Ustedes,
queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que
está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan desde el
punto de vista del mundo, y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce
a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la
verdad y el espíritu del engaño.
Existe
la idea de una batalla entre el bien y el mal.
Hay películas, novelas y demás historias que utilizan estas “fuerzas”
para combatir entre ellas. Incluso,
toman ejemplos bíblicos como la batalla del Armagedón para hacernos pensar que
realmente Dios y Satanás están jalando la cuerda con la misma fuerza y
cualquiera de los dos puede ganar. La
verdad es muy distante a estas historias.
Dios, en su soberanía, no tendrá siquiera que esforzarse para aprehender
a Satanás y frenar a los ángeles caídos.
No existe tal “jaloneo” entre uno y otro. De hecho, en el libro de Job, podemos ver
cómo es la relación entre Dios y Satanás.
El segundo tiene que pedir permiso para realizar cualquier cosa. Así que, no te confundas con la capacidad que
tiene Dios. no dejes que la cultura
limite en tu mente y en tu corazón lo grande y poderoso que es el Señor. No hay absolutamente nada ni nadie por encima
de Él. No hay nada que no pueda hacer y
la misma muerte obedece sus mandamientos.
¡Ese es el Dios de la biblia!
¡Ese es el Dios del que te comparto!
Juan
nos da información sumamente importante: el mundo escucha lo que es del mundo y
habla desde su punto de vista. Por el
contrario, los que somos de Dios, escuchamos las cosas de Dios y hablamos
conforme al Espíritu. Para poder
distinguir a los falsos profetas y en general a todo aquello que está en contra
de Dios, debemos estar en sintonía con lo que es de Él. Lee la biblia. Lee libros que te ayuden a entender la
voluntad de Dios. Comprométete con el
Señor. De lo contrario, ¿cómo esperas
discernir entre Dios y el mundo si no conoces de Él? Cuando Juan nos dice que hemos vencido a los
falsos profetas, explica la causa para esa victoria: porque Dios está en
nosotros.
¿Sabes? No puedes estar jugando con Dios. No puedes estar un día y al siguiente
no. Dios no soporta a los inconstantes. Leíste bien.
Él quiere hijos comprometidos. Él
quiere siervos que entreguen su vida y quieran obedecerle en todo. No quiere ser el último recurso cuando toda
tu vida se ha derrumbado. No quiere ser
el “hacedor de milagros” cada vez que te encuentras en problemas. No. Él
quiere ser el Señor de tu vida en todo momento.
Como dije al principio, no existe la batalla entre el bien y el
mal. Lo que sí existe es la batalla
entre tu orgullo, tus celos, tus rencores, tus odios, tus amarguras y todo
aquello que no quieres soltar y la voluntad de Dios. ¡Esa es la verdadera batalla! Juan nos dice lo que sucede cuando
permanecemos en Él. Ahora te corresponde
decidir de qué lado estás. ¿Quieres ser
engañado por el mundo y seguir cualquier corriente o quieres obedecer al que ha
vencido al mundo?
Oración
Padre:
te pido perdón por mis pecados. Te pido
perdón por mi falta de entrega y querer vivir dos vidas al mismo tiempo. No más.
Hoy me entrego a ti. Te pido tomes
el trono de mi vida y seas Tú quien dirija de ahora en adelante. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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