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12 oct 2012

Gálatas 5:2-6


Escuchen bien: yo, Pablo, les digo que si se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada.  De nuevo declaro que todo el que se hace circuncidar está obligado a practicar toda la ley.  Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia.  Nosotros en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza.  En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.



No dejo de sorprenderme de lo similares que eran los problemas en el tiempo de Moises, luego en Jesús, luego Pablo y ahora nosotros.  Me hace entender que Él nos creó y sabe perfectamente de “qué pie cojeamos”.  En el tiempo de Pablo, el conflicto que estaba tratando de aclarar con su carta a los gálatas era la confusión que existía entre seguir con ciertas prácticas o costumbres para ser justificado e ir al cielo, o abrazar el evangelio de Jesús y entender que Él es el clímax y la revelación final de todo lo que habían aprendido.  Querían tener a Jesús como su Salvador pero al mismo tiempo querían circuncidarse y cumplir con ciertos “requerimientos” para poder completar su salvación.  En pocas palabras, acepto a Jesús, creo en Él, pero me hace falta uno que otro ritual más para lograr asegurar mi ida al cielo.  ¿Te suena familiar?  ¡Hoy en día es igual!  ¡La gente allá afuera piensa que necesita complementar lo que Jesús ya hizo!  Jesús nos dice que es el único camino a Jehová y el único camino para la reconciliación y salvación.  ¿Por qué entonces le agregamos más cosas?  ¿Por qué entonces seguir buscando intermediarios?  Actualmente veo una tendencia ideológica en la que todos los caminos llevan a Dios.  Tu dios, mi dios, no importa.  Todos llegarán al mismo lugar.  ¡Mentira!  Mi Dios no dice eso.  Mi Dios dejó claramente lo que pasa a aquellos que le siguen y a los que no.  En ningún momento he leído en la biblia que cada quien decida en qué creer y al final nos encontraremos todos en un mismo lugar.  Esto es querer “circuncidarse”.  Es querer transformar lo que el Señor dice y acomodarlo conforme consideras adecuado.  Alabas a Jesús pero crees necesario también tener imágenes de otros santos.  Crees en Cristo pero también crees que es necesario “portarte bien”.  ¿No te das cuenta?  ¡Es incongruente!  O sigues a Jesús o vas en dirección opuesta.  Por esta razón los versículos anteriores hacían tanto énfasis entre el ser esclavo o ser libre.  O se está de un lado o se está del otro.  Al mundo ya no le gustan los extremos.  Se critica a aquél que tiene un principio firme y convicción de lo que piensa.  Si bien, debemos respetar y amar a nuestro prójimo, nunca debemos poner nuestra fe en juego.  Examina tu vida.  Date cuenta si no estás queriendo “justificar” lo que haces.  Medita si tus acciones están en línea con Jesús o son un complemento que consideras necesario.  Recuerda que no hay acción ni sacrificio que puedas hacer o siquiera que importe, lo importante es el gran amor de Dios al enviar a su Hijo y dejarlo sufrir y morir por nosotros.  ¿Quieres más sacrificio que ese?  ¿Necesitas algo más que lo que Él sufrió?  Debemos ser honestos.  Es difícil dejar atrás costumbres y creencias.  Pero ahora estamos en un nuevo camino.  Nueva dirección.  Nuevo propósito.  Debemos dejar de aferrarnos a las cosas y aprender a perseguir el ejemplo de Jesús todos los días.

Oración
Señor: gracias por permitirme estudiar y aprender de tu palabra.  Gracias por mostrarme tu camino y corregir mis pasos con tanto amor y paciencia.  Te pido perdón pues he querido agregar acciones o rituales a la salvación que Cristo ofrece a través de su sacrificio.  Ayúdame a ver lo que Tú ves y a quitar de mí todo aquello que no te da gloria.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

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