un segundo plano cuando ponemos al Señor en el lugar que le corresponde.  Recuerda el pasaje del joven rico que se aleja triste de Jesús pues le dice que venda todas sus riquezas y que lo siga.  ¡La oportunidad de vivir a lado de Jesús no tiene precio!  Él la desperdició y peor aún se retiró triste.  ¿Por qué?  Porque quería vivir para él.  Quería llevar su religión.  Sabía que Cristo tenía algo especial, pero no estuvo dispuesto a entregar sus “tesoros”.  También recuerdo el pasaje que nos dice cómo una persona está pensando agrandar sus bodegas pues no sabe qué hacer con tanto excedente y por otro lado el Señor le dice insensato, ¿no sabes que mañana no vivirás?  ¿Dónde están tus deseos?  Piénsalo.  Tómate tu tiempo.  Realmente date cuenta de lo que anhelas.  ¿Qué es?  No tienes que contestarme a mí ni quedar bien con nadie.  Esta pregunta es entre Jehová y tú.  Se honesto contigo mismo.  Dios ya conoce la respuesta.
Dentro de su meditación, Pablo entiende y concluye que lo mejor es permanecer y continuar con el trabajo que ha venido realizando: continuaré con ustedes para contribuir a su jubiloso avance en la fe.  Así también puedes tomar decisiones y concluir con tu incertidumbre.  Preocúpate por servir a Cristo.  Por llevar su evangelio.  Por vivir una vida de testimonio.  Por amar a tu prójimo.  Por perdonar a los que te han lastimado.  Por dar de comer al que lo necesita.  Por compartir de lo que el Señor te ha dado.  Por consolar a los que necesitan ser consolados.  ¡Estas cosas son las que realmente importan!  Lo demás llega a su tiempo y el Señor es quien se encarga de darnos lo que debemos tener.  Por esta razón te animo a que realmente saques lo que hay en tu corazón y te des cuenta de dónde están tus tesoros.  Imagina que un día tu disyuntiva sea ayudar a tu vecino pues se quedó sin trabajo o ir y compartir de Cristo con otro amigo pues se está divorciando.  ¡Esa debe ser nuestra meta!  Esa no es la tarea exclusiva de un pastor o ancianos.  Es de cada uno de nosotros que ama y se preocupa por su prójimo.  Si realmente amas a Cristo, esto debe remover tu corazón y hacerte sentir la necesidad de trabajar para su gloria.

Oración
Padre: gracias.  Tu palabra me llena de paz y de gozo.  Gracias por mostrarme qué prioridades son las que debo tener en mi vida y cómo puedo resolver mis incertidumbres utilizándolas como parámetro.  Te pido perdones mis pecados y sobre todo, te pido transformes mi vida para que sea una vida que te da gloria y da testimonio de tu gran amor.  Te lo pido en Cristo Jesús
Amén.

9 ene 2013

Filipenses 1:18-21


¿Qué pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozaré aún.  Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.  Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.



Así como el poder en malas manos causa muchos estragos, las malas interpretaciones de la palabra de Dios tienen un efecto devastador.  Pablo no está diciendo que se quiere morir.  Tampoco está diciendo que el vivir sea malo.  Lo que está diciendo son palabras sumamente profundas que debemos analizar con cuidado y en el contexto correcto.  Si utilizamos un silogismo, podríamos decir lo siguiente: estar con Dios es mejor que estar en la tierra.  Cuando muera voy a estar con Dios.  Por consecuencia, es mejor morir que estar en la tierra.  ¿Lo puedes entender mejor?  Estar en la presencia del Señor es el mejor lugar en el que podríamos estar.  Piénsalo.  ¿Qué lugar podría ser mejor?  ¡Ninguno! 
Cada uno de nosotros debe crecer espiritualmente y poco a poco vamos entendiendo el propósito de Dios en nuestras vidas.  Además, nuestro discernimiento se va fortaleciendo y comenzamos a reconocer situaciones que otras personas no pueden.  Así, Pablo entendió perfectamente lo que el Señor estaba haciendo.  Pero no se termina ahí.  Entendió que esto traería mayor plenitud a su vida que el intentar buscar esa satisfacción en algún otro lado.  En los versículos anteriores vemos que se encontraba angustiado por sus discípulos en Filipos.  Pero en lugar de quedarse en fijación con esa preocupación, entiende que debe entregarla al Señor y dice: con toda confianza, será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.  ¿Qué más podía hacer?  ¡Nada!  Así mismo te pregunto: ¿Qué más puedes hacer para resolver tu situación?  ¡Nada!  Lo único que debe preocuparnos es estar día a día compartiendo el evangelio y haciendo discípulos para Cristo.  Debemos estar preocupados por aquellos que se encuentran peleados con el Señor.  Debemos estar preocupados por aquellos que mienten y son groseros, por los que sufren adicciones, por los que engañan a sus parejas, por cada una de esas personas que nos hacen daño, por todos ellos debemos estar preocupados pues llevan una vida sin Cristo.  En tinieblas.  Tratando de sobrevivir como el mundo les ha enseñado.  Mientras tanto, tú y yo vivimos con el amor, gozo y bendiciones de nuestro Creador.  ¡Esto no está bien! Por esta razón Pablo dice que el vivir es para el Señor, de lo contrario, ¿qué sentido tiene?  Piénsalo.  Si no vivimos para Cristo, ¿Para quién estamos viviendo?  Si no obedecemos y seguimos a Jesús, ¿Hacia dónde nos estamos dirigiendo?  Mejor sería estar muerto pero en la presencia de Jehová, que vivo y desperdiciando el tiempo en cosas del mundo.  ¿Puedes ver lo profundo de las palabras de Pablo?  Va más allá de querer vivir o morir.  Está tratando de enseñarnos el sentido de vivir: Servir.
Si tienes la bendición de ser hijo de Dios, tu deber es ir y compartir ese enorme regalo con más personas.  No te guardes tan grande dicha.  No seas una presa que no permite que el río fluya.  Mejor conviértete en un canal que permite que la reconciliación con Dios Padre llegue a cada persona que cruza tu camino.  Eso es vivir en Cristo.  Aprovecha tu tiempo.  No sabes cuándo serás llamado.  
Oración
Padre: cuántas gracias te doy por permitirme tener comunión contigo.  Te doy gracias por tu amor y tus bendiciones.  Te doy gracias por darle sentido a mi vida y, aunque no siempre entienda tu voluntad, sé que todo es para bien.  Te pido que mi vida sea un conducto para que tus bendiciones lleguen a más personas y que tu nombre se manifieste en cada rincón por el que camine.  Transforma mi forma de pensar y de actuar.  Te lo pido en Cristo Jesús. Amén.

