Y
nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor.
El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre
nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque
en este mundo hemos vivido como vivió Jesús.
En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el
temor. El que teme espera el castigo,
así que no ha sido perfeccionado en el amor.
Como
humanos, tenemos una necesidad de pertenecer a algo y ser aceptados. Tenemos una dependencia y necesidad de
aceptación del tamaño de Dios. Cuando la
tratamos de sustituir con otras cosas, simplemente nos llenamos de temor como
dice el pasaje pues nunca nos sentiremos plenos y nos quedará la duda de estar
haciendo lo correcto. Tal vez no te has
percatado y pienses que tú no necesitas de nada. Tal vez piensas que Dios no existe. Tal vez te consideras una persona que va en
contra de lo que los demás piensan. Pero
te puedo asegurar, que incluso tú, buscas personas que sean como tú y tratas de
pertenecer y ser aceptado. Aquellos que
creemos en Jesús, le pertenecemos y hemos sido aceptados por Él. Buscamos imitarle. Buscamos que transforme nuestro corazón y
nuestra mente. Sabemos que nos ama. Sabemos hacia dónde nos lleva y lo que sigue
después de esta vida. Sabemos que habrá
juicio pero que Jesús será nuestro abogado.
En Él no tenemos temor. Esto me
hace pensar, que todos aquellos que están fuera de Él, viven en temor. Entonces debemos cuestionarnos, ¿qué estamos
haciendo para que esa gente no siga viviendo así? ¿Acaso está bien quedarnos en nuestra esquina
sanos y salvos mientras los demás viven con miedo? ¿Acaso está bien vivir para nosotros mientras
los demás se van a una eternidad sin Dios?
El pasaje parece enfocarse en aquellos que no tienen a Dios y el temor
con el que viven. Pero al leer estas
palabras, lo primero que viene a mi mente es la gran necesidad que existe de
Dios y nuestra responsabilidad de obedecer el mandamiento de Jesús de ir y
hacer discípulos. Es un mandamiento
compartido. No es un mandamiento para
los que conocen la biblia entera y de memoria.
Tampoco es para aquellos que han tomado muchos estudios bíblicos o son
predicadores. ¡Tú debes ir y compartir
el evangelio! Las palabras de Juan deben
quedarse en tu corazón y motivarte a salir y hablar del Señor. Es increíble estar confiados en Él y saber
que nos ama, pero debemos también vivir como Jesús. Por esta razón debemos aprender a
desprendernos de nosotros mismos y vivir para servirle. Debemos apartarnos de nuestro orgullo y
aprender a “lavar los pies” de los demás.
La mayoría conoce el dicho de “es mejor dar que recibir” pero muy pocos
lo ponen por práctica. Esta es la forma
en la que vivió Jesús y tú debes imitar.
Da. Da todo lo que tienes pues
todo lo has recibido por gracia del Señor.
Deja de pensar en ti. Deja de
pensar en que tú necesitas. ¿Acaso Dios
no llena tu vida? ¿Acaso Dios no puede
poner perdón en tu corazón? ¿No puede
sanar tus heridas y llenarte de su consuelo?
No podemos quedarnos con ese amor sin compartirlo. No es como Jesús vivió y no es como nos pide
que vivamos. Él nos da todo y al mismo
tiempo quiere utilizarte para que vayas y anuncies su reconciliación.
Oración
Padre:
perdona que no deje de pensar en mi, en mi situación, en mis problemas y en
todo aquello que me hace no pensar en mi prójimo. Hoy te pido que llenes mi vida de Ti y pueda
salir y compartir tu nombre. Hoy te pido
que deje de pensar en mí y vea el gran amor que me has dado. Hoy te pido deje de pensar en mí y pueda
vivir agradecido con lo que hoy tengo. Gracias
Señor por guiar mi vida. En Cristo
Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario