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15 ene 2015

Hebreos 13:21

Que Él (Dios) los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad.  Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada.  A Él sea la gloria por los siglos de los siglos.  Amén.



Filipenses 2:13 dice: Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.  En el capítulo 4 versículo 13 dice: todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  ¿Sabes?  Conforme más leo y aprendo de la palabra de Dios, más me doy cuenta que mi salvación fue adquirida por gracia.  Simplemente no pude haber hecho nada para merecer que Dios me amara y perdonara.  Él no solo se ha encargado de darme la oportunidad de ser hijo suyo sino también de poder ser transformado para hacer lo bueno: Su voluntad.  Por alguna razón, que se llama orgullo, me gusta pensar que algo hago bien o que mis esfuerzos pueden servir de algo, sin embargo, la biblia (y la experiencia personal) constantemente me muestran que Dios es quien hace todo.  Incluso el escribir esto que estás leyendo.  Mi cuerpo preferiría estar dormido o descansando pero mi Dios pone en mi el deseo y el gozo de escribir para que otros puedan disfrutar de lo increíble que es tener comunión con Él.  El autor de hebreos lo entendió y por eso lo escribe: que Dios los capacite para hacer su voluntad.  No son tus buenos deseos ni tus ganas de cambiar y dejar de cometer errores.  ¡Es Dios mismo quien te transforma!  1ª de Corintios 2:14 dice: el que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura.  No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.  ¡Verdaderamente esto es locura para el que no tiene a Dios en su corazón!  Estamos aprendiendo que Dios hace todo en nuestra vida y eso no es nada fácil de entender y digerir.  Por eso voy a tratar de explicarlo con mayor detalle.  Conforme creces espiritualmente, vas entendiendo la diferencia entre lo que tu cuerpo (la carne y naturaleza caída) quieren contra lo que Dios dice.  Por ejemplo: Dios creó las relaciones sexuales para el matrimonio sin embargo, nuestra carne no es monógama ni quiere esperar al matrimonio.  Poco a poco, vas analizando cada una de tus decisiones para ver si están en línea con la voluntad de Dios.  Si tienes un problema con tu pareja, tal vez ahora piensas dos veces en reaccionar como acostumbras y consideras la voluntad de Dios antes que la tuya.  Pero todo esto no es fácil y tampoco significa tener un “final feliz”.  Por esta razón, Dios es quien nos capacita para hacer su voluntad y por medio de Jesucristo lo hacemos.  Siguiendo con el ejemplo de un pleito en el matrimonio, tú obedeces a Dios pero tu cónyuge no.  ¿Dejas entonces de hacer la voluntad de Dios?  ¡Esa es tu carne queriendo reaccionar.  Es tu yo y tu ego los que quieren tomar nuevamente control de tus decisiones.  Pero ahora ya sabes que Dios es quien te capacita para tomar decisiones distintas.  Decisiones que edifican.  Decisiones que te hacen crecer espiritualmente y en tu comunión con Él.  Por lo tanto, ya no necesitas que tu pareja reaccione favorablemente.  Simplemente obedeces porque sabes que es la mejor decisión.  Pablo decía: mientras más pequeño soy yo, más grande es Dios en mi vida.  ¿Lo puedes entender?  Por eso termina diciendo: a ¡Él sea la gloria!  Medita en tu relación con Dios.  ¿Dónde estás parado y qué lugar ocupa Él en tu vida?  Espero que después de leer esto, quede “una piedra en tu zapato” para que en el transcurso del día puedas tomar una decisión distinta a lo que estás acostumbrado y sea, ahora, conforme a la voluntad de Dios.

Oración

Padre: definitivamente quiero vivir agradándote.  Te pido me capacites para hacer lo bueno y que es agradable a Ti.  Te pido abras mis ojos y mi entendimiento para encontrar todas esas áreas que quieres cambiar de mi vida y que simplemente he guardado celosamente.  Abre mi corazón.  Derriba las murallas.  Tú lo sabes todo y nada puedo ocultarte.  Lléname de Ti y renueva mi vida.  Muéstrame como puedo hacerlo todo en Ti y cómo se deshacen las cadenas que antes me ataban.  Perdona mis pecados y reina en mi vida Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén.

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