Vistas de página en total

13 jul 2015

Salmo 13:3-4

Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos, así no caeré en el sueño de la muerte; así no dirá mi enemigo: lo he vencido, así mi adversario no se alegrará de mi caída.



En 1Reyes 19:12 dice: y tras el terremoto un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego.  Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.  Cuando nos encontramos en alguna adversidad, es normal querer encontrar algunas respuestas.  Es normal buscar soluciones.  David le pide a Dios que le mire y le responda, pero cómo saber cuándo responde el Señor.  ¿Cómo darnos cuenta por dónde nos está guiando?  ¿Cómo reconocer su voz?  En el pasaje de Reyes, Elías estaba siendo perseguido, al igual que David, para ser asesinado.  Un ángel le pide que salga al monte a encontrarse con Jehová y encuentra un gran viento, un terremoto, un gran fuego y en ninguna instancia estuvo el Señor.  No fue sino hasta que llego el viento apacible y delicado que supo que había llegado.  Así nosotros tenemos que discernir entre lo que es y no es del Señor.  ¿Cómo?  Corroborando que siempre esté en línea y armonía con lo que dice la biblia.  Si es alguna opción que pareciera buena pero no cumple en su totalidad con lo que dice la palabra, descártala inmediatamente y no entres en tentación.
Posteriormente, David pide que le permitan vivir para que su enemigo no se goce sobre su muerte.  Mientras pareciera una petición razonable, honestamente creo que no tiene sentido orar por algo así.  Poniéndolo a la luz de la vida de Cristo, me parece que no debemos tener este tipo de oraciones o deseos.  Imagina a Jesús pidiendo que no muera en la cruz para que aquellos que se estaban burlando dejaran de hacerlo.  ¡No tiene sentido!  Recuerda que la biblia está llena de humanos como tú y yo.  Esto quiere decir que no todo lo que hacen es bueno.  ¡Cometen muchos errores!  A mi parecer, esta petición de David es un error.  Pero así es nuestra carne.  Le gusta dejar que el orgullo tome las riendas y decida nuestros impulsos y sentimientos.  ¿¡Qué importa lo que piensen o hagan los demás si nosotros estamos obedeciendo al Señor!?  Este sentir solamente trae malestar y amargura.  ¿Y si Dios decide que nosotros perecemos antes que nuestros enemigos?  ¿Si decide que nosotros perdamos mientras los otros ganan?  ¿No lo perdió todo Job con el consentimiento del Señor?  Es difícil aceptarlo pero la biblia una y otra vez nos repite que esta vida no debemos valorarla en la carne sino en el desarrollo de nuestro espíritu.  Nuestra carne busca estabilidad en las cosas del mundo mientras que nuestro espíritu las busca en las cosas de Dios.  Ahora tienes que decidir.  ¿El mundo o Dios?

Oración

Señor: definitivamente te escojo por encima de cualquier otra cosa.  No quiero que mi carne reine sobre mi sino tu Espíritu.  Padre, Tú sabes lo que hay en mi corazón, Tú sabes lo que me quita el sueño, Tú sabes aquello que me deja intranquilo.  Me pongo a tus pies y te entrego mis cargas para tomar ahora las tuyas que son livianas.  Crece en mi vida mientras mi carne disminuye.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén

No hay comentarios: