Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe en Cristo Jesús; porque todos lo que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.
El propósito de la ley, de los mandamientos, es llevarnos a Cristo y ayudarnos a entender que somos justificados por la fe en Él. Una vez que somos reconciliados y recibimos al Espíritu Santo, somos hechos hijos de Dios. Por esta razón, el pasaje nos dice que ya no hay diferencia entre varón y mujer, judío o griego o esclavo y libre. Ahora todos somos iguales dentro de nuestra fe. No hay nadie superior ni inferior. Al único que damos toda la gloria y servimos es a Jehová. No existe alguno que sea más pecador y otro menos pecador. Ya no vivimos más sobre la esclavitud al pecado sino que Cristo nos ha liberado.
¿Por qué es importante esto? Porque debemos entender, que en una congregación, no podemos estar juzgando ni señalando. No hay que caer en diferenciar unos de otros. Ni siquiera entre aquellos que son servidores. Todos somos hijos del Señor. Ahora, la misma palabra nos dice que dentro de su iglesia, hay falsos profetas y personas que no son creyentes, sin embargo, a nosotros nos corresponde solamente ser cuidadosos para no ser engañados. No nos corresponde el juzgar y decir: éste va al cielo y éste otro no. ¿Te das cuenta? Así como Jesús explicó que la anciana que dio una sola moneda de ofrenda dio mucho más que aquél que dio una cantidad mucho mayor pues había dado todo lo que tenía, así tenemos que entender que lo que vemos, es solamente la mitad de la historia. Pero solo el Señor conoce los corazones y es a Él a quien le corresponde juzgar.
Por otro lado, es sumamente importante entender lo que significa ser linaje de Abraham y heredero de la promesa. Si parafraseamos diría así: tu ciudadanía ya no es Colombiana, Mexicana o Venezolana. Ahora eres de la descendencia de Abraham y tu ciudadanía está en el cielo junto al Señor. Piénsalo. Medita en esto pues revoluciona el pensamiento. Tu cuerpo es ahora templo del Espíritu Santo. Esto no es fácil de entender, pero tampoco imposible. Te recomiendo que ores y pidas a Dios entendimiento para que puedas darle la dimensión correcta a lo que significa vivir por la fe y ser ahora linaje de Abraham.
Oración
Padre Santo: vengo ante ti para alabarte y agradecerte lo que has hecho por mí. Me has dado una promesa que no merecía y me llamas tu hijo. Te pido perdones mis pecados y no dejes de corregir mi vida. Ayúdame a vivir por fe y no por obras, ayúdame a entender lo increíble que es ser linaje de Abraham y cómo dar testimonio de ello. Te entrego mi vida. Te entrego mis cargas. Te entrego mi corazón para que Tú lo formes de acuerdo a tu voluntad. Gracias Señor por tus bendiciones. En Cristo Jesús oro a Ti. Amén
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