Ahora bien, cuando buscamos ser justificados por Cristo, se hace evidente que nosotros mismos somos pecadores. ¿Quiere decir que Cristo está al servicio del pecado? ¡De ninguna manera! Si uno vuelve a edificar lo que antes había destruido, se hace transgresor.
Aceptar que uno es pecador pareciera sencillo. No lo es. Significa aceptar que estás haciendo algo mal y que no importa todo lo bueno que hagas, esa “mancha” siempre te seguirá. Como humanos, buscamos mil y un formas distintas para justificar lo que hacemos y de hecho, logramos doctorados en esa área pues lo hacemos de una manera impecable. Sabemos exactamente cómo hacer creer a la gente que somos buenos, o no tan malos y nosotros mismos nos convencemos que estamos bien. Entonces, ¿para qué reconocer que soy pecador? Piensa en esto: si tuvieras que calificar tu vida de acuerdo al ejemplo que dejó Cristo, qué calificación tendrías. No conforme a lo que tú consideras bueno o malo sino conforme Jesús vivió y dejó escrito. ¿Cuánto tendrías de calificación? Honestamente yo repruebo. La verdad es que tú también. Necesitamos de Cristo para poder ser “buenos” (lo que la biblia llama justificado). Necesitamos su sacrificio para limpiar nuestros pecados. ¡No lo podemos hacer por nosotros mismos! ¿Acaso alguien puede amar a su enemigo (prójimo) como a sí mismo si no ha recibido a Cristo? ¡Por supuesto que no! Podrá ser cuidadoso y bondadoso. Podrá buscar y desear el bien, pero dentro de cada uno de nosotros existe una esclavitud al pecado que no se libera sino por medio del sacrificio de Jesús. La biblia nos dice que de tinieblas fuimos rescatados. Por esta razón cuesta tanto trabajo entender que somos pecadores y que no podemos tener comunión con Dios si seguimos así. La justificación que habla Pablo, es un regalo de Dios. Cuando entendemos que necesitamos ser justificados, reconocemos nuestra situación. Abrimos los ojos y entendemos que estamos en tinieblas y esclavizados al pecado. Posteriormente, dejamos atrás esas tinieblas y ahora venimos a la luz de Jesús. Pero algunas personas piensan que ese sacrificio solamente trajo libertad para hacer lo que les antoja. Piensan que pueden ir y venir, comer y beber pues alguien hizo un sacrificio por ellos y lo pueden tomar cuando quieran. Tristemente es otra de las justificaciones que nos hacemos para no querer reconocer nuestra situación de pecadores.
Ahora, una vez que aceptamos a Cristo y fuimos justificados. Entendemos que Jesús y el pecado no tienen comunión. Por consecuencia, no podemos seguir viviendo como antes. Nuestras acciones deben ser diferentes. Ojo, no enfocadas a ser “buenas” personas sino en servir al Señor y poner bajo sus parámetros y principios cada uno de nuestros pensamientos y acciones. ¿Cómo regresar a la oscuridad si ya conoces la luz? ¿Realmente crees que estabas mejor antes? ¿Tan bueno eres en “lavarte” el cerebro y tus pensamientos para olvidar cómo estabas? Si Cristo ha traído luz a tu vida, no dejes que tu antigua forma de ser y pensar tomen fuerza y te hagan retroceder.
Oración
Señor: te pido que pueda ser justificado por Cristo. Reconozco que soy pecador. Te necesito. Estoy cansado. Estoy triste. Me siento solo. Te pido me llenes de tu amor y de tu paz pues la necesito para seguir. Te pido mi vida te sirva en todo lo que haga. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén.
2 comentarios:
Excelente reflexión, gracias.
Gracias por escribir.
Que bueno que te gustó y sirvió.
Bendiciones y no dudes en compartirlo
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