Sólo el que desprecia al
que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; que cumple lo prometido
aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de lucro y no acepta
sobornos que dañen al inocente. El que
así actúa, no caerá jamás.
Allá afuera escuchas: busca
en tu interior; sigue tus instintos; trata de estar bien contigo mismo para
estar bien con los demás y así muchos otros dichos que finalmente quieren que
busquemos las respuestas por nosotros mismos.
Mientras tanto, la biblia nos dice lo contrario. Nosotros no tenemos las respuestas. Nosotros no podemos tener paz por nuestra
propia cuenta. Nosotros no podemos controlar
nuestra carne. Por lo tanto, si no
tenemos a Dios en nuestras vidas, resulta imposible seguir los pasos que
describe el salmista. ¿Cómo seguir
adelante con algo que saldremos perjudicados?
¿Cómo dar de lo que tanto trabajo nos cuesta y no esperar nada a cambio? ¿Cómo pensar en el prójimo antes que en
nosotros mismos? Honestamente no se
puede. Necesitas tener a Cristo en tu
corazón para poder entender que, al morir a uno mismo, es Dios quien más se
manifiesta. ¡Cuántos ejemplos tenemos de
aquellos que intentan ser “buenos” sin lograrlo! Recuerda a los fariseos o simplemente en
tantos líderes “espirituales” de hoy en día.
Aquel que busca ser bueno por sus propias obras nunca lo conseguirá pues
la palabra nos dice que ninguno de nosotros es ni puede ser bueno. Solamente a través de la gracia de Dios y el
reconocimiento del sacrificio de Cristo podemos ser perdonados y hechos buenos
ante los ojos de Jehová. Entiendo que
hay gente que no conoce a Dios y realiza actos buenos. Esto no quiere decir que ante Jehová, sea
realmente una persona limpia y buena.
Para mí, este pasaje nos
invita a pensar menos en nosotros y más en los demás. Nos invita a confiar en Dios y dejar que Él
sea quien nos proteja y otorgue todo lo que necesitamos. Con esta perspectiva podemos dejar de
afanarnos en nosotros y los nuestros para poder pensar en servir a los demás y
hacer la voluntad de Jehová por encima de la nuestra.
Oración
Padre: es más fácil pensar en mí y en lo que yo quiero pero ahora entiendo que
tu voluntad es de bendición para mi vida.
Te pido reines en todo lo que haga y piense. Te pido que mi vida sea llena de acciones
como las que describe el Salmo de hoy. Ayúdame
Señor a morir a mí y dejar que tú crezcas constantemente. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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