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18 nov 2013

1 Juan 4:11-12

Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.  Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.




Juan no está tratando de aburrirnos con tantas repeticiones acerca del amor.  Definitivamente no busca llenar páginas y páginas en su carta.  Al contrario.  Recuerda que en ese entonces, no era fácil tener dónde escribir.  Esto quiere decir  que, el amor, dentro de la vida de un seguidor de Jesús, representa un papel de extrema importancia.  Juan nos está tratando de explicar algo sumamente difícil pero al mismo tiempo de mucha revelación: Dios es amor.  Nosotros permanecemos en Él cuando amamos a nuestro prójimo.  A pesar de que no le hemos visto, podemos imitarle al llevar su amor para con los demás.  El amor es la mejor forma de analizar tu vida espiritual.  Es el parámetro más claro para darte cuenta si tu relación con Dios es fuerte y tu convicción firme.  Te voy a dar unos ejemplos.  Si tengo una enfermedad terminal, podría pensar que yo soy quien necesita recibir amor o que por la situación que estoy atravesando no debo entregarme a los demás.  Si perdí a un ser querido, puedo pensar que el momento de amar a mi prójimo puede ser después porque hoy me encuentro sumamente triste y sin fuerzas.  Si alguien te lastima, tu mente inmediatamente te dice que dejes de querer a esa persona para protegerte y no volver a salir lastimado.  Pon atención.  En estos casos, y en cualquier otra situación similar, debes entender que hay dos formas para tomar decisiones.  La primera es la carnal.  Aquella a la que tal vez estás acostumbrado a seguir.  Es lo que se “siente” bien.  Es lo que te da cierta “seguridad”.  Es lo que la mayoría piensa que debes hacer.  La segunda es la espiritual.  Por el contrario a la primera, pocas personas entienden lo que estás haciendo.  Al principio, no se siente “bien” sino parece que estás haciendo lo incorrecto.  Finalmente la seguridad es inexistente.  ¿Cómo romper con todos estos contras mientras se quiere tomar una decisión espiritual?  Mediante la fe en la esencia misma de Dios: Amor.  ¡Por eso Juan hace tanto énfasis en el amor!  Dios es amor.  Dios te ama.  Dios quiere llenarte de bendiciones.  Dios quiere lo mejor para ti.  Es a través de la comprensión y aprehensión a este principio que puedes realizar la transición entre las decisiones carnales y las espirituales.  Si abrazas ese amor de Dios y te aferras a él, podrás confiar en que la falta de “seguridad” que tienes, se desvanecerá pues Dios tiene cuidado de ti.  El sentimiento de estar haciendo lo incorrecto se lo llevará la convicción de que obedecer a Jehová es el mejor camino sin importar lo que otras personas piensen.  Ahora, con respecto a los ejemplos que escribí y cómo demuestran tu nivel de entrega y compromiso.  Cuando uno entiende que Dios dejó de ser Dios y se hizo hombre por amor a nosotros.  Cuando entendemos que Cristo escogió ser crucificado y sufrir por amor a nosotros.  Podemos entender que el amor significa morir a uno mismo.  El amor significa dejar de pensar en mi y pensar en mi prójimo.  Ahora, pienso en mi prójimo no porque haya hecho algo sino porque entiendo que así me amó Dios.  Sin merecerlo.  Sin haber hecho nada.  Así me amó y me ama el Señor.  Lo único que hago es imitar ese amor dejando de pensar en mí.  Dejando de lamentarme.  Dejando atrás la costumbre de que mi orgullo tome las decisiones.  Dejando de escuchar consejos de quienes no conocen al Señor.  ¿Lo puedes entender?  Es entrega.  Es aprender a morir a uno mismo para que Jehová reine en todo lo que hacemos.  ¿Cuánto del amor de Dios mora en ti?  ¿Cuánto de ese amor lo llevas a tu prójimo?  Nunca es demasiado tarde para empezar a hacer lo correcto.

Oración

Señor y Padre: es difícil entender tanto amor.  Es difícil amar cuando me lastiman.  Es difícil amar y saber que no les interesa mi amor.  Es difícil entregarse a los demás y no esperar nada a cambio.  Padre, ayúdame a amar a mi prójimo con tu amor.  Ayúdame a pensar primero en ti y en servirte y en amar y luego en mí y lo que a mí me hace “falta”.  Hoy entiendo que debo servirte y que haciéndolo mi vida será bendecida.  Señor, dame la fuerza para salir de mi zona de confort y poder tomar ese paso de fe para entregarme a ti.  Ayúdame a obedecerte sin restricción y que tu amor se manifieste en mi vida todos los días.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Amén 🙏🏻🙏🏻. Hermosa el modelo de oración 🙏🏻 gracias señor por lo bueno y Hermoso que eres , bendicen a cada persona que leea está oración

Anónimo dijo...

Que bonita reflexión y bella oración.

Un Tiempo con Dios dijo...

Gracias por sus comentarios.
No duden en compartirlo y que Dios los bendiga.