Ya que todo será
destruido de esa manera, ¿no deberán vivir ustedes como Dios manda, siguiendo
una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de
Dios? Ese día los cielos serán
destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán con el calor de las
llamas. Pero según su promesa, esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia.
A lo largo de los
evangelios, vemos a Jesús utilizar parábolas para enseñarnos su camino. Nos habla del amor al dinero; nos habla de
hacer tesoros en el cielo y no en esta tierra; nos habla de ser buenos
administradores de lo que nos da; nos habla de cómo las hojas se marchitan así
como nuestro cuerpo a diferencia del espíritu que es eterno y todo esto, entre
muchas otras más. Si consideramos que
Pedro vivió con Cristo, día a día aprendiendo su mensaje y mejor aun, viendo su
ejemplo, estas palabras toman sentido.
Ya no hay parábola. Ya no hay
mensaje escondido. Es directo. Es abierto.
Este mundo como lo conocemos será destruido. ¿Cuándo?
No lo sabemos. Pero esto nos debe
motivar a buscar las cosas que realmente permanecen: las cosas de Dios. ¿Qué sentido tiene dedicarle todo nuestro
esfuerzo a aquello que dejará de existir?
¿Acaso trabajarías arduamente para construir tu casa sabiendo que caerá
por completo? Lo que Pedro nos dice es: Dios nos ha dicho cómo terminarán las cosas
en este mundo. Serán destruidas. Es tiempo de cambiar y comportarte con una
conducta intachable. Es tiempo de servir
y obedecer al Señor. Deja de perseguir
lo efímero y persigue lo eterno. Deja de
atesorar lo que será destruido e incrementa tu cuenta en el cielo. ¡Entiéndelo!
No tiene sentido seguir buscando donde será destruido. La esperanza de aquellos que creemos en Jesús
es que vendrá nuevamente o seremos llamados antes. ¡Esa es la esperanza! No conseguir pareja. No conseguir un aumento de sueldo o que tu
negocio florezca. Nuestra esperanza no
puede estar en recuperar la salud o no perder a ningún ser querido. Piénsalo.
¡Qué injusto sería Dios si nuestra esperanza fuera no perder la salud y
terminamos con alguna enfermedad terminal!
Pero Dios es justo y además te ama.
Por eso quiere encaminarte en la dirección correcta. ¿Qué estás haciendo? ¿Hacia dónde te estás dirigiendo? ¡Nunca dejes de crecer espiritualmente!
Tal vez has
perdido la esperanza, te sientes solo y sin saber qué hacer. Tal vez estás en la situación opuesta. Independientemente de tu situación, debes
cuestionar tu compromiso y comunión con Dios.
Debes cuestionar hacia dónde te diriges.
Cuestiona tu esperanza. Cuestiona
tus deseos. Cuestiona tus
esfuerzos. Es difícil pero debemos
entender que hay cosas que simplemente no valen lo que nosotros pensamos que
valen. Dios quiere que cambiemos
nuestras prioridades y pongamos las suyas por encima de las nuestras. Él quiere que cambiemos nuestros deseos y
pongamos los suyos. Todo para que
vivamos plenamente y seamos bendecidos.
Como un padre amoroso, quiere evitar nuestro sufrimiento y tenernos
cerca siempre.
Oración
Padre Santo: hoy
quiero comprometerme contigo a vivir como Tú mandas. Entiendo que este mundo se acabará y que debo
poner atención a tus cosas. Transforma mi
mente y mi corazón mi Señor. Te lo pido
en el nombre de Jesús. Amén.
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