Un año más.


Para algunos pasó rápido y para otros sumamente lento.  Celebramos que terminó un año lleno de momentos únicos.  Algunos tan difíciles que parecía que los días no avanzaban mientras que otros tan alegres que se iban como el agua entre las manos.  Así pasan los días, los meses y los años.  Debemos aprovechar estos tiempos para reflexionar y hacer una pausa sobre el rumbo que estamos dando a nuestra vida.  Debemos dejar que Dios nos examine y, con honestidad, reconocer si estamos en el camino correcto.  Le doy gracias a Jehová por un año más.  Le doy gracias por lo que me permitió vivir.  Lo bueno y lo malo.  En especial lo malo porque me hizo recordar que lejos de Él, nada puedo hacer.  Espero que este año pueda seguir creciendo espiritualmente y que mi vida pueda servir para que otras personas quieran acercarse a Jesús.  
Gracias a cada uno de ustedes que lee lo que escribo y en especial a los que no solo se toman el tiempo de contestar sino de abrir su vida y su corazón al exponerme las situaciones que están atravesando.  No se imaginan cuánto aprecio esos correos.  Espero haber ayudado en cada momento de lo que estaban atravesando.  Gracias a aquellos que no solo leen lo que escribo sino que además lo comparten con más personas.  Creo que ustedes han entendido que las bendiciones de Dios son demasiado buenas para dejarlas guardadas.  Espero que este año, más personas puedan conocer del Dios que los ama y que quiere reconciliarse con ellos.  Espero que haya más correos electrónicos en mi lista y que más personas entren al blog a leer una breve descripción de lo que el Señor puede y quiere hacer en sus vidas.  Gracias a mi esposa que me motiva a escribir y a seguir con este trabajo.  Gracias a aquellos que me han compartido lo útil que les han sido estos devocionales.  Honestamente hay días en los que no quiero escribir y prefiero dormir o hacer alguna otra cosa (mi propósito es escribirlos el día anterior en lugar de las 5am).  Hay días en los que la rebeldía entra en mí y me dice que no debería hacerlos diario pues es mucho trabajo.  Pero gracias al Señor que pone el querer como el hacer y hoy puedo ver cuánto ha crecido su obra simplemente por mantenerme fiel.  Hoy te digo que tan solo en mi lista de distribución de correos, hay cerca de 200 personas.  Si agregamos a los que reenvían, mi cálculo es que alrededor de 300 personas reciben un tiempo con Dios diariamente.  Además hay que agregar a los que consultan el blog por internet.  Espero que estos datos te sirvan para animarte a compartir con los demás lo que Dios está haciendo en tu vida y lo que puede hacer por ellos.  Ojalá y este año entendamos nuestra responsabilidad de ir y hacer discípulos y la pongamos como prioridad.  Espero también, que aprendamos a amar a Dios por sobre todas las cosas y en especial por encima de nuestra voluntad.  Espero que este año, podamos aprender a ver con Sus ojos, a escuchar con Sus oídos y a hablar con Sus palabras.  Espero podamos vivir en su amor y que amemos a los demás como Él nos ha amado.  Espero que podamos dejar atrás el miedo que nos detiene a entregarle nuestra vida sin restricción y vivir plenamente en Él y para Él.  Aunque suene extraño, no deseo que este año sea mejor que el anterior, no deseo que crezcas en lo material ni que haya salud.  El Señor se encargará de darnos lo que necesitamos y probablemente nos de más.  En cambio, espero que haya más compromiso de nosotros hacia Él sin importar lo económico, la salud o cualquier otra circunstancia.  Que Dios te llene de su paz, amor y bendición.