No se
olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos
son los sacrificios que agradan a Dios.
El
evangelio de Marcos capítulo 12 versículo 41 al 44 nos narra a Jesús viendo
cómo la gente venía y depositaba su ofrenda.
Gente rica ponía mucho. Gente
pobre ponía poco. Sin embargo, al pasar
una viuda pobre echó dos monedas de poco valor y Jesús se volteó a sus
discípulos para decirles que era la persona que más había puesto. ¡¿Cómo?!
Se sorprendieron los discípulos.
¿Qué no se dio cuenta el maestro cuando vinieron los ricos y echaron
grandes cantidades? La biblia no nos
dice lo que los discípulos dijeron pero yo me imagino que en sus mentes lo
pensaron puesto que Jesús tiene que aclarar el por qué de sus palabras
diciendo: estos dieron de lo que les sobraba pero ella, dentro de su pobreza,
echó todo lo que tenía. Hebreos 13:16 es
una continuación de lo que aprendemos en el pasaje con la viuda pobre y también
podría agregar la parábola de los talentos.
“No te olvides de hacer el bien y comparte lo que tienes” te dice
Dios. ¿Sabes? Quise complementar la historia de la viuda
pobre porque muchas veces olvidamos que Dios ve nuestro corazón por encima de
nuestras obras. Él ve nuestros
pensamientos en lugar de nuestras acciones.
Él conoce perfectamente nuestros motivos detrás de cada acto. Así que, dejemos a un lado la hipocresía y
pongamos la vara alta como lo hizo la viuda pobre. No compartamos de lo que nos sobra sino
entreguemos para satisfacer una necesidad.
De hecho, si lo piensas, lo que realmente debemos pensar es que le estamos
regresando a Dios parte de lo que ha decidido darnos poniéndolo al servicio de
los demás. No es para que te sientas
bien. No es para presumir que tienes
más. No.
Es para obedecer a tu Dios.
Recuerdo un video que pasaba a una persona que iba y pedía comida a los
que estaban comiendo pizza. Todos se
negaron. Posteriormente, otra persona le
da una pizza a alguien que se encontraba pidiendo dinero en la calle. Regresa el mismo tipo y le pide un poco de su
pizza. En lugar de decirle que no tiene
para comprar más o que está muy hambriento, le dice que por supuesto. Se sienta con él y comen juntos. No puedo asegurar lo que el indigente pensó. Sin embargo, puedo especular que, dentro de
su agradecimiento por lo que recibió, supo que debía compartirla. ¿Lo puedes ver? Cuando reconocemos que no merecemos nada y
que todo es un regalo de Dios, todo toma la perspectiva correcta y podemos
compartir gozosos lo que tenemos. Por el
contrario, cuando pensamos que nuestro esfuerzo es quien nos ha dado lo que
tenemos, resulta difícil desprendernos de las cosas. Has el bien y comparte lo que tienes. No es fácil pero es lo que Dios quiere que
hagas. Recuerda, Dios conoce tu corazón
así que no compartas de lo que te sobra ni hagas el bien para aparentar. Por el contrario, comparte con gozo y
reconociendo de quién proviene todo. Hay
mucha necesidad allá afuera.
Probablemente no tengas que ir muy lejos para darte cuenta de ello. Pon en oración el deseo de compartir y pide a
Jehová que te muestre qué y cómo puedes compartir lo que te ha dado. Estoy seguro que si lo pides de corazón, te
sorprenderás de todas las oportunidades que se presentarán para hacerlo.
Oración
Padre:
quiero hacer el bien y compartir lo que tengo.
Te pido pongas en mi corazón los deseos correctos y pueda entender que
todo proviene de Ti. Gracias por tus
bendiciones y cuidado tan especial de mí.
Permite que mi vida sirva para que otros vean lo grande y amoroso que
eres. Permite que la gente vea que todo
lo que hago es para agradarte y no para “sentirme bien”. Gracias mi Dios. En Cristo Jesús. Amén
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