Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de la esclavitud.
Si pudiéramos ser como una máquina que es programada para hacer algo y posteriormente lo lleva a cabo, no tendríamos tantos versículos de la biblia dedicados a nuestra tendencia a regresar a la “esclavitud”. Pero como somos humanos y Dios nos conoce perfectamente, nos advierte sobre aquello que debemos tener cuidado. La libertad no es algo con lo que se juega. No es una ideología. No es algo efímero ni de momentos. La libertad en Cristo es una vida que estaba encadenada al pecado, que vivía en tinieblas y que ahora ha sido hecha libre y traída a la luz. Es una vida que se le han abierto los ojos. Ahora es linaje escogido y nación santa. Ahora es hijo de Dios. La biblia nos dice que sin Cristo, no podíamos tener comunión con Dios. Entonces, es importante entender lo que significa la esclavitud para poder valorar la libertad.
Nos dice el versículo que debemos ser firmes y no someternos al yugo de la esclavitud. La Real Academia define yugo como: ley o dominio superior que sujeta y obliga a obedecer; prisión o atadura. ¿Ahora entiendes mejor el yugo de la esclavitud? La esclavitud es el pecado, es nuestra naturaleza caída. No la puedes controlar solo. No puedes transformarte solo. ¡Necesitas de Cristo para ser liberado! Sin Él, es imposible. Sin Él, permaneces en un círculo vicioso de pecado.
Ahora, si ya has sido rescatado, ¿Qué haces volviendo a esa esclavitud? ¡Sabes que no tiene sentido! ¡Sabes el daño que te causa! ¡Sabes que no ofrece nada! Sin embargo, ahí estás. Dudando sobre las promesas de Dios o queriendo convencerte que sí puede ofrecerte algo. Por algo se le llama a Satanás el Engañador. ¡Sabe perfectamente cómo confundirnos y seducirnos! Él está atrás de cada uno de los que queremos servir y obedecer a Dios. Los demás ya están bajo su dominio. Él está buscando la ocasión para hacerte caer. Para hacerte pensar que has sido derrotado, que no vales ni mereces nada bueno, que no puedes seguir adelante ni ser transformado. ¡Mentira! Si has aceptado a Cristo en tu vida, ¡Ahora eres libre! En su infinito amor y misericordia, Él te ha perdonado y te ha adoptado. Ya no eres un extraño o extranjero, ahora eres su hijo. Imagina un niño que vive en un orfanatorio. Una familia amorosa lo adopta. Lo cuida. Lo viste. Lo alimenta. Lo ama y le brinda protección. ¿Tiene sentido que vuelva al orfanatorio? ¡Por supuesto que no! Ahora piensa en la historia de David. Dios ya le había dicho que iba a ser rey. Como estaba siendo perseguido le reclama a Dios y piensa que antes se encontraba mejor. ¿Es esto verdad? Piénsalo bien. Ahora querían matarlo y antes no. El punto que quiero hacer es que entendamos y vivamos en carne propia las promesas de Dios a través de la libertad que nos ha sido entregada. No debemos confundirnos con nuestro pasado ni con nuestra antigua forma de pensar. ¡Sí! Estaba mejor antes que ahora pues ahora es perseguido y si lo encuentran lo van a asesinar. Pero ahora nuestra vida no es para nosotros sino para Dios. Entonces, a pesar de las circunstancias, si el Señor ha dicho que David será rey, Él se encargará de que suceda. Si Dios ha dicho que te ama y que quiere derramar bendiciones sobre ti, que tiene cuidado de ti y que busca tener comunión contigo, no dejes que las circunstancias te confundan. No pienses que estabas mejor antes. ¡No lo estabas! Ahora tienes a Dios. Confía. Descansa en Él. Permanece en Él. Abraza la libertad que se te ha entregado y no vuelvas atrás pues no hay nada que te pueda ofrecer la esclavitud al pecado.
Oración
Dios Padre: Te pido perdón por mis pecados. Te pido perdón porque he cedido a la tentación. Te pido perdón porque te he dado la espalda. Hoy entiendo lo que has hecho por mí. Hoy entiendo que soy libre en Ti y no tengo por qué estar cayendo nuevamente en lo mismo de antes. Gracias por hacerme hijo tuyo. Gracias por tus promesas y en especial por amarme. Gracias en el nombre de Jesús. Amén
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