Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos. Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos. Agar representa al monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud. Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es nuestra madre. Porque está escrito: alégrate, mujer estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no has sufrido dolores de parto; pues la abandonada tiene muchos hijos, más que la casada.
Conforme voy conociendo más de Cristo a través de leer y estudiar su palabra, me doy cuenta que el mundo va en dirección totalmente opuesta a sus principios. Puede parecerte obvio o sencillo, pero para mí, resulta impresionante. Pasajes como el de hoy, me recuerdan que no hay comunión entre lo espiritual y lo carnal. No puede haber oscuridad junto con luz. Una excluye a la otra. Por eso, el pasaje dice que una mujer representa la esclavitud mientras que la otra nuestra libertad en Cristo. O se está en esclavitud o se está en Cristo. ¡No se pueden las dos al mismo tiempo! Esto quiere decir, que si ya conoces y has aceptado a Dios en tu vida, no tienes pretexto para seguir andando en esclavitud al pecado. ¡Ahora eres libre! Él te ha librado y quitado las cadenas que no te dejaban caminar. Antes, nada podías hacer para cambiar tu comportamiento pues eras esclavo. Hoy es distinto. Hoy, el Señor te ha liberado. Él ha traído luz a tu vida mientras que antes había oscuridad. Ahora tienes entendimiento. Ahora puedes discernir. ¿O acaso quieres seguir poniendo pretextos para no cambiar ni dejarte ser transformado? La verdad es que ya no hay más excusas. El pasaje de hoy es muy claro. Tenemos dos opciones: vivir en esclavitud o vivir en libertad. La primera viene desde la caída del hombre con Adán. La segunda llega cuando reconocemos a Cristo y confesamos su nombre. ¿De qué lado estás? No puedes tener un poco de cada uno así como no puede haber un poco de luz en la oscuridad ni un poco de libertad en la esclavitud. ¿Lo puedes ver? ¿Te das cuenta de lo que Dios quiere decirte el día de hoy? ¡Quiere que tu vida tenga congruencia! ¡Quiere que vivas con sentido! ¡Quiere que tu vida sea testimonio de Aquél que amas y te amó primero! ¡Quiere renovarte, bendecirte y guiarte! El problema es que debes entender que para ello, debes dejar atrás todo lo que vienes arrastrando. Debes cortar con todo aquello que estorba en tu comunión con Jesús. ¡Debes dar ese paso de fe!
¿Crees en Dios pero vives amargado? ¿Te dices creyente pero tienes celos, rencores y odios? ¿Vives con tristeza y soledad? ¿Tienes deseos de no seguir más? ¿Dices una cosa pero haces otra? Has una pausa y medita en esto: ¿de qué lado quieres estar? Dios te ofrece libertad a cambio de entregarle el trono de tu vida. Si sigues arrastrando problemas como los ejemplos anteriores, debes ser honesto contigo mismo y reconocer que no has dejado que el Señor tome las riendas por completo. Has limitado lo que quiere hacer en ti y por consecuencia sigues como antes. ¡Basta! ¡Decídete! Está en ti y en nadie más. No te escondas ni pongas pretextos. Tú sabes lo que hay en tu corazón y Dios también lo sabe. ¿No quieres cambiar? ¿No quieres vivir distinto? ¿No quieres dejar atrás todo aquello que te causa tanto daño? Es momento de decidir entre la luz y la oscuridad. Es momento de definir si quieres vivir en libertad con Cristo o en esclavitud con tu pecado.
Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados. Te pido me liberes de esa esclavitud que me tiene aplastado y sin dejarme mover. Quiero vivir en tu libertad. Quiero vivir conforme a tu voluntad. Ayúdame a dejar atrás todo lo que va en contra de tus principios. Dale sentido y congruencia a mi vida Señor. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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