Oren por
nosotros, porque estamos seguros de tener la conciencia tranquila y queremos
portarnos honradamente en todo. Les
ruego encarecidamente que oren para que cuanto antes se me permita estar de
nuevo con ustedes.
Me
interesa mucho lo que hace la gente para salir adelante ante cualquier
situación. Cada vez que leo algo en
redes sociales, pienso en cómo reaccionaría yo y, sobre todo, qué dice la
biblia que debo hacer. La cultura en la
que vivimos, nos empuja a ser independientes.
Nos motiva a superar los retos buscando la fuerza en nosotros mismos. Sin embargo, esta cultura está destinada a
fallar. Aquél que nos diseñó, no nos dio
los mecanismos para poder vivir como la cultura de hoy nos lo pide. De hecho, es todo lo contrario. Constantemente vemos en la palabra de Dios
requerimientos sobre oración de los unos con los otros. El mismo Jesús no oró buscando fuerza en su
interior cuando sabía que atravesaría por el calvario y la crucifixión. Oro pidiendo a Dios que se hiciera su
voluntad. ¿Sabes? No tiene nada de malo pedir que oren por
ti. Simplemente no estamos
acostumbrados. El día de ayer recibí una
llamada de agradecimiento por una donación que hice y me preguntaron si quería
que oraran por algo en especial. ¿Mi
respuesta? No gracias. Pensé que no hay nada relevante en mi vida
como para que alguien se ponga a orar. Pero cuando me encuentro con pasajes como
el de hoy, me doy cuenta lo equivocado que estoy. Abro mis ojos y veo cuánto he dejado que la
cultura dirija mis pensamientos o acciones.
¡Por supuesto que necesito oración!
Para que no me aparte de mi Señor; para ser el esposo que Dios quiere
que sea; para ser el padre que Dios me pide; para servir de testimonio a donde
quiera que vaya; para que Dios no deje de trabajar en mi carácter, y así la
lista sigue y sigue. El autor de hebreos
sabía perfectamente la importancia de la oración y la necesidad que tenemos de
ella. ¡Oren por nosotros! No porque están pasando por una
tragedia. No porque hay enfermedad en
sus vidas. ¡No! Oren porque queremos mantenernos santos y
puros para servir a nuestro Dios. ¡Qué
belleza! La oración es una herramienta
tremenda y la tenemos desaprovechada.
¡No sigas así! Pide que oren por
ti. No tienen que ser casos de vida o
muerte. El autor les dice: pidan para
que pueda estar de nuevo con ustedes. Un
deseo en su corazón. Estar de vuelta con
ellos. ¿Era urgente? No.
Sin embargo, Dios quiere que pongamos a sus pies nuestros deseos. Él quiere pasar tiempo con nosotros y la
oración es una excelente forma de hacerlo.
Ora. No tiene que ser la mejor
oración ni la que vaya a cambiar al mundo.
Abre tu corazón y dile al Señor lo que hay adentro. Por último, recuerda también que los demás
estamos para orar los unos por los otros.
Forma relaciones con personas que aman y obedecen a Dios y comparte tus
oraciones.
Oración
Padre:
alabado seas. Tu perfección nunca deja
de asombrarme. Gracias por mostrarme
cuánto me amas y querer escuchar mis deseos y todo lo que hay en mi mente. Quiero pedirte que reines en mi vida y tu
voluntad sea mi voluntad. Te pido que
nunca olvide lo importante que es orar constantemente tanto por mí como por los
demás. Te pido perdón por mis pecados y
gracias por escucharme. En Cristo
Jesús. Amén.
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