Obedezcan
a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes
tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos
a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse pues el quejarse
no les trae ningún provecho.
Platicando
con una persona me decía que el factor más común que encontraban (dentro de su
empresa y nicho) para que un equipo se desintegrara o tuviera problemas para
funcionar era la falta de claridad en los roles que desempeñaría cada
integrante. No son los problemas que uno
encuentra lo que los separan sino la incapacidad de definir lo que cada miembro
debe realizar. Al leer el versículo de
hoy, me doy cuenta que Dios es tan sabio que no necesita de estadísticas para
entender lo que pasa cuando hay un grupo de personas. Por esta razón nos da roles específicos. Nos guía para formar congregaciones y da la
pauta para poder llevar un matrimonio exitoso siguiendo sus principios. Pero no termina ahí. Como congregantes también tenemos
responsabilidades. Sí. Aunque nada más atiendas los domingos o algún
otro día a escuchar de la palabra, tu responsabilidad es someterte a los
líderes pues ellos están buscando lo mejor para ti. A pesar del hecho de que, si juntamos a puros
seguidores de Cristo, el grupo debería actuar diferente, la realidad es que
todos somos pecadores y nos equivocamos constantemente. Por eso, necesitamos tener orden y ese orden
proviene de los dirigentes. ¿Sabes? El hecho de que sirvan a Dios no quiere decir
que han dejado de vivir en este mundo.
Siguen siendo iguales a ti y a mi.
Siguen teniendo tentaciones y más aún, Satanás está tras de ellos queriendo
estorbar en todo lo que pueda su comunión con Jehová. Entonces, si algo podemos hacer como
congregantes, debemos estar listos para hacerlo y Dios nos lo dijo muy claro:
obedezcan y sométanse a sus dirigentes.
No tienes que estar de acuerdo con todas las decisiones que se
toman. No tienes que recibir una
explicación de lo que se hace.
Simplemente te corresponde orar por los líderes y obedecer. Ahora, es importante hacer una nota puesto
que no debes obedecer a ciegas. Siempre
debes verificar que las decisiones estén justificadas bíblicamente. En caso contrario, simplemente sal de esa
congregación.
Pienso
que si pudiéramos parafrasear la segunda parte del versículo diría algo así: cada vez que obedeces a tus líderes les facilitas
enormemente su trabajo.
Piénsalo. Medita en ello. Tal vez eres una piedra en el zapato en lugar
de lámpara para los demás. Dios, en su
sabiduría, sabe que habrá personas que necesitan escuchar estas palabras y que
sean puestas “en su lugar”. Es posible
que seas uno de ellos.
Hoy te
invito a meditar en tu actitud hacia la iglesia de Dios. No es de nosotros. Somos una congregación porque compartimos la
gracia, misericordia y amor de Cristo.
Seamos humildes. Oremos por
nuestros líderes y obedezcamos sus direcciones.
Seamos canales de crecimiento en lugar de barreras que obstruyen.
Oración
Padre:
te pido abras mi corazón y pueda ver cuánto he estorbado en mi
congregación. Te pido cambies mis
actitudes y sea una persona que obedece a sus líderes con gozo y busca servir
constantemente. Gracias por dejarnos una
guía para existir sabiamente como congregación.
Perdona mis pecados Padre y no permitas que me aparte de Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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