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13 ago 2013

2 Pedro 2:6-8


Además, condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos.  Por otra parte, libró al justo Lot, que se hallaba abrumado por la vida desenfrenada de esos perversos, pues este justo, que convivía con ellos y amaba el bien, día tras día sentía que se le despedazaba el alma por las obras inicuas que veía y oía.



A veces pensamos que no tiene sentido tratar de hacer las cosas bien mientras que todos los demás las hacen mal.  Le llamo efecto borrego.  Vemos a la mayoría ir en una dirección y simplemente les seguimos sin cuestionarnos más.  Justificamos el rumbo.  Nos tratamos de convencer que si tanta gente está en lo mismo, no debe estar tan mal.  Error.  La biblia nos dice que debemos ser luz en el mundo.  Nuestra vida debe ser testimonio de la dirección que Dios quiere para nosotros.  No importa que todos vayan en contra, la luz tiene que brillar para que los demás puedan verla.  ¿Sabes?  Algo que he notado con frecuencia es la manera en la que nos gusta escondernos y justificarnos de aquello que hacemos y sabemos que está mal.  Lo que hacemos es juntarnos con aquellos que piensan como nosotros y “aceptan” nuestros pecados.  Como todos hacen lo mismo, entonces no estamos mal.  Si soy una persona que engaña a su pareja, voy a platicar con aquellos que hacen lo mismo.  Si soy una persona que le gusta emborracharse, voy a convivir con aquellos que terminan igual o peor que yo.  Y así, puedes abrir los ojos y darte cuenta en tus propias acciones cómo has querido ocultar tu pecado tratando de pasar desapercibido por estar con muchas personas que hacen lo mismo.  Sodoma y Gomorra vivían en desenfreno.  Prácticamente las ciudades enteras iban en contra de lo que agrada a Dios.  Pero Lot se mantuvo fiel.  Decidió ser luz en medio de tinieblas.  Incluso intercedió por aquellos que le rodeaban y pidió a Dios por misericordia pero prefirieron seguir en su pecado y no voltear a la reconciliación que se les ofrecía.  ¿El resultado?  Sufrieron el juicio de Dios.  Cada persona que rechaza a Cristo durante su vida será llamada a juicio y no habrá forma de que alguien interceda por ella.  Hace poco leí el comentario de una persona sobre la homosexualidad.  Decía algo así: “yo viví con mi esposo antes de casarnos y tuvimos relaciones fuera del matrimonio.  Sé que es algo que la biblia dice que no hagamos.  Yo creo en Dios y sé que me ama.  Yo no soy nadie para juzgar o decir si está mal la homosexualidad.”  cuando lo leí me quedé verdaderamente asombrado de lo que Satanás está haciendo en nuestras mentes.  Sí, no somos nadie para juzgar y solamente le corresponde a Dios hacerlo.  Sin embargo, no quiere decir que aquello que no le agrada de repente ya no le moleste.  A Dios le sigue desagradando las relaciones fuera del matrimonio así como la homosexualidad.  No soy yo el que lo dice ni un invento de alguien más.  La biblia nos muestra qué le agrada y qué no.  Pero Satanás es astuto.  Nos mezcla verdades con mentiras para terminar con un mensaje equivocado.  Esta persona pensaba que por haber pecado y hecho mal, entonces lo que los demás hicieran no estaba mal tampoco.  Se justificaba y justificaba a los demás pensando que por ambos estar mal, de cierta manera los hacía ahora estar bien.  Por extraño y contradictorio que parezca, la gente se cree estas ideas.  Tú y yo debemos estar al pendiente e ir a la biblia para corroborar que lo que hacemos esté en línea con lo que se nos pide.
Sodoma y Gomorra fueron destruidas por el juicio de Dios.  Fueron ejemplo de lo que Dios hace con aquellos que le dan la espalda y prefieren seguir en su camino.  Dios nos pide que salgamos a cada rincón y anunciemos su evangelio para que los corazones se arrepientan y reciban su gracia y misericordia.  Hagamos lo que nos corresponde y dejemos que Dios haga lo que a Él le corresponde.

Oración
Dios y Señor mío: perdóname.  He querido vivir a mi manera.  He querido hacer las cosas como yo quiero y utilizándote cuando es necesario y volteándome cuando no me conviene.  Padre, entiendo que no puedo vivir así.  Entiendo que tu juzgas a los que no te siguen, entiendo que tu aborreces el pecado y no tienes comunión con pecadores.  Te pido perdones mis pecados y pueda ser reconciliado contigo.  No quiero juicio sino misericordia para mi vida.  Ayúdame a seguir tus principios y dejar atrás mi vida pasada.  Ayúdame a entender que debo seguirte aunque los demás vayan en dirección opuesta.  Toma mi vida mi Dios y has conforme a tu voluntad.  En Cristo Jesús.  Amén 

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