Él (Jesús) recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre, cuando desde la majestuosa gloria que se le dirigió aquella voz que dijo: “Este es mi hijo amado; estoy muy complacido con él”. Nosotros mismos oímos esa voz que vino del cielo cuando estábamos con él en el monte santo.
Desde hace tiempo que están de moda los videos con ejercicios que te ayudarán a bajar de peso. Te dicen que es fácil y que los resultados son rápidos e impresionantes. Pero lo más importante de sus anuncios es el testimonio de los que aparecen. Ver a una persona perder 20, 30 o 60 kilos es sumamente impresionante y sobre todo causa motivación. Las personas de mercadotecnia lo saben y por ello te ponen esos testimonios. Quieren que te identifiques con ellos. Quieren que pienses que tú puedes ser como ellos. Quieren motivarte a comprar su producto y que pienses que te verás tal y como aquellos del comercial.
¿Qué tiene que ver un comercial de pérdida de peso con el pasaje de hoy? Testimonio y experiencia. Son los dos elementos que vemos en el pasaje. Pedro nos dice que presenció la voz de Dios proclamando su complacencia en su Hijo amado. No le contaron lo que sucedió. No imaginó lo que sucedió. ¡Él estaba ahí! Por eso él puede escribir su carta que hoy leemos y decirnos: no les vengo a contar supersticiones ni creencias extrañas, les vengo a compartir lo que yo mismo experimenté y presencié mientras caminé con Jesús. ¡Increíble! Posteriormente, sus palabras iban acompañadas de una congruencia perfecta con sus acciones. Hablaba de Jesús, predicaba su evangelio y se comportaba como un siervo. Por eso Dios lo utiliza. Por esto su ejemplo está en la biblia. Porque decidió dar congruencia a su vida y alineó sus creencias con sus acciones. Creía en Cristo, actuaría como un discípulo de Él. Creía en Jesús, anunciaría su evangelio. Creía en Dios, anunciaría su segunda venida. ¿Lo puedes ver? Mientras tanto, nosotros vivimos como en una especie de limbo. No vamos ni muy allá ni muy acá. Nos quedamos a la mitad. Eso sí, respetamos a todos y queremos que todos nos respeten pero no hacemos nada más. ¡Error! Eso no es lo que Dios quiere de sus seguidores. Dios quiere que vayamos, como lo hizo Pedro, y compartamos a los demás lo que Él ha hecho en nuestras vidas y justamente aquí es donde se crea un parte aguas. Si no tienes nada que compartir que hayas experimentado, si no hay testimonio que respalde tus palabras, quiere decir que no existe la congruencia en tu vida y tus creencias con tus actos están totalmente desconectadas. Si estás en ese punto, te animo a que dejes atrás todo y comiences a caminar hacia el Señor. Seguramente sabes por dónde comenzar y si no, pide a Dios para que te muestre, pero por favor, ya no te quedes parado. Deja esa pasividad. Deja esa incongruencia. Es momento de conectarte con Dios y poder experimentar en carne propia, así Pedro, los milagros que Dios hace en la vida de quienes le reconocen y le siguen. Identifícate con Pedro. Piensa que puedes ser como él. Piensa que puedes ser como Jesús. No tienes que comprar ningún video. No tienes que entrar a un régimen de comida. Tienes que entregar tu corazón y decir: me rindo. No puedo más. No quiero seguir más así. Entonces sí, podrás dejar que el Señor tome las riendas y comience a darle sentido a tu vida. Solo así, vendrá la conexión entre lo que dices creer y lo que haces. Solo así, vendrá el testimonio que podrás compartir con los que te rodean. No dejes pasar el tiempo y toma esa decisión hoy.
Oración
Padre nuestro: Tú estás en los cielos y todo lo puedes. Hoy te pido que me perdones. Hoy me entrego a Ti. Hoy me rindo ante Ti. Ya no quiero seguir igual. Te pido le des sentido a mi vida. Te pido perdón porque mi vida no da un testimonio de un siervo tuyo. Quiero que mis actos hablen del amor que Tú tienes conmigo. Te pido que pueda estar conectado contigo y dejar atrás todo lo que estorba en nuestra comunión. En Cristo Jesús te lo pido. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